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Regístrate y accede a la revistaSe acerca la llegada del Papa a nuestro país y el área de voluntariado de la Comisión Nacional Visita Papa Francisco está en pleno trabajo. Aunque sus miembros han tenido poco tiempo, los resultados han sido positivos en cuanto al número y organización de los miles de voluntarios que trabajarán por esta fiesta para la comunidad cristiana.
Hace dos años y medio se realizó “La Alegría de ser Católicos”, una marcha en Santiago que tenía como lema “Francisco, te queremos en Chile”. Hoy, el lema es “Mi Paz les Doy”, pero esta vez corresponde a un mensaje que el Sumo Pontífice viene a dar a los chilenos y chilenas el próximo mes de enero.
Ronald Bown y Pilar Peñafiel fueron parte de la organización de esa marcha y hoy lo son del grupo que está trabajando para la visita del Santo Padre. Ronald es director del Área de Voluntariado, se dedica día a día a esto, asiste semanalmente a los Consejos de Dirección de la comisión, además de seguir con su trabajo como subdirector y profesor del Colegio Tabancura.
Por su parte, Pilar es la encargada del área de administración de la Comisión de Voluntariado (junto a Elisa Undurraga), y para ello dejó por un tiempo su trabajo de profesora en el Colegio Los Andes.
El área de voluntariado, dependiente de la Comisión Visita del Papa Francisco, conlleva muchas tareas, como buscar, motivar, preparar y organizar voluntarios en las distintas actividades que tendrá el Sumo Pontífice.
El trabajo de administración de esta área comenzó con una planificación estratégica. Se designaron cinco “embajadas”, en relación a cinco instituciones que aportarían voluntarios, con las que, primero, se hizo un trabajo de contacto y explicación sobre las tareas por hacer. La Iglesia y los colegios son dos de esas embajadas, ambas divididas en siete zonas, cada una con un jefe, un subjefe y un jefe o coordinador por colegio o parroquia. Otra embajada son los movimientos, cada uno de ellos con un coordinador general y otro bajo este por cada 40 voluntarios. Las diócesis colindantes con Santiago son otra embajada, las que tienen su representante y el mismo orden anterior. Finalmente, está la educación superior, con las universidades que quisieron adaptarse a este sistema. “Son 500 coordinadores que representan a más de 350 instituciones. Ellos han sido los verdaderos protagonistas de este proceso porque han motivado y capacitado en lo espiritual y en lo logístico a nuestros miles de voluntarios”, enfatiza Bown.
—¿Cómo ha sido la respuesta ante el llamado a servir para este acontecimiento, especialmente en los jóvenes?
—Ronald (R): De manera increíble. Al día siguiente de haber lanzado el sistema de inscripciones, ya eran más de 2.500 los voluntarios inscritos en www.franciscoenchile.cl. Impacta cómo todos quieren ayudar; desde el ofrecimiento del Movistar Arena para realizar allí nuestra Misa de envío del 13 de enero, a miles de otros ofrecimientos más pequeños y sencillos.
—Pilar (P): Los jóvenes están ávidos de ponerse al servicio, un servicio que de verdad es desinteresado, porque ciertas veces este voluntariado va a significar incluso renunciar a ver al Papa. Hemos tenido que hacer un trabajo estratégico de orden, de planificación para llegar a cada una de las cabezas de cada embajada, para que ellos motiven a los voluntarios. Pero, como digo, ha habido una gran recepción de parte de los voluntarios.
—¿Cuáles son los desafíos de sus respectivos roles?
—P: Este trabajo completo es desafiante, porque en muy poco tiempo hemos tenido que montar un trabajo express. El desafío más grande es querer llegar al alma de los chilenos para poder transmitir el mensaje de Cristo y llegar a muchos lugares donde ha habido pérdida de esperanza, pérdida de fe, gente que ya no tiene creencias en Dios. Llegar al alma del otro, renovar pastorales, lograr que los jóvenes vuelvan a creer. Y personalmente también fue un gran desafío dejar por un tiempo mi trabajo para dedicarme a esto. Otra cosa es haber tenido que aprender más de computación, trabajo con gente joven que sabe mucho de eso.
—R: Aportar a un equipo que sea capaz de captar, capacitar y organizar a 17 mil voluntarios en más de 50 actividades –algunas muy masivas, como las misas en Parque O’Higgins, Playa Lobito y Maquehue, y otras más sencillas, como los diversos traslados del Papa de un lugar a otro– y generar un vínculo permanente en el tiempo de los voluntarios con la Iglesia.
—¿Y las dificultades?
—R: La verdad es que ha sido tal el interés de participar de los jóvenes que la mayor dificultad –si se puede llamar de esta manera– ha sido el intentar coordinar y organizar todos los ofrecimientos de ayuda que nos llegan, tanto en lo material como en recursos humanos.
—P: Ha sido alucinante ver la recepción de los voluntarios, lo comprometidos que son, se han inscrito muchísimos. A mediados de noviembre cerramos las inscripciones porque ya teníamos el máximo de personas. Obviamente, también hemos tenido que hacer un trabajo de encender las almas, pero los voluntarios en sí se han involucrado mucho, con muchas ganas de participar, de los colegios, movimientos, etc. Al revés de ser una dificultad, nos hemos encontrado con manos abiertas siempre y un corazón generoso de parte de cada uno de ellos.
Si bien el grueso de las actividades de los 17 mil voluntarios será en enero, el trabajo de ellos ya comenzó, según explica Ronald Bown: “Los voluntarios ya están aportando con su oración por los frutos de la visita y están recibiendo capacitaciones mensuales de parte de sus coordinadores. Dentro del Área de Voluntariado hay más de 30 personas trabajando día a día en nuestras oficinas ubicadas en la Vicaría de la Esperanza Joven; por ejemplo, en nuestra Misa de Envío del sábado 13 de enero para nuestros voluntarios y en las visitas que hacemos a los colegios a través del proyecto ModoPapa. Luego de la visita del Papa tenemos organizada una misa de agradecimiento para los coordinadores en el Templo Votivo de Maipú el sábado 24 de marzo”.
Por su parte, Pilar explica que se han ido necesitando voluntarios previamente para distintos trabajos: “Fuimos con 50 voluntarios a la procesión de la Virgen del Carmen, otros han tenido el trabajo de preparar kits, en la campaña de colectas, para la visita a Santa Teresita de los Andes. Es muy bonito, cada uno se pone un peto, con el que demuestra que desde ya quiere ser parte de esta historia”.
—¿Cómo ha sido para ustedes participar en este acontecimiento?
—R: Una tremenda alegría por tener la oportunidad de participar en un servicio a la Iglesia y al Papa y una responsabilidad muy grande; trabajar en equipo por ellos, el conocer personas tan comprometidas con la Iglesia provenientes de realidades tan diversas unas de otras. Impresiona la riqueza humana y espiritual que se encuentra en cada una de las personas que se van integrando a nuestro equipo.
—P: Cuando me llamaron acepté encantadísima, para mí era un gran desafío, siempre he sido una apasionada con todo lo relacionado con Dios y la Iglesia. Creo que es una instancia maravillosa como chilena, cómo responder con ese servicio como bautizada e hija de Dios. Si bien parte de mi trabajo es el tema de la inscripción y bases de datos, ha tenido un tono muy humano, una gran cercanía al conocer a esos voluntarios, compartir con ellos e invitarlos a participar en otras instancias.
Los roles de los voluntarios Como explica Ronald Bown, aunque hay más de 20 roles para los 17 mil voluntarios, la tarea principal es crear un ambiente de alegría, piedad y unidad en las calles y en las distintas actividades que el Papa realice. El trabajo de quienes están a cargo del área de voluntariado se divide en contenido, gestión y administración. Algunos de esos 20 roles son: - Coordinadores de voluntarios: preparación espiritual y logística, - Monitores de ModoPapa, - Animación en las calles y eventos, - Información y organización en las parcelas de gente, - Hidratación y primeros auxilios, - Voluntarios de oración, - Logística de los eventos
- Captación de voluntarios, - Promotores en redes sociales, - Provisión de materiales (armado de kits del voluntario, etc). |
ModoPapa ModoPapa es una iniciativa que nace con la idea de lograr que muchos vivan y experimenten la alegría por la visita del Papa. Consistió principalmente en visitas en colegios de todo Santiago, para motivar a los alumnos a participar de esta celebración, y mostrarles que la Iglesia y la fe se pueden vivir de una manera entretenida. También se visitaron distintas diócesis. Pilar Peñafiel comenzó a trabajar en el proyecto ModoPapa-2, que apunta a asilos, hospitales y hogares de niños. “El fin es visitarlos con muchos voluntarios y hacer una ‘iglesia en salida’, que va en busca del que sufre, en busca del que a veces está un poco perdido. A fin de cuentas, como dice el Papa, él acude a la periferia, al más desvalido, porque no quiere que nadie se quede sin el mensaje de Cristo. Y además es una manera de invitarlos a participar en esta fiesta, independiente de si van a estar presentes o no, serán parte de ella. |
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