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Regístrate y accede a la revistaExperiencias en el extranjero y campañas concretas en nuestro país dan cuenta de la importancia de la asistencia a clases, tanto para el rendimiento académico como para la convivencia de los alumnos.
Tanto en Chile como en el exterior ocuparse de la asistencia de los alumnos a clases es un tema prioritario, particularmente porque, según las últimas investigaciones, ella está dentro de los factores relacionados con el rendimiento académico de los alumnos, en los primeros ciclos, pero también en los niveles superiores. No solo eso: el ausentismo es uno de los antecedentes de la deserción, la que se sufre especialmente en la enseñanza media y todavía más en los establecimientos técnico-profesionales. Además, afecta al 12% de los quintiles más pobres y solo al 1,6 de los más aventajados.
Por ello es que en los colegios de Belén Educa se implementó el programa “Súper Asistencia” en el cual un superhéroe se encarga de promover que los alumnos vayan a clases. “Normalmente era un estudiante de enseñanza media o un funcionario del colegio el que le daba vida a este personaje, lo que también ayudó a consolidar el relato transversalmente”, cuenta Marianela Cisternas, directora de Comunicaciones de la Fundación.
Según Edison Cornejo, coordinador académico del Colegio Niño Dios de Malloco, perteneciente a la RED de la Fundación Irarrázaval, “desde el plano cognitivo es fundamental que cada estudiante pueda tener acceso a toda la cobertura curricular en la medida de lo posible y para ello es necesario que asista siempre a clases para desarrollarse desde el aprendizaje, debido a que las bases curriculares y programas de estudios poseen un hilo conductor para el crecimiento de manera evolutiva”.
«En términos concretos, si un estudiante falta un solo día a clases, ya pierde 12 módulos, es decir, 9 horas de aprendizaje. En conclusión, si falta un día cada mes del año, pierde 120 módulos o 90 horas de aprendizaje, y eso es demasiado».
Marianela Cisternas / directora de Comunicaciones de Belén Educa
Asimismo, advierte Cornejo, que la frecuencia en la escuela otorga el beneficio de recibir un gran desarrollo en el aspecto formativo, el que va apoyando al cognitivo, fortaleciendo el camino desde la disciplina y el desarrollo de valores, lo cual, en conjunto con el ámbito de la convivencia escolar, y de manera colaborativa, entrega como resultado “una educación integral que es el propósito inserto en la visión de nuestro proyecto educativo institucional”.
La asistencia se relaciona directamente con el aprendizaje de los estudiantes, así también como con la convivencia con sus compañeros y las experiencias que se generan en el día a día en la sala de clases y en el colegio. “En términos concretos, si un estudiante falta un solo día a clases, ya pierde 12 módulos, es decir, 9 horas de aprendizaje. En conclusión, si falta un día cada mes del año, pierde 120 módulos o 90 horas de aprendizaje, y eso es demasiado”, señalan desde Belén Educa.
En esa línea, cada establecimiento de Belén Educa desarrolló la campaña de manera creativa, una vez que se les ayudó con la estrategia. Por ejemplo, los distintos cursos del colegio José María Caro, de La Pintana, se tomaban una selfie en su sala, bajo el reloj que se les entregó y junto a su profesor jefe, a primera hora de la mañana. “Esas fotos nosotros las subíamos a redes sociales para reconocer a los cursos con 100% de asistencia y todos, papás incluidos, se sentían muy felices de ese logro diario”, señala Cisternas.
Los protagonistas en la ejecución de esta campaña –es decir, los que en realidad se llevan el trabajo diario– son los equipos directivos, que están muy comprometidos con el aprendizaje de los alumnos y para los cuales la asistencia es un tema muy relevante. “Logramos un cambio de conducta, a través del impacto de un nuevo relato, que trabajamos constantemente a partir de diferentes actividades y que caló en los alumnos, sus familias y en el colegio. En 2017 logramos un nivel de asistencia a nivel fundacional de 93,2%, lo que es un logro histórico para nuestros colegios. También podemos afirmar que tres colegios subieron la tasa de asistencia el mismo mes en que se lanzó la campaña y también tres alcanzaron meses con porcentajes superiores a 94% tras la campaña”, indica Marianela Cisternas.
«Los profesores son los actores principales en este proceso, ya que son los profesionales que poseen el dominio de la educación formal y formativa, siendo los primeros en tener la responsabilidad de motivar y orientar a los alumnos».
Edison Cornejo / coordinador académico del Colegio Niño Dios de Malloco
Así también, Teresita Janssens, directora del Colegio San José de Lampa de la Fundación Astoreca, cuenta que en su establecimiento han buscado distintas alternativas para lograr disminuir el ausentismo y asegura que lo más efectivo “es realizar un trabajo muy intencional con cada uno de nuestros alumnos; sobre todo con aquellos que presentan inasistencias crónicas, es decir, tienen menos de un 90% de asistencia mensual. Salvo excepciones, los alumnos faltan al colegio por motivaciones pocos fundadas y por razones prácticas que como colegio podemos resolver la mayoría de las veces”.
“Es fundamental lograr un trabajo y una relación muy cercana con las familias para poder tener con ellas un profundo diálogo que permita que los apoderados comprendan lo fundamental que es que sus hijos no falten al colegio” porque, subraya Teresita Janssens, se trata de un establecimiento de 1.150 alumnos, con un 83% de alumnos prioritarios.
Aunque en el Colegio San José de Lampa cuentan con un 93% de asistencia –lo que en comparación con los particulares subvencionados es bastante bueno–, indican que “mirado desde la perspectiva de objetivos de aprendizaje que tenemos con nuestros niños, hay aún un desafío muy grande. Ese 7% de inasistencia significa mucho tiempo al año en el que los niños dejan de tener experiencias de aprendizajes fundamentales para su desarrollo general”.
«Un alumno que tiene asistencia del 100% es más probable que logre los objetivos de aprendizaje planteados para él. También nos aseguramos de que cuente con la protección y el cuidado que necesita, además de una alimentación saludable al menos tres veces al día».
Teresita Janssens / directora del Colegio San José de Lampa de la Fundación Astoreca
Asegura la directora del establecimiento que la asistencia a clases posee efectos, sin duda, muy positivos. “Un alumno que tiene asistencia del 100% es muchísimo más probable que logre los objetivos de aprendizaje planteados para él. Junto con eso, nos aseguramos de que ese niño cuenta durante la jornada escolar con la protección y el cuidado que necesita, además de una alimentación saludable al menos tres veces al día”.
En Belén Educa realizaron una investigación sobre las razones de por qué los alumnos faltaban a clases. “Nos encontramos con familias muy distintas a las que se creía que había. Eran hogares donde las mamás no querían que sus hijos se enfrentaran al frío y a la lluvia, ya que eso podía significar no poder ir al trabajo. Por otro lado, creíamos que los niños no tenían ninguna incidencia en la decisión de ir al colegio, pero nos asombramos: una situación muy común era que los niños apelaban a que les dolía la ‘guatita’ y, a pesar de que la mamá sabía que no era una molestia real, les permitían quedarse en casa. Esto nos decía que, si el niño efectivamente tenía ganas de ir al colegio y se sentía motivado, no tenía la necesidad de tomar parte en esta dinámica viciada, que es inventar un dolor. En consecuencia, concluimos que los niños tienen mucha incidencia en la decisión de si van o no a clases y son capaces de mover la asistencia de un establecimiento”, dice Marianela Cisternas.
Por ello es que en los establecimientos de la Fundación Astoreca promueven, desde que los niños son pequeños, que se aproveche el tiempo. “De este modo los alumnos son conscientes desde preescolar de que no es conveniente dejar de asistir al colegio ya que eso solo implica un perjuicio para ellos mismos y la disminución de las experiencias de aprendizaje significativas, no solo en la sala de clases sino también en los recreos y distintas actividades que se realizan en el colegio”, dice Teresita Janssens.
Los profesores tienen un rol fundamental en ese desafío. “Son ellos los que están en la sala de clases día a día con nuestros alumnos y conocen de cerca sus dificultades y desafíos. Son los responsables de lograr gestión de aula y rigor académicos apropiados y necesarios para que cada uno de los alumnos pueda sacar lo mejor de sí, motivarse con el aprendizaje y comprometerse con el mundo que le tocó vivir”, explica la directora del San José de Lampa.
Explica Marianela Cisternas que para motivar este cambio de actitud y, por lo tanto, de conducta, “dentro de la primera versión de esta campaña, en 2014, se creó un plan de incentivos para los niños que lograran un 100% de asistencia. Armamos una escalera de recompensas, que iban desde timbrar las manos, stickers, chapitas, credenciales, medallas y diplomas”.
Es necesario destacar que no solo se premia a quien tiene asistencia total, sino también a quien avanza, pues son ellos quienes no iban y comienzan a ir. En otras palabras, son ellos quienes mueven este porcentaje. “En los colegios de Belén Educa, a diferencia de otros establecimientos donde la asistencia se mide semestralmente, la escala de incentivos busca el reconocimiento en el corto plazo, es decir, es diario, semanal y mensual”, explica Cisternas.
Agrega Edison Cornejo que a los alumnos se les debe hacer partícipes de todas las actividades del establecimiento para que desarrollen el sentido de pertenencia hacia el colegio, “donde ellos sientan que somos una gran familia y puedan crecer no sólo en el aspecto pedagógico sino también en las áreas artística y deportiva, a través de los talleres de coro, danza, banda musical, selecciones de fútbol, básquetbol, vóleibol y balonmano, tanto masculino como femenino, ramas donde nuestra institución ha obtenido excelentes resultados en esta década en los campeonatos interescolares comunales, provinciales y regionales”.
En ese aspecto, es relevante el rol de las familias de nuestros alumnos, añade el coordinador académico. “Destacamos la importancia que se les da a las reuniones de apoderados con temas de orientación familiar y la incorporación del programa Escuela de la Familia que acerca a los padres con la comunidad educativa, creando conciencia de la importancia que tiene el asistir a clases en el proceso escolar de sus hijos”.
En el proceso de aprendizaje los docentes tienen un rol muy importante y también dentro de la campaña. “Ellos son promotores clave dentro de este relato que necesitábamos cambiar para modificar la actitud de los alumnos y de sus familias; por lo tanto, los profesores nos facilitan el cumplimiento de los objetivos. No hay que olvidar que son ejemplo de asistencia y puntualidad. Son mediadores entre la campaña y los estudiantes, a través de la realización de actividades, explicación y aplicación de los materiales, así como de mantener el tema como prioridad. Ellos logran que los estudiantes entiendan el mensaje, logren sentido de pertinencia y puedan aplicar lo aprendido en su vida diaria”, explica Marianela Cisternas.
Se trata de una modalidad cuya finalidad es que los estudiantes realicen dos años de estudios en uno. Conversamos con Cristián Piñeiro, director del Instituto Tabancura, sede Vitacura.
—¿Cuál es el perfil de los alumnos que ingresan a la institución?
—Son personas que han tenido algún tipo de dificultad en su historia escolar. Desde un embarazo adolescente, a problemas de aprendizaje. Tienen algunos años perdidos por repitencias; por lo tanto, su objetivo es terminar en el corto plazo la enseñanza media.
—¿Por qué se da el fenómeno de la deserción en Chile?
—El sistema escolar tradicional es demasiado rígido. La tradición ejerce una presión que algunos alumnos no son capaces de soportar o, simplemente, de manera consciente y reflexionada, no quieren aceptar.
Por otro lado, el exitismo de las instituciones educativas en el día de hoy provoca estrés. Desde los primeros años, con la exigencia de aprender a leer y escribir, ojalá en kínder, luego la formación o instrucción que se les realiza a los niños con el objetivo de lograr un buen desempeño escolar institucional con las diversas pruebas que miden el desempeño académico; por ejemplo, Simce y PSU. Esta realidad no considera a los alumnos que tienen capacidades distintas, o dificultades de aprendizaje. Se trabaja y avanza con los alumnos que tienen mejor desempeño, porque son ellos los que les aseguran un mejor ranking. Los otros estudiantes acumulan vacíos académicos que no son resueltos en el colegio y que terminan en repitencias de cursos.
Otra razón de la deserción escolar tiene relación con enfermedades de diferente naturaleza que les impiden asistir a clases en forma regular. Una fractura, depresión, trastorno del sueño, entre otras.
También se cuentan alumnos extranjeros o chilenos que han vivido en otros países y que necesitan regularizar su situación académica.
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