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Regístrate y accede a la revistaConversamos con María José Butazzoni del jardín Ombú en Vitacura, con Francisca del Valle y Cora Troncoso del colegio Cree en Cerro Navia y les preguntamos por claves para educar a los niños hoy. Ellas coinciden en la importancia de que “el niño construya su propio aprendizaje y el profesor sea un andamiaje para que el niño logre hacerlo”.
“Planteé este jardín siempre basado en el juego, basado en las experiencias de los niños, basado en que el interés de los niños tiene que dar la pauta para lo que nosotros enseñamos y no nosotros imponerles contenido porque sí. Los niños aprenden solos y de la mejor manera que es jugando. A mucha gente le cuesta el concepto y nos dicen ‘cómo no les van a enseñar las letras’, sí lo hacemos igual, pero se hace todo a través del juego y del interés. Si a ti te interesa algo, ese aprendizaje es mucho más significativo que si te lo imponen. A los niños se les despierta la curiosidad por algo y ahí entran las educadoras, a darte una actividad basada en ese interés”, recalca María José Butazzoni, creadora del jardín infantil Ombú.
Más de cinco años tiene ese establecimiento, ubicado en Vitacura. Lo creó María José con su socia Fernanda Menjíbar, después de haber vivido en Estados Unidos y de haber encontrado que en Chile hacía falta un lugar de juego abierto, donde los papás se pudieran quedar. Un jardín estético, armónico, de materiales nobles y colores pastel, acogedor y distinto al “típico jardín amarillo, rojo y verde con una cuncuna”, como señala María José.
Para la directora de Ombú, invertir en la etapa de la infancia tiene un retorno de todo tipo, además de económico, también en tiempo, en diálogo: “Si tú inviertes en la primera infancia, en conversar con tu hijo, se te va a devolver que en la adolescencia ese hijo te hable, te cuente, confíe en ti, se atreva a contarte el peor de sus miedos porque ha habido un camino en esa relación, si uno no pescó a los niños en esta época y a los 14 les pides que te cuenten, te van a decir ‘quién eres tú, sal de acá’ ”.
“Más que tanto conocimiento duro y aprendizajes, es fundamental entregarles a los niños de ahora, herramientas y habilidades socioemocionales, eso es lo básico. Niños empáticos, que estén viendo siempre al otro”.
¿Y cómo lograr esa empatía y habilidades? “Hay montones de maneras de hacer juegos en los que vas desarrollando habilidades socioemocionales. Hay cuentos que hablan de emociones, uno puede crear instancias para conversar. Acá lo hacemos todo el tiempo, si un niño le pega a otro nos enfocamos en el sentimiento, no en el dolor del golpe, sino que les decimos: ¿cómo crees que se sintió, te gustaría que te hicieran lo mismo?” relata María José.
La clave son las educadoras y el ambiente que se les prepara. En Ombú trabajan educadoras jóvenes, “vienen con todas las ganas, recién salidas de la universidad y también está el ambiente que uno les prepara, acá las dejamos jugar, soñar, y se saca lo mejor de ellas. Si uno las cuadra mucho, no saca nada de su creatividad. Si uno les da espacio para la creatividad, empiezan a aparecer cosas espectaculares, las documentaciones que les llegan a los papás todas las semanas, es a otro nivel, es todo llevado a la práctica en 3D”, enfatiza la fundadora de Ombú.
Al otro lado de Santiago, en Cerro Navia, nace, hace dos años, el colegio Cree. “Surge por la necesidad de tener un buen colegio en los sectores vulnerables donde no siempre hay oportunidades. Sus creadores (Juan Paulo Sánchez, Tomas Rivadeneira, Maximiliano Ortúzar y Facundo Díaz) se dan cuenta de que, en cierta forma, el sistema les miente a los niños ya que hay estudiantes que en cuarto medio tienen promedio 6 o 7 y dan la PSU y no les va bien. Entonces, los fundadores deciden hacer algo para disminuir esa brecha”, cuenta Cora Troncoso, coordinadora de Preescolar.
“Cómo educar hoy tiene que ver mucho con que el niño construya su propio aprendizaje y el profesor sea un andamiaje para que el niño logre hacerlo. Eso es lo que intentamos acá con este currículo donde el profesor entrega cierta información, pero es el niño el que llega a las principales reflexiones”, afirma Francisca del Valle, coordinadora de Tutores.
En el nivel preescolar del colegio Cree utilizan un currículum llamado OWL (Opening the World of Learning), que se usa en Estados Unidos. “Lo más potente del OWL es el tema del vocabulario. Si un niño tiene un lenguaje muy reducido, tiene dificultades para expresar sus pensamientos; evidentemente, eso va a afectar su aprendizaje en el futuro. Entonces, nos enfocamos en la primera infancia en potenciar muchísimo el vocabulario, así el niño tiene un plus para seguir avanzando en su educación”, enfatiza Cora.
“Utilizando este programa, cada unidad incorpora 160 palabras nuevas, y estas se desarrollan en todas las asignaturas. Se trabajan ciertas palabras de vocabulario que se presentan en el círculo del lenguaje, con una tarjeta, una imagen y se explica lo que es, con una oración. Y después esa palabra va saliendo, ya sea en el cuento o en la actividad de ciencias u otras asignaturas. Así, si el niño escucha muchas veces en el día la misma palabra, va a empezar a incorporarla en su vocabulario”, concluye la coordinadora de preescolar.
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