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Regístrate y accede a la revistaEn Chile aún no hay una regulación respecto al uso del celular en el interior de la sala de clases. Es por esto que cada establecimiento educacional tiene la facultad de tomar sus propias medidas, las cuales deben incluirse en el reglamento de convivencia escolar. Estas son algunas opciones.
Francisca Bitrán tiene 17 años, va al Maimónides School, está en cuarto medio y como varios de sus compañeros, lleva su celular al colegio. El problema: su establecimiento escolar prohíbe el uso de teléfonos en todo momento, ya sea en la sala de clases como en el recreo. Y fue ahí cuando sucedió: a comienzos del año escolar Francisca estaba en recreo junto a dos de sus amigos escuchando una nota de voz; sin embargo, no se percató de la presencia de un profesor, por lo cual le requisaron el celular durante una semana.
Igal Meirovich, director del Maimónides School, indica que está comunicado tanto en el reglamento como en distintas instancias con los alumnos y con los apoderados, que el uso del celular está prohibido en todo el colegio y si el alumno lo usa, el teléfono se requisa. En primera instancia es por tres días, una segunda vez por una semana y si existe una tercera ocasión, el teléfono se quita por un semestre completo. “Lo interesante es que a la segunda vez los mismos alumnos deciden venir a dejar los celulares. La idea es llegar a eso, crear una especie de lugar donde los alumnos depositen sus teléfonos antes de entrar a clases”, señala el director.
Las razones de esta medida son varias. En primer lugar, están los contenidos que ofrece internet, que podrían no estar de acuerdo a al edad de los alumnos. Además, Meirovich hace hincapié en lo dañino que es el celular para desarrollar el área social de los estudiantes. “Estamos convencidos de que el colegio es una instancia no solo para desarrollar habilidades académicas, sino también sociales, y pensamos que el uso de aparatos electrónicos en general va en contra de eso”, menciona.
Claudio de Calisto, inspector general de la Escuela Gabriela de Puente Alto, no está de acuerdo con Meirovich. En dicho establecimiento, el uso del celular no está prohibido. Incluso a veces es usado al interior del aula para fines pedagógicos. Sin embargo, el inspector cuenta que han tratado de implementar estrategias como dejar los celulares en una caja antes de comenzar la clase, aunque advierte que esto se debió en gran parte a frecuentes pérdidas de los dispositivos. “Existía un ambiente de incertidumbre ante lo correcto e incorrecto frente al reglamento interno, sobre todo para los estudiantes que escondían los dispositivos ante los llamados de atención bajo una mala utilización, además de robos y extravíos”, señala el inspector.
Otra razón: “Una alumna había dejado su celular en la sala y lo encontró roto, todo trizado, nadie quiso asumir la responsabilidad, por lo que finalmente terminó pagando todo el curso”, dice Tamara Schonberger, psicóloga y encargada de convivencia del colegio Familia de Nazareth. Ese fue el motivo por el cual el establecimiento tomó la decisión de prohibir el ingreso de celulares. Si un educando es sorprendido con un dispositivo, este es requisado, debiendo ir su apoderado a buscarlo.
Algunos padres de familia respecto de las medidas adoptadas, podrían enojarse con el establecimiento si les requisan el celular a sus hijos, ya que este puede ser de utilidad en el hogar, y otros apoyan la medida. “Los papás están felices, ‘por favor, quítaselo un año’, me dicen. Es clarísimo que los papás ven en el teléfono una amenaza y los sobrepasa, entonces el hecho de que el malo de la película sea el colegio, para ellos es ideal”, menciona Meirovich.
Por su parte, Schonberger señala que los apoderados apoyan que el establecimiento les quite el celular a sus hijos porque ellos tienen el mismo problema en la casa. “Ellos se quejan mucho de que están todo el día con el celular, que no ayudan en la casa y que no hacen las tareas. Estamos en una misma línea con los padres”, dice Schonberger.
Claudio de Calisto dice que en la Escuela Gabriela, las autoridades se han preocupado de proporcionarles a los alumnos todas las herramientas tecnológicas que necesitan para que así ellos no tengan que llevar dispositivos como notebooks o ipads al colegio. Esto, según señala el inspector, es con el fin de evitar robos y extravíos.
A su vez, cada uno de los estudiantes de séptimo básico del Maimonides School solían contar con un computador. Sin embargo, este año el colegio decidió dar un paso atrás y volver al uso de cuadernos tradicionales. “Nos dimos cuenta de que no existía una cultura digital para poder hacer frente al desafío de ocupar tal herramienta de forma eficiente. Se comenzó a atrofiar la ortografía y la capacidad de redacción de los alumnos. Vimos un retroceso académico, por lo que el colegio decidió volver al cuaderno”, dice Meirovich. Luego de esto, el establecimiento decidió hacer una gran inversión en una biblioteca de muy alta calidad con las más recientes ediciones.
Por su parte, los alumnos del colegio Familia de Nazareth solamente llevan celulares y tabletas al establecimiento, por lo cual este no ha tenido la necesidad de implementar una medida para evitar el uso de dispositivos fuera de los antes mencionados. Inclusive, el colegio cuenta con una sala con wifi a la que apenas suena la campana que indica que la clase ha terminado, los alumnos corren para conectarse con su teléfono o tableta.
En Chile no existe ninguna medida oficial sobre el uso del celular al interior de la sala de clases, por lo que cada alumno debe guiarse según el reglamento del establecimiento.
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