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Regístrate y accede a la revistaCon el foco puesto en el futuro de cada uno de sus alumnos, Enseña Chile posee una trayectoria que ha dado frutos, el 80% de sus excolaboradores continúa trabajando en educación y de ellos han surgido 24 emprendimientos sociales que dan soluciones a los docentes en el aula.
"Todo partió cuando estaba en tercero medio, recuerda Elías Burgos. Iniciaba el año escolar 2010 en el Liceo Juan Mackenna O͛Reilly de Puente Alto y entre sus compañeros circulaba el rumor de que había un ingeniero dando clases de matemáticas en el colegio. Nadie se explicaba qué hacía allí, era como matar una mosca con un tanque, ironiza. Solo en Cuarto Medio pudo conocerlo. "Con mis compañeros dijimos: veamos qué tal es, de manera desafiante. Se trataba de Tomás Rivadeneira, un joven ingeniero civil industrial de la PUC que había iniciado su carrera laboral de una manera diferente, desde la sala de clases como profesor de Enseña Chile.
Ese año no fue fácil para ninguno de los dos. Elías anhelaba un buen puntaje para entrar a la universidad y Tomás quería ayudar a sus alumnos a conseguir esa meta, pero el 2011 estuvo marcado por las movilizaciones estudiantiles y el colegio se fue a paro. Estuvo siete meses en toma. Tras un arduo trabajo motivacional, Tomás convenció a los chicos de seguir preparándose para la PSU y terminaron haciendo clases en la capilla Inmaculado Corazón de María, de Puente Alto. Los resultados fueron extraordinarios. Hoy Elías está en quinto año de Ingeniería Comercial en la Universidad Alberto Hurtado y también quiere partir su desarrollo laboral desde el aula.
Historias como esta se repiten en Enseña Chile, ya son siete años trabajando para mejorar el sistema educacional desde la sala de clases. Inspirados en el proyecto estadounidense Teach For America, invitan a profesionales de todos los ámbitos a involucrarse con la educación. Luego de un periodo de capacitación, se transforman en docentes en colegios vulnerables del país. Su sello es poner en el centro el futuro de cada uno de los alumnos.
"Nuestra misión tiene que ver con lograr un real impacto en los estudiantes", aclara Tomás Recart, director ejecutivo de Enseña Chile, pues "muchas veces se nos confunde con un programa que busca reemplazar a profesores y meter gente sin pedagogía a la sala de clases", dice.
El sociólogo Tomás Vodanovic también tenía esos prejuicios y pensaba que era una organización muy resultadista, pero de igual modo se atrevió y este ya es su segundo año como profesor. Hace clases de Historia en San Miguel, en la Escuela de la Industria Gráfica, y hoy revela: "Estoy enamorado de la Fundación por la preparación que tenemos".
La certeza de que es posible hacer grandes cambios en contextos desfavorables es un sello característico de los Profesores de Enseña Chile (PeCh). "Sí tenemos algo que aportar, tenemos convicción de lo que estamos haciendo, sentido de urgencia y muchas ganas de que las cosas sean distintas", añade Vodanovic.
Pero la apuesta de Enseña Chile va más allá de los dos años como profesor. Buscan generar una red de agentes de cambio que comienza con esa experiencia. "Tenemos que hacerles entender a los mejores profesionales de este país, a los posibles líderes y potenciales agentes de cambio, de que hacer clases no es un voluntariado, ni siquiera un sacrificio, realmente es la mejor manera de partir tu carrera profesional, porque entiendes el país donde estás", sostiene Tomás Recart.
Un claro ejemplo de ello es la Red de Colegios CREE que acaba de abrir este año su primer establecimiento en Cerro Navia. Este proyecto es liderado por cuatro ex PeCh: Juan Paulo Sánchez, Maximiliano Ortúzar, Tomás Rivadeneira y Facundo Díaz, todos ingenieros de la PUC.
Juan Paulo, director de la Red y profesor entre 2010 y 2011 en Cunco, Región de la Araucanía, revela que jamás pensó que terminaría trabajando en educación. "Yo me metí a Enseña Chile porque tenía ganas de irme a estudiar a Harvard y tener un sello distintivo. Pero la experiencia me marcó mucho, despertó en mí un sentido de responsabilidad y urgencia muy grande, porque tenía 150 alumnos y cada uno de ellos era un desafío gigantesco y tenían situaciones muy vulnerables".
Ver cómo sus alumnos mejoraron sus resultados académicos y actitudinales, se transformó en una posibilidad para estos jóvenes ingenieros. Con ese impacto era muy difícil desligarse y hacer otra cosa. Luego de una experiencia de algunos de ellos en un seminario en India, donde conocieron un colegio excepcional y bajo el lema de que el cambio debe venir por uno mismo, decidieron crear su propia red de colegios de excelencia.
Trabajaron duro, buscaron financiamiento y conocieron desde cerca la experiencia de las escuelas KIPP, red de colegios fundados por exprofesores de Teach For America. Al comienzo, cada uno estaba en lo suyo; sin embargo, llegó el momento en que dijeron "si vamos a hacer esto, hay que hacerlo en serio y tenemos que estar nosotros en primera línea, donde las papas queman. Así que renunciamos a nuestros trabajos y empezamos a buscar gente que creyera en nosotros y pudiera donarnos tiempo y plata", revela Maximiliano Ortúzar, subdirector académico.
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