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Dic 2024 - Edición 289

Familia y colegio unidos en el aprendizaje

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“El profesor de Religión no es un catequista, es un profesional de la educación”

¿Qué somos?, ¿por qué estamos aquí?, ¿cuál es el sentido de mi vida? Las respuestas a esas preguntas no se hallan en una ecuación o en un experimento de laboratorio, “sino que las tenemos hace más de dos mil años en la figura de Jesucristo, una figura que es la revelación perfecta de Dios hacia el hombre de cualquier tiempo”, asegura Rodrigo Canales, destacado profesor de Religión de la Escuela Agrícola Las Garzas, que pertenece a la Fundación Arturo Irarrázaval Correa.

Por: Marcela Paz Muñoz Illanes
“El profesor de Religión no es un catequista, es un profesional de la educación”

Hoy en día, en gran parte de los colegios de Chile, unos buenos resultados en Simce y PSU son la consecuencia innegable de una buena educación. Sin embargo, asegura el destacado profesor de Religión de la Escuela Agrícola Las Garzas, que pertenece a la Fundación Arturo Irarrázaval Correa, Rodrigo Canales, “este paradigma está muy lejos de los verdaderos fundamentos de la educación”. 

Sostiene que cuando se habla de una formación integral, “no es solo que los jóvenes sepan de trigonometría, literatura y de nuestra historia como país, materias que son muy buenas, e importantes, pero que no responden necesariamente a la real educación de la persona”. 

—¿Por qué las clases de Religión son necesarias para el desarrollo de los alumnos?
—Las clases de Religión son fundamentales para la formación real e integral de los jóvenes, porque, en una sociedad que cada día es más superficial, la educación es una excelente forma para recuperar el rumbo que pareciera que lo estamos perdiendo.

—¿Cómo se enfrenta el desafío de enseñar Religión?
—El mayor desafío sobre la enseñanza de la clase de Religión y otras asignaturas es la motivación de los alumnos, porque la mayoría de las veces los adolescentes inician las clases desganados, sin mucha motivación por hacer algo. Pero aquí radica la labor pedagógica del profesor, el cual, desde esa desmotivación, debe crear el gusto por la asignatura, mostrándola como un camino real de encuentro con Jesús, con su vida, enseñanza y doctrina. 

Cada vez que entro a una sala, trato de hacer el siguiente ejercicio mental y espiritual, realizando esta sencilla pregunta que me ha servido mucho: ¿Cómo acercar a estos jóvenes a Cristo? 

—¿Qué aspectos de la religión hoy en día permiten reencantar a los jóvenes?
—Dentro de estos años he aprendido que nuestros jóvenes están ansiosos de verdad, de una imagen con la cual se puedan comprometer y asumir desafíos. Esa imagen no es otra que la de Jesús.

La figura de Jesús siempre me ha servido de punto de encuentro con mis alumnos. Siempre están ávidos de aprender, tienen preguntas sin resolver, que intentan esclarecer en las clases. Aunque los tópicos son casi siempre los mismos, algunas veces la clase va tomando un rumbo bastante dinámico y enriquecedor cuando tratas de responder sus dudas.

Aunque no lo parece, los jóvenes quieren saber un poco más de la doctrina católica y la misión de la Iglesia. Es recurrente responder sobre el pecado, sobre el demonio, el paraíso y el purgatorio. A nuestros alumnos les importa la eternidad, quieren llegar al cielo y la clase de Religión puede darles las herramientas para construir este camino, que junto con la oración, el apostolado y los sacramentos podrán recorrer.

Las tres preguntas clave de una buena clase

—Entonces, ¿cuál es el fundamento de una buena clase de Religión?
—La labor de una buena clase de Religión es mostrar en la figura de Jesús, un camino de verdad y de vida; lograr despertar desde la conciencia que somos responsables de la creación, debemos hacernos cargo del que sufre. Dicho en otras palabras, en la clase de Religión no solo se trabaja en el aprendizaje de un contenido que será evaluado en una prueba, sino, más bien, se trabaja para formar personas responsables con su entorno y que construirán un futuro más justo y humano en consonancia con los planes de Dios, sobre cada hombre y cada mujer y la entera creación.

—¿Qué peso tiene la doctrina?
—La clase de Religión en ningún caso debe responder a la libre interpretación del profesor sobre un hecho o situación, que muchas veces está llena de buenas intenciones, sino más bien la clase de Religión parte y termina inspirada y reforzada por la doctrina católica. Una doctrina inspirada desde la figura real de Jesucristo y animada por el Espíritu Santo. Quiero ser muy categórico en esto: la clase de Religión no es lo que “yo” creo sobre un dogma o algún hecho vivido por Jesús, sino siempre una réplica de lo que ha reflexionado la Santa Iglesia.

—¿Cómo se organiza una buena clase?
—Las clases de Religión, al igual que las demás clases, tienen una estructura y metodología que ha sido investigada y probada, tenemos un objetivo de clase, el cual es nuestra meta, dirigiendo todas las actividades que se realizarán; además la estructura es bastante común con otras disciplinas, existe una motivación inicial, un desarrollo y una actividad de cierre. Creo que es importante decir y desmitificar sobre la clase de Religión, ya que no es una catequesis, aunque algunas estructuras pueden ser muy parecidas, el profesor de Religión no es un catequista, es un profesional de la educación, que intenta cada día enseñar sobre Jesús, la Iglesia y su doctrina.

Rodrigo Canales quiere motivar a otros profesores de Religión, “para que día a día sigan dando todo su esfuerzo, profesionalismo y vocación, en esta hermosa tarea que es enseñar, acompañar y motivar en el encuentro de Jesús en las distintas aulas de Chile”.

 

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