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Regístrate y accede a la revistaLos estudiantes de enseñanza básica que dejan el colegio para siempre, ( 2% , Encuesta Casen 2013) no vuelven a retomar sus estudios, a diferencia de los desertores de enseñanza media que, por lo general, sí lo hacen . ¿Cómo impedirlo? A continuación entregamos algunos elementos en los cuales es necesario poner atención.
Sobre cómo advertir a tiempo que un estudiante está en riesgo de dejar el sistema escolar hablamos con Dante Castillo, director ejecutivo del Programa Interdisciplinario de Investigaciones en Educación (PIIE), quien desde hace años está enfocado en indagar este tema en nuestro país. En 2012, junto a otros investigadores, concluyó un estudio de casos sobre los factores que inciden en la deserción escolar y sus implicancias en los sectores vulnerables.
Esa investigación tuvo la particularidad de enfocarse en la deserción escolar durante la formación básica, que si bien, de acuerdo con estadísticas oficiales, se presenta en un mínimo porcentaje, es categórica. “Los desertores escolares de enseñanza básica no vuelven a la escuela una vez que han dejado de asistir”, asegura Castillo. Además, el estudio se realizó en una comuna representativa de la zona urbana de Chile (Cerro Navia); por lo tanto, es extrapolable a la realidad de una parte importante del país.
Los investigadores, durante tres años, siguieron de cerca las experiencias de estudiantes desertores y de niños de idéntico perfil, pero que aún permanecían en el sistema escolar. Aquí constataron que la escuela es prácticamente la única institución social que puede predecir y prevenir el fracaso escolar y la deserción.
A partir del monitoreo de los itinerarios educativos y de las trayectorias sociales de los niños investigados, los académicos identificaron los principales factores relacionados con el abandono de la educación formal, y que a su juicio, una política educativa preventiva debiera considerar:
Si las escuelas pueden incluir dentro de sus proyectos educativos la elaboración de estas tipologías, las acciones preventivas pueden ser más efectivas.
En la actualidad, la respuesta de los establecimientos suele corresponder a llamados telefónicos, solicitudes para que el menor vuelva al colegio y, en algunas ocasiones, la visita al hogar. No obstante, el estudio mostró que en la mayoría de los casos, acciones de ese tipo no son efectivas.
“Con este trabajo, concluimos que la escuela es la única institución que puede frenar el abandono escolar. Sin embargo, los establecimientos no cuentan con mecanismos establecidos para prevenir la deserción. En definitiva, hoy la política pública no responde a las necesidades y requerimientos de estos estudiantes”, asegura Dante Castillo.
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