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Dic 2024 - Edición 289

Familia y colegio unidos en el aprendizaje

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Formando el carácter y afectividad de sus alumnas

Colegio Almendral de La Pintana

“Para el colegio uno de los principales objetivos es formar mujeres con valores”, asegura Javiera Araos, alumna de tercero medio de la especialidad de Administración del Colegio Almendral de La Pintana. Desde sus inicios este establecimiento que atiende a niñas de sectores vulnerables de la zona sur de Santiago, ha puesto el foco en la formación integral de sus alumnas. 

Cuando se fundó, en 1999, el colegio creó el “Programa de Educación del Carácter y la Afectividad” para guiar la formación de las estudiantes y también de sus familias, desde sus primeros años de escolaridad hasta cuando egresan en cuarto medio. 

El objetivo es “facilitar y apoyar la educación integral de las alumnas en relación a la formación del carácter y de los afectos, de acuerdo a sólidos principios valóricos, de modo que les permita descubrir y desarrollar un proyecto de vida en el proceso gradual de crecimiento que compromete a los padres y profesoras del colegio”, cuenta la profesora Marianela Pacheco, encargada del programa. 

La iniciativa contempla el trabajo coordinado con padres, profesoras y alumnas. A través de algunas charlas y talleres durante el año, se les trata de dar a los padres herramientas para que puedan cumplir su misión como primeros educadores, considerando el desarrollo y crecimiento de sus hijas. 

“Todo lo que sea información a nosotros nos sirve, porque no tenemos la experiencia como papá. Uno no sabe si lo está haciendo bien o mal”, dice Ricardo Briones, padre y apoderado de una alumna de séptimo básico. “Hay situaciones que uno no las sabe abordar, uno cree que solo le ocurren a tu hija, pero con los talleres se aprende que es producto de la edad, por los cambios físicos y biológicos que van teniendo”.

Las profesoras también reciben charlas de formación en los diversos aspectos del programa, como también en el uso de los textos, planificación, desarrollo y retroalimentación de sus clases, y uso del material audiovisual, de manera que estén capacitadas para trabajar con sus alumnas y apoderados. 

Blanca Reyes, estudiante de primero medio, cuenta que “la relación con las profesoras es bastante buena, porque gracias a la afectividad y a la unión se forma un vínculo potente, que incluso algunas compañeras no tienen ni con sus padres”.  Las estudiantes participan en una clase de una hora todas las semanas, donde trabajan con su profesora jefe. Las actividades y temáticas específicas que traten y  aborden dependen del nivel de las estudiantes.

IMPACTO 

A la hora de hablar de resultados, Marianela Pacheco cuenta que este programa ayuda al desarrollo del proyecto de vida de las alumnas; al autoconocimiento y maduración armónica; logran una regularidad en la asistencia a clases, porque son alumnas que se comprometen con su futuro; mejora su valoración de la persona y respeto por la vida; valoran la familia; los padres se involucran en la educación de sus hijas; y hay escasa tasa de embarazo adolescente.

“Las clases de afectividad nos sirven para ir conociéndonos entre nosotras, porque no todas las compañeras somos amigas, pero compartimos temas y escuchamos otros puntos de vista”, sostiene Javiera Araos, mientras que Isidora Rapimán, alumna de segundo medio, destaca el respeto entre las compañeras. “Yo he estado en otros colegios y allá se daba mucho el bullying, el maltrato, y lo veían como algo normal, y eso aquí no pasa. Acá todas nos tratamos bien”. 

Para Ricardo Briones el programa ha sido una gran ayuda y está seguro de que para otros papás también. “Yo a veces escuchaba a papás que decían ‘vamos a perder el sábado’, porque es un día que uno usa para jugar a la pelota o compartir con los amigos, pero cuando finaliza la charla, después de compartir ideas y experiencias, terminamos diciendo: ‘qué bueno que vinimos, porque aprendimos bastante’ ”.

Asimismo, Ricardo dice muy seguro que es fundamental que el programa también los contemple a ellos, los padres, que si el colegio solo se preocupara de las niñas el resultado no sería el mismo. “Al recibir los dos la información de una persona profesional, que sabe del tema, nos permite desarrollar el tema en la casa”, revela. 

Marianela cuenta que, con el tiempo, han ido perfeccionando el programa, pues su aporte al desarrollo de las alumnas y sus familias es innegable. “Para el colegio los padres son los primeros y principales educadores de sus hijas e hijos, tienen un rol y responsabilidad insustituible, ya que las niñas en el seno de su familia ven, sienten, escuchan y aprenden experiencias que las van formando. Es en la familia donde se es reconocido y valorado”, asegura.

Y las alumnas así lo sienten y lo agradecen real y profundamente. “El colegio se preocupa de formarnos tanto en las virtudes como en lo académico, para crecer con valores. Si algún día llegamos a tener una carrera, poder hacerlo bien, con educación, siendo respetuosas”, termina Isidora. 

 

Si quieres conocer más, visita:
www.nocedal.cl/colegio/colegio-almendral/

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