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Regístrate y accede a la revistaNo hay duda, requerimos jóvenes que cuenten con habilidades socioemocionales, capaces de adaptarse a los cambios y responder activamente a los desafíos que el siglo XXI plantea. Entonces, ¡ cuál es la evolución que necesitamos en la formación de nuestros alumnos? Isaías Sharon, psicólogo, Master Coach internacional y Director Ejecutivo de Smart Coach, responde.
“Cuando hablamos de habilidades blandas, estamos hablando de aquello que realmente marca la diferencia, porque el conocimiento técnico es mucho más rápido y simple de adquirir”, asegura certero Isaías Sharon, Master en Coach Internacional y Director Ejecutivo de Smart Coach quien lleva varios años trabajando en el desarrollo de personas, coaching, estrategias comunicacionales y docencia.
La necesidad existe; sin embargo, nuestra formación no responde adecuadamente, indica Isaías. Sharon “Se hace hincapié en los conocimientos ‘duros’, se premia el tener todas las respuestas y que sean las ‘correctas’; no obstante, las personas no saben hacer preguntas que abran nuevas perspectivas, ni integrar las relaciones de una forma constructiva, ni sacar lo mejor de ellas mismas en diversos contextos”, dice.
¿El sistema educacional chileno fomenta el desarrollo de habilidades blandas?
–El sistema educacional en Chile se ha alejado cada vez más del desarrollo de las habilidades claves que necesitan las personas en la actualidad, insistiendo en la cantidad de contenidos que los alumnos son capaces de aprender y memorizar, concentrándose así en las aptitudes y no en las actitudes, que es la dimensión donde encontramos las mal llamadas habilidades blandas, que son las que finalmente marcan la diferencia en el desarrollo laboral posterior y en el mismo desempeño de los estudiantes dentro de su proceso de aprendizaje.
¿Desde qué edad es idóneo comenzar a enseñarlas?
–Las habilidades se aprenden desde que somos muy pequeños, cada cosa a su ritmo y de acuerdo al proceso de desarrollo cognitivo y emocional que las personas vamos alcanzando. Por ello, no existe una edad particular para comenzar, así como tampoco existe una edad donde podamos decir que ya no necesitamos seguir aprendiendo estas competencias transversales. Por lo tanto, este camino es continuo y lo debemos promover en todos los espacios en que nos desenvolvemos.
¿Es posible que sin mayores recursos los profesores puedan fomentar el desarrollo de estas habilidades en la sala de clases? Orientación
–Cuando se habla de recursos es importante tomar una mirada amplia de este concepto. Se suele abordar solo desde una perspectiva económica y material; sin embargo, los recursos son mucho más que eso, son las habilidades, las experiencias, los conocimientos, las relaciones humanas, todo eso son recursos con que las personas contamos para abordar diversos desafíos, y en el caso de los profesores no es diferente, por lo que primero es importante ampliar esa mirada al hablar de recursos y mirar dentro de cada uno y no fuera.
Sin embargo, no es posible promover el desarrollo de habilidades en los alumnos si los profesores no logran desarrollar sus propias habilidades. Desde esa perspectiva, el aprendizaje parte por casa. Cuando uno piensa en cómo implementar esto de manera concreta, es donde comenzamos a mirar aquellas metodologías que están hoy abriendo la mente y la perspectiva en los espacios educativos, como es el coaching integrativo aplicado a la educación y las estrategias de gamificación.
¿En qué consisten estas metodologías?
–El coaching integrativo aplicado a la educación permite desarrollar las habilidades necesarias para acompañar y facilitar el crecimiento de otras personas, porque no hay mejor forma de aprender que hacerlo de uno mismo, y en eso la educación tradicional ha fallado ampliamente al intentar cargar a la gente con contenidos previamente digeridos que solo deben repetirse.
De hecho, esta metodología es la que prefiere el 53% de las personas que toman procesos de coaching buscando efectividad en sus quehaceres. Por otra parte, la gamificación consiste en la incorporación de elementos lúdicos a los procesos de aprendizaje, facilitando la asociación de contenidos para el desarrollo de habilidades en la aplicación de estos. Más allá de todo esto, es fundamental tener presente que esto comienza por cada profesor en sus recursos personales y no viene de recursos meramente materiales que pueden existir en su entorno.
¿Cuánto pesan hoy las habilidades sociales versus los conocimientos técnicos para desarrollarse exitosamente en el área laboral?
–Existen varios estudios de universidades como Stanford y Harvard que muestran que las habilidades blandas o relacionales marcan el 85% del éxito que tiene una persona en su desarrollo laboral, por lo que es fundamental hacer los esfuerzos necesarios en fortalecer este tipo de competencias y ahondar en ellas, tanto en los equipos docentes y administrativos de las instituciones de educación, como al interior de las familias y en los estudiantes.
En cuanto a políticas públicas, ¿cómo estamos en comparación con otros países de la región o del mundo?
–Mucho más atrás de lo que necesitamos. Hace algunos años, el desarrollo de competencias era una moda, hoy es una necesidad vital para el desarrollo de las personas, las instituciones y el país en general. Por ello, disciplinas como el coaching, el liderazgo, resolución de problemas y otras áreas se vuelven vitales. Incentivos al desarrollo de programas que impacten en estas áreas se vuelven fundamentales.
Es importante garantizar que los programas que se realicen sean realmente de calidad y salir de la lógica de cobertura pero donde se entrega cualquier contenido, por cualquier persona y con metodologías que han mostrado ser altamente ineficientes. Desarrollar las habilidades blandas correctas es tan importante que no podemos seguir improvisando.
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