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Regístrate y accede a la revistaMúltiples factores determinan el impacto de una política educativa. El diseño curricular es uno de ellos, pero por sí solo no es garantía de éxito. La psicóloga Pamela Montero analiza las modificaciones, logros y tareas pendientes.
El nuevo mapa de la oferta en educación media técnico-profesional (EMTP) considera 34 especialidades agrupadas en 15 sectores económicos, algunas de ellas con menciones. La psicóloga de la Universidad de Chile Pamela Montero Ruiz explica que la reorganización de la oferta, con ciertos énfasis particulares, incluye algunas modificaciones anteriores que ahora solo quedaron plasmadas en el documento oficial. A partir de la gran reforma de 1998, que estableció el marco curricular para la formación diferenciada TP, la oferta ha sido revisada y ajustada periódicamente.
“Si bien la creación de tres nuevos sectores de especialidad podría dar la idea de una gran transformación, si vemos los perfiles de egreso que los componen, ninguno es completamente nuevo, pues incluyen especialidades que ya formaban parte de la oferta en otros sectores”, indica la psicóloga.
La incorporación de tres nuevas especialidades –Servicios de Hotelería, Programación y Conectividad y Redes– justifica la creación de los nuevos sectores, pues efectivamente se trata de una expansión. Distinto es el caso del sector Salud y Educación, donde más bien hubo un cambio nominal. Se trata del anterior sector Programas y Proyectos Sociales, que desaparece y se reduce al eliminar la especialidad de Atención social y recreativa.
“Por otro lado, aun cuando se eliminan 10 especialidades y se agregan cuatro, la incorporación de 17 menciones –probablemente, la modificación más estructural– lleva al mismo número de perfiles de egreso disponibles previamente (44). La matemática no es simple porque muchas de las especialidades pasan a ser menciones en el mismo sector y, por tanto, no representan transformaciones profundas”, explica la psicóloga.
Nuevas, en alza y en baja
Entre las especialidades hay 13 perfiles de egreso nuevos, pero al mismo tiempo, hay sectores donde se eliminaron especialidades. En definitiva, en opinión de Pamela Montero, más que una expansión de la oferta, hay una actualización y mayor diferenciación de esta. Algunos sectores se redujeron, como Administración y Comercio, que pasó de cinco a tres perfiles de egreso, pero incorporó dos nuevos (Logística y RRHH), o el Maderero, que eliminó tres y agregó uno. El sector Mecánico agregó uno nuevo y sacó otro, por lo que se mantiene cuantitativamente estable.
Los sectores que crecieron en oferta, en orden de magnitud, son Tecnología y Comunicaciones y Agropecuario, que agregan dos perfiles de egreso; y Hotelería y Turismo, Gráfico y Alimentación, que agregan uno. “Esto podría llevar a la conclusión errónea de que los sectores de la rama comercial y técnica se están potenciando en desmedro de la rama industrial, pero el hecho de que los sectores de esta última se mantengan estables es una señal de potencia más fuerte que la incorporación de nuevos perfiles de egreso”, indica.
La investigadora advierte sobre la reducción de Administración y Comercio, en que se eliminan dos especialidades que concentraban gran parte de la matrícula, y por otro lado, cómo los sectores de Confección y Maderero están tendiendo a desaparecer.
¿Son estas modificaciones por sí solas garantía de una mejora en la calidad? “Para nada –dice Pamela Montero–. El impacto de una política educativa no es un producto directo de un buen diseño, sino que se juega también en la calidad alcanzada en el proceso de implementación, y depende de los recursos y capacidades que tengan las instituciones para adoptarla”. El análisis del impacto de las nuevas bases curriculares tiene que ver con la definición que se establezca de calidad: “En cuanto a ‘calidad de la oferta’ existen ciertas garantías, bajo el supuesto de que procesos rigurosos de revisión, selección, consulta y rediseño de los perfiles de egreso permitieron dotarla de pertinencia y relevancia tanto para el entorno productivo como para el mercado laboral nacional”, indica la investigadora.
Sin embargo, respecto de los resultados como indicadores principales de calidad, “su evaluación dependerá de los propósitos que se hayan fijado y la medida en que se consiga alcanzarlos. El problema es que la EMTP en Chile ha estado atravesada por un doble propósito: la inserción laboral temprana y la continuación de estudios superiores. A esto se suma que, históricamente, ha levantado expectativas en torno al potencial impulso a la productividad y el crecimiento económico del país. ¿Frente a cuál de estos fines contrastamos sus resultados y medimos el éxito de intervenciones como esta?”.
Avances y tareas pendientes
En opinión de Pamela Montero, el aspecto más valorable de las modificaciones tiene que ver con el proceso: “Siendo abundantes los diagnósticos e investigaciones que dan cuenta de las debilidades de la EMTP en cuanto a resultados, y cómo ellas se traducen en un grave problema de equidad educativa en nuestra sociedad, que afecta a uno de cuatro estudiantes de secundaria, la calidad de la oferta en tanto pertinencia y relevancia es crítica y, definitivamente, exige revisiones periódicas. Además, es muy importante que, aun cuando falte acumular y actualizar evidencia, se hayan mantenido los énfasis en las áreas industriales que han mostrado mayores tasas de empleabilidad y retorno económico”.
El hecho de que, además de diversos factores –oferta y demanda, revisión de especialidades impartidas y tendencias de matrícula, y requerimientos de empleadores–, las modificaciones consideraron las posibilidades de continuidad de estudios en el nivel superior, genera expectativas. “Esto debiera aumentar la participación de los estudiantes de la EMTP en la educación superior y favorecer su acceso a más y mejores oportunidades de empleo. Sin embargo, esto dependerá no solo de la calidad de la implementación, sino de que los establecimientos adopten la nueva propuesta curricular y que los estudiantes efectivamente opten por ella. No sirve de nada tener programas de calidad si las escuelas no los imparten o no resultan atractivos para los estudiantes”.
Asimismo, la experta revela la importancia del trabajo que realiza el Grupo Educar con la Fundación Arturo Irarrázaval Correa quienes desarrollan un interesante diagnóstico de las nuevas bases: de altísima valoración por el ámbito de los ex objetivos de aprendizaje transversales, pero acompañada de una crítica a la falta de orientaciones pedagógicas concretas para su formación.
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