Uno de los propósitos del arte es dejar un testimonio de existencia. Es también una característica y propósito muy humano: queremos y necesitamos contar dónde hemos habitado, lo que hemos vivido y principalmente, quiénes somos. El autorretrato es un género del arte en el cual el artista se retrata a sí mismo, recreando las características de su rostro y cuerpo, y en algunas ocasiones resaltando su rol como artista, autorretratándose en pleno ejercicio de su oficio. Como género tiene su origen en la época del Renacimiento donde la figura del artista va adquiriendo peso como individuo y como “genio” con un talento único. Como el artista se representa según su propia mirada, el autorretrato tiene un gran componente subjetivo, se elige la pose, el gesto, la vestimenta, las características psicológicas y cada detalle que quiere plasmarse en la obra aunque no corresponda a la realidad más exacta.

El artista neerlandés Rembrandt (1606-1669) realizó todo tipo de obras; sin embargo, su prolífica producción de autorretratos llama particularmente la atención porque constituye un registro bastante fiel de su biografía. Sus obras de ese tipo (más de un centenar) van contando la percepción que tenía sobre sí mismo como pintor y que, como resulta lógico, iba variando a través de 40 años de vida. En esta obra que representa al artista en edad madura, ya no busca esconder ni “corregir” los detalles de su rostro y lo presenta con gran realismo, quizás motivado precisamente por encontrarse en una etapa final de la vida. Mira con fijeza al espectador usando un gran sombrero de color negro que deja ver su pelo canoso, su piel arrugada y una pose tranquila, sin grandes pretensiones.

En una época muy posterior, el estadounidense Chuck Close trabaja el autorretrato de manera diferente, pues utiliza como recurso la fotografía para crear obras hiperrealistas de gran tamaño. Su técnica consiste en traspasar la fotografía cuadro por cuadro al lienzo, rescatando cada detalle de la imagen. Sin embargo, su técnica debe variar por un hecho inesperado: en 1988 sufre un accidente vascular que lo deja tetrapléjico, lo cual lo obliga a buscar nuevas formas de pintar, reduciendo el tamaño de sus obras y afirmando el pincel con sus dientes. En su autorretrato (1997) vemos una obra que al ser apreciada desde lejos asemeja una fotografía algo borrosa y poco detallada, pero a medida que nos acercamos va develando una infinidad de patrones cromáticos aplicados sobre una malla cuadriculada, minúsculas obras cuadradas y abstractas que al unirse y desde la distancia forman la obra total.

Propuesta de actividad: La actividad planteada es posible vincularla con otras asignaturas como Historia y Ciencias Sociales, Lenguaje y comunicación, y Orientación. Para comenzar la actividad se sugiere presentar a los estudiantes algunos artistas antiguos, modernos y actuales que hayan trabajado el autorretrato. Es importante mostrar a los estudiantes distintos tipos de obras, algunas más realistas, otras más abstractas, algunas que muestren más los aspectos psicológicos del artista, etc. Esto, con el fin de que los estudiantes conozcan los tipos de autorretrato que pueden realizarse y que pese a sus diferencias se mantienen en el género. Posteriormente, se pedirá a los estudiantes que realicen un autorretrato biográfico; es decir, que puedan contar su historia, mostrar sus gustos y características físicas y psicológicas a través de la obra, dándoles la libertad de que se acerquen al estilo de autorretrato visto anteriormente que más les acomode. Para finalizar, los alumnos expondrán sus trabajos a sus compañeros, con el fin de compararlos y encontrar diferencias y similitudes entre ellos. En esta instancia se pueden trabajar los conceptos de identidad, diversidad cultural, integración y migración, entre otros. El material sugerido para esta actividad es acuarela, témpera o pintura al óleo sobre bastidor o tela.