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¿Y los profesores cuándo?

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Llegó marzo y de la prometida Política Nacional Docente nada. Resulta paradójico que la discusión haya estado centrada en el último año en cambios estructurales como el tipo de dueño de un establecimiento y el lucro, y no en los profesores y en la sala de clases donde, señala la experiencia internacional, de verdad ocurren las transformaciones en materia educacional. 

Por Marcela Paz Muñoz Illanes.  

Reportaje Revista Educar abril 2015.

 

Se aprobó la llamada “Ley de Inclusión” que prohíbe el lucro, la selección y el copago en los colegios que reciben subvención del Estado. Para algunos constituye el primer paso, pero para otros, empezar al revés. De hecho, la experiencia internacional señala que no existen atajos y que solo habrá educación de calidad cuando haya docentes bien preparados. 

Las naciones con buenos resultados educativos seleccionan a sus docentes de entre el 30% mejor de sus egresados de secundaria. Sin embargo, en nuestro país existen muy bajos requerimientos para ingresar a estudiar Pedagogía: un tercio de los alumnos que estudian esa carrera no rindió la PSU. Y los que sí lo hicieron pertenecen al 50% de inferiores puntajes de la prueba. 

Por ello, resulta paradójico, a decir lo menos, que “la discusión en materia de educación escolar haya estado centrada en el último año en cambios estructurales como el tipo de sostenedor de un establecimiento y el lucro, asuntos que no apuntan a mejorar la calidad de la educación y que, por el contrario; generan una serie de distorsiones y distracciones en el sistema, las cuales provocan que los sostenedores se preocupen de asuntos que no son los más relevantes para que los aprendizajes de los niños puedan alcanzar mejores estándares”, asegura el director ejecutivo de AcciónEducar, Raúl Figueroa.

Entonces pareciera clave y prioritario enfocarse en el ámbito de los profesores. “Lo que se necesita para que eso ocurra son modificaciones conductuales dentro de la sala de clases, y los principales llamados a liderar esos cambios son precisamente los profesores. En este sentido, es de gran relevancia llevar adelante una política de desarrollo profesional docente que premie y reconozca el esfuerzo que hacen los profesores y el impacto que aquello genera en sus alumnos”, apuntan desde AcciónEducar. 

Lo que se refiere a mejorar el trabajo y la valorización de los docentes está contenido en el Plan o Política Nacional Docente que va en la “dirección correcta para mejorar las condiciones laborales y remuneraciones de los docentes. Su implementación debería ayudar a mejorar la valoración social de los profesores, y atraer mejores candidatos a la profesión”, explica Ernesto Treviño, director del Centro de Políticas Comparadas en Educación de la UDP.

Sin embargo, el cronograma del Gobierno había establecido que a fines de enero debían ingresar los proyectos de Carrera Docente y luego el de Desmunicipalización. Pero, los eventuales rechazos en la Cámara de Diputados a las indicaciones trasladaron su ingreso para el mes de marzo. Lo que hasta el cierre de esta edición no ha ocurrido.

¿Qué pasó? “Por un lado, la explicación que me parece más adecuada, es que se trata de un tema de alta complejidad y sensibilidad política. Por ello, ha sido necesario tomarse un tiempo más largo. Además, esta política está vinculada a las conversaciones de las autoridades con el Colegio de Profesores para estudiar el agobio laboral docente, que recién terminaron a inicios de marzo. Por lo tanto, era lógico darle un mayor tiempo de maduración al proyecto. Por otro lado, se podría interpretar como un desaire o falta de prioridad del tema, pero es mejor tomarse el tiempo y los recaudos necesarios en este tema”, revela Ernesto Treviño.

 Para Beatrice Ávalos, investigadora asociada del Centro de Investigación Avanzada en Educación (CIAE) de la Universidad de Chile y presidenta de la iniciativa Plan Maestro, que busca concordar a través de un diálogo ciudadano abierto, transparente y sistemático, las bases para una nueva Profesión Docente, “es bueno haber retrasado el envío del proyecto, pues es necesario que esté muy bien presentado. Eso significa considerar las visiones distintas sobre el tema y tener una buena fundamentación para lo que se va a proponer. Es preferible demorarse y tener un buen producto, que apurarlo y exponerse a toda clase de objeciones”.

Con esa idea coincide José Weinstein, académico de la Facultad de Educación de la Universidad Diego Portales para quien, más que avanzar rápido, importa hacerlo “sólida y consensuadamente. Lo más relevante ahora es que exista un activo trabajo prelegislativo en materia de carrera docente, que permitirá que, cuando finalmente se ingrese el proyecto de ley, este tenga amplios respaldos, así como que técnicamente esté robustamente fundado. Ojalá el ministerio se apropie de los contenidos que se trabajaron durante varios meses del año 2014 en la iniciativa denominada Plan Maestro, que destacó por intentar consensuar los temas principales de la carrera docente y por brindar una visión sistémica de la misma”.

El camino URGENTE que falta por recorrer

Según Raúl Figueroa, “las políticas para el desarrollo profesional docente deben considerar incentivos para atraer y retener a los mejores profesores dentro de la sala de clases. Para ello es importante contar con mejores remuneraciones en general, pero además establecer mecanismos que permitan identificar de manera adecuada quiénes son los profesores que tienen un mayor impacto en sus alumnos”. 

En ese contexto, dice Figueroa, “es fundamental en la discusión que se viene respecto a este proyecto de ley, establecer mecanismos adecuados de evaluación docente, la cual, a mi juicio, debe estar primordialmente en manos de quien tiene la gestión del establecimiento, es decir del director y su equipo directivo. Ellos son quienes están efectivamente en condiciones de evaluar el desempeño de los profesores en el aula y cualquier mecanismo de incentivo o de mejora en las remuneraciones debe estar vinculado justamente a dicha evaluación”.

Ello, porque para Ávalos “elevar los estándares de ingreso a las carreras de Pedagogía no asegura que se dispondrá de buenos profesores al finalizar los estudios ni que serán buenos profesores durante su ejercicio. La entrada de candidatos con mejores conocimientos de la educación media ayuda a los procesos de formación inicial, en la medida en que estos procesos pueden desarrollar mejor la base de conocimientos curriculares necesaria para enseñar. Por ejemplo, el disponer de candidatos a profesores con buenos conocimientos de las cuatro áreas curriculares centrales de la Educación Básica, facilita los procesos de formación en la medida en que no es necesario, o no tan necesario, cubrir vacíos en este conocimiento y, en cambio, se puede prestar más atención a la preparación en las metodologías de enseñanza”. 

Explica la académica que disponer de buenos profesores para el sistema educativo involucra un conjunto de componentes centrales: candidatos con vocación para la docencia y buenos antecedentes educacionales, procesos de formación tanto en los contenidos del currículo escolar como en los métodos para enseñarlos, buena formación en temas relacionados con la educación como actividad social y sus bases en la psicología, y muy buenas experiencias prácticas en distintos tipos de contexto escolar. “Esos factores forman potencialmente un buen profesor que necesitará probarse en el ejercicio docente y seguir aprendiendo en sus primeros años de labores”. 

Para Ernesto Treviño, en tanto, “los docentes que se beneficien con la Política Nacional Docente tendrán mejores remuneraciones, una trayectoria profesional clara, una regulación de horas lectivas y no lectivas, y contratos por más de 30 horas semanales (que es lo más común para docentes de jornada completa). Sin embargo, será difícil cumplir estas condiciones para los profesores de educación media, por ejemplo, porque las escuelas pueden no requerir a un educador más de 12 horas semanales para enseñar una disciplina específica. Será necesario ver cómo la nueva política resuelve en la práctica este tipo de situaciones”.

Adelantan los expertos que uno de los puntos clave en la discusión que se avecina es la petición, tanto del Magisterio como de expertos, que las medidas que contenga el proyecto sean universales y financiadas por el Estado. Esto implica incluir no solo a los municipales en los beneficios, sino también al menos a los particulares subvencionados.    

Sucede, revela Treviño, “que la iniciativa se aplica solamente a los establecimientos municipales y no tendrá efectos en mejorar las condiciones de vida de los profesores en el corto plazo, ya que la mayoría de los educadores de Chile ejerce en escuelas subvencionadas. En el largo plazo, si las condiciones de las escuelas públicas mejoran, es factible que estas atraigan mejores profesores y también aumente su valoración social, lo que a la postre debería aumentar la matrícula. Sin embargo, es muy difícil predecir que todos estos fenómenos sucedan de la forma tan lineal como los he descrito”.

Lo mismo señala Beatrice Ávalos cuando propone “cubrir a los que trabajan en la educación municipal y la educación particular subvencionada. Los profesores son preparados en un mismo sistema de formación docente, ejercen las mismas funciones, cualquiera sea el establecimiento que los contrate, todo lo cual implica que no puede haber distinciones respecto a su pertenencia a la carrera según donde estén empleados en un momento dado”, señala el premio nacional de Educación 2011.

Claves según los expertos

  • Las políticas para el desarrollo profesional docente deben considerar incentivos para atraer y retener a los buenos profesores dentro de la sala de clases. Para ello es importante contar con mejores remuneraciones en general, pero además establecer mecanismos que permitan identificar de manera adecuada quiénes son los profesores que tienen un mayor impacto en sus alumnos.
  • La carrera de Pedagogía puede ser más atractiva si se mejora el sueldo en general de los profesores y, sobre todo, si se otorgan mejores condiciones de trabajo (tiempo para la preparación de clases y menos carga administrativa). 
  • Es muy importante que la ciudadanía reconozca el valor de la enseñanza, que no se hable negativamente de los profesores y que, por el contrario y se insista en que esta importancia sea reconocida en los sueldos, condiciones de trabajo, y el discurso social. Hay buenos ejemplos de este reconocimiento social en países como Japón, Finlandia y varios otros europeos. Y ese reconocimiento se traduce en que lleguen buenos candidatos para la formación docente no solo por sus estudios anteriores sino porque desean ser profesores.

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