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Dic 2024 - Edición 289

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El poder de los datos para cambiar la educación

Matías Hoyl, estudiante del máster en Education Data Science de la Universidad de Stanford, está convencido de que la inteligencia artificial abre un mundo de oportunidades a la hora de recopilar información y tomar decisiones pedagógicas.

Por: Verónica Tagle
El poder de los datos para cambiar la educación

Son pocos los momentos en la historia en los que profesores y alumnos aprenden al mismo tiempo. La inteligencia artificial explotó durante este 2024 y las maneras en que impactará la educación son todavía desconocidas. “Por primera vez, no tengo idea cómo adaptar mi clase a esta nueva era con IA, por lo que juntos vamos a ir experimentando y aprendiendo”, reconoció la eminencia en educación Ramesh Johari frente a sus alumnos de la Universidad de Stanford. Entre ellos se encontraba Matías Hoyl, ingeniero y estudiante del máster en Education Data Science de esa casa de estudios. Para el también fundador de Formando Chile y la plataforma de educación Zapien, en educación se generan datos como asistencia, notas y transcripciones de clases, que permiten identificar patrones y tomar decisiones más informadas para apoyar a profesores, estudiantes y apoderados.

IA y aprendizaje

-¿Cuáles son las principales ideas o teorías que te han llamado la atención en este tiempo?

-Me ha impactado cómo la llegada de la inteligencia artificial está cambiando la educación, desde la forma en que evaluamos hasta cómo colaboramos y memorizamos. Aquí en Stanford, los mismos profesores están en un proceso de adaptación, experimentando y buscando nuevas formas de enseñanza, más efectivas y entretenidas.

-¿Cómo saber cuánto están aprendiendo los estudiantes a través de ChatGPT y evitar lo que llamas “ilusión de aprendizaje”?

-El aprendizaje profundo requiere esfuerzo y momentos de incomodidad. Un estudio de Harvard muestra que las clases más fáciles generan la percepción de mayor aprendizaje, pero las experiencias más difíciles y activas producen aprendizajes más duraderos. ChatGPT puede dar la ilusión de aprendizaje al proporcionar respuestas completas y detalladas, pero el verdadero aprendizaje ocurre cuando los estudiantes enfrentan desafíos y participan activamente.

“Cuando los profesores utilizan herramientas como ChatGPT, no necesariamente ahorran tiempo de inmediato, pero sí enriquecen las decisiones pedagógicas”.

-Existe la percepción de que lo digital y la pantalla están muy relacionados con el ocio y las redes sociales. Quizás el cerebro se predispone a recibir la información de una manera distinta a si la leen en un libro o la escriben en un cuaderno. ¿Qué información hay sobre el aprendizaje análogo y digital?

-Hay evidencia que respalda que el aprendizaje en video o en redes sociales tiende a ser superficial en comparación con métodos tradicionales como leer o hacer ejercicios prácticos. Cuando pasamos un montón de rato en Instagram y vemos videos cortos sobre temas interesantes, sentimos que hay aprendizaje. Si ves un video de 8 segundos sobre la fotosíntesis, en la práctica, no se aprendió nada. ¿Dónde se aprende realmente? Leyendo un libro sobre fotosíntesis, haciendo un ejercicio, o un proyecto que te lleve a observar las plantas en tu patio. Es un proceso más incómodo y requiere esfuerzo, pero es donde realmente ocurre el aprendizaje. 

-¿Y cómo influye la inteligencia artificial en el aprendizaje?

-Depende de cómo se use. Por ejemplo, en un experimento en Harvard se evaluó el impacto de ChatGPT en tareas escolares. Se dividió a los estudiantes en dos grupos: uno usó este recurso para sus tareas y el otro no. El grupo con ChatGPT obtuvo mejores calificaciones en las tareas, pero en una prueba posterior sin acceso a la herramienta, el grupo que no había usado inteligencia artificial tuvo mejores resultados. Esto demuestra la “ilusión del conocimiento”: creemos que aprendemos cuando la herramienta hace el trabajo, pero en realidad, el aprendizaje es más profundo cuando se hace de forma manual.

-Entonces, ¿cómo deberían los estudiantes y profesores usar estas herramientas para que realmente se aprenda?

-No hay una respuesta definitiva. Incluso expertos en Stanford están explorando este tema. La clave es experimentar. Un profesor mío, Ramesh Yohari, que es una eminencia en ciencia de datos, adoptó un enfoque experimental: permitió el uso de ChatGPT para tareas y proyectos, pero evaluó el aprendizaje con exámenes presenciales y sin tecnología. Su objetivo era equilibrar el uso de estas herramientas con el aprendizaje profundo, enseñando a los estudiantes a usar la tecnología de manera efectiva.

Datos: una gran virtud de la IA

-¿Puedes dar un ejemplo concreto de cómo se están utilizando los datos en la educación?

-Un ejemplo es la empresa TeachFX, que graba y transcribe clases para analizar la interacción entre profesores y estudiantes. Con esa información, se genera retroalimentación en tiempo real sobre técnicas efectivas e inefectivas utilizadas en la clase. Esto facilita la mejora continua de los docentes.

-¿Qué datos priorizarías al incorporar inteligencia artificial en la educación?

-Me enfocaría en datos ligados al aprendizaje, como el progreso en tareas o evaluaciones. Por ejemplo, utilizar IA para analizar ensayos de estudiantes y generar retroalimentación inicial basada en rúbricas predefinidas. Esto no reemplaza al profesor, pero sirve como un insumo útil para construir retroalimentación más detallada.

-¿Qué conclusiones se pueden obtener en base a esos datos?

-La principal conclusión es que cuando los profesores utilizan herramientas como ChatGPT, no necesariamente ahorran tiempo de inmediato, pero sí enriquecen las decisiones pedagógicas. Al corregir ensayos, por ejemplo, ChatGPT puede ofrecer una primera impresión basada en una rúbrica previamente configurada, proporcionando retroalimentación adicional que complementa el análisis humano. Esto permite que los profesores entreguen a los estudiantes una retroalimentación más completa y diversa, enriquecida por “más de una cabeza”.

-¿Qué recomendaciones tienes tú para también acelerar ese proceso? 

-La mejor recomendación es empezar a usar estas herramientas en el día a día, probándolas en tareas simples y evaluando su utilidad. Por ejemplo: crear rúbricas, redactar correos a apoderados, formular preguntas para evaluaciones. Es crucial superar la resistencia inicial y reconocer que estas tecnologías se están volviendo más inteligentes cada mes. Este enfoque permite delegar tareas repetitivas o tediosas y enfocarse en actividades más significativas.

-¿Alguna otra área donde ves alto potencial?

-Áreas como la convivencia escolar o el desarrollo de habilidades socioemocionales tienen alto potencial. Por ejemplo: simular escenarios de conflicto para entrenar a profesores en la gestión de convivencia, o crear “coaches digitales” que ayuden a estudiantes a practicar habilidades como la tolerancia a la frustración, antes de que un profesional humano continúe con el proceso. 

-¿Estos avances de simulación podrían reemplazar instancias como focus groups con estudiantes?

-Podrían hacerlo, pero aún existen limitaciones. El ChatGPT tiende a representar un promedio de conocimientos, lo que dificulta simular estudiantes en los extremos del espectro (muy aventajados o con dificultades), por lo que los sesgos en los datos pueden limitar la diversidad representada. 

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