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Regístrate y accede a la revistaLleno de energía a sus 96 años, el destacado compositor chileno Vicente Bianchi, nos cuenta que en el último tiempo ha estado dedicado a ordenar todo su trabajo que incluye más de 150 obras para piano, canto y orquesta en los géneros docto, religioso y popular, entre las que se encuentra la musicalización de poemas de Pablo Neruda y la Misa a la Chilena. También ha estado editando sus últimos proyectos, un libro biográfico y un disco, que ha logrado materializar gracias al aporte del empresario Leonardo Farkas, a quien le agradece profundamente.
—¿Cómo nació su afición por la música?
—Recuerdo que escuchaba en las vitrolas música en discos grabados, todos europeos claro. Mi madre, que le gustaba la música, tenía un piano que se lo había regalado mi padre, me dijo ¿Por qué no empiezas a practicar? Así comencé, luego tuve profesores hasta los 12 años, porque ahí entré al conservatorio y ahí estuve hasta los 20 años.
—Usted estudió en el colegio Manuel de Salas, ¿cómo compatibilizaba sus clases con el conservatorio?
—Al Manuel de Salas entré cuando tenía 11 años y tuve que repetir un año, porque no tenía la edad, eran muy estrictos, tenía que tener 12 años cumplidos. Más adelante me fui al Instituto de Estudios Secundarios de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile (ISUCh) y ahí terminé mis humanidades.
—¿Cómo nació su amistad con Pablo Neruda?
—Lo conocí a través de las Tonadas de Manuel Rodríguez, era una idea que traía desde Lima, un compadre mío me había enviado los versos cuando estuve viviendo allá. Un 18 de septiembre los comencé a buscar y salieron las tonadas. Después pensé cómo hacérselas conocer a Neruda. Es así como surge una cena con el poeta en la casa del juez Jorge Pica. Ese día, Silvia Infantas y Los Baqueanos dieron un esquinazo en un salón donde había un piano y luego empezamos con las tonadas; Neruda se impresionó muchísimo, me abrazó y me dijo “esto es lo que soñé toda mi vida, porque hay una elite que me lee, pero yo quiero llegar al pueblo, les vamos a poner Tonadas de Manuel Rodríguez”.
—¿Qué significa para usted haber recibido el Premio Nacional de Música, después de tantos años?
—Después de 17 veces. Cuando ya pasa tanto tiempo uno termina por entregarse nomás. Este último año había mucha efervescencia y me decían “no te intranquilices, te lo van a dar este año” y comenzó a venir mucha gente, porque se sabía el día y hora en que la ministra de Educación iba a dar el resultado. Ya después, cuando me llaman y me avisan que me lo dieron, fue una tremenda fiesta la que se armó. Estoy contento, y quiero seguir trabajando.
—La revista Educar llega a los colegios, ¿qué les diría usted a los profesores y directores para que fomenten la música entre sus alumnos?
—La música la están dando a través de los niños que les gustan los instrumentos, pero eso no es todo, porque va a llegar una edad que van a dejar de tocar. Hay que enseñar cultura musical y esa forma de educación antigua, si siguen los planes que yo estudié por ejemplo, la gente tendrá más conciencia de lo que es el país.
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