Vivimos en un mundo de pantallas, qué duda cabe, si hoy no hay una sola actividad en la vida de nuestros hijos en que la tecnología no ocupe un lugar importante. Y es que el 99% de los hogares cuenta con televisión, el 72% con computador y de los niños de 6 y 9 años el 56% tiene celular, elevándose la cifra al 78% en el caso del grupo entre 10 y 18 años, el cual por su interactividad resulta ser “la pantalla de las pantallas” porque ofrece televisión, internet, mensajería instantánea, conexión a las redes sociales y además, la posibilidad de acompañar a todas partes.

Para los padres estos datos sin duda que despiertan grandes desafíos a la hora de educar, pues la generación interactiva les lleva la delantera, nacieron con los medios digitales y se manejan a la perfección usando todos los servicios y contenidos de Internet. Son capaces de estar conectados a las redes sociales, chatear, navegar en un sitio web y a la vez, estar viendo un programa en la televisión.

Esta realidad sin duda invita a los padres y profesores a aprender a formar a sus hijos con los medios a los que están expuestos a diario, a conocer cómo y en qué invierten su tiempo en el computador, entre qué sitios navegan, con quiénes y de qué forma se comunican y así conversar de todas las oportunidades que ofrece la tecnología digital, pero también a qué peligros se pueden enfrentar, pues no son pocos los casos que se conocen de suplantaciones de identidad, amigos que no lo son tanto, ciberbullying, sexting, grooming, entre muchos otros.

Conocer lo que ven, a lo que están expuestos en las pantallas: televisión, internet y videojuegos, es tan importante porque son los medios de comunicación de nuestros hijos y alumnos, la fuente de información a partir de la cual conocen el mundo e interactúan, que muchas veces ofrecen estereotipos sociales con mensajes y actitudes que ejercen influencias en ellos y que compiten con los modelos que ofrecen los padres, profesores y amigos. Y aquí está nuestro desafío, tomar como una oportunidad todos los beneficios y aplicaciones que nos ofrece la era digital transformándolas en aliadas para educar valores como la empatía, el respeto, sinceridad, intimidad, responsabilidad y autocontrol, para que aprendan así a tener una mirada crítica frente a lo que ven y a dirimir por sí mismos entre lo que les conviene y lo que no.

Nuestra mediación debe ser permanente, proactiva, firme y empática a la vez y cuyo norte sea siempre la formación valórica de nuestros hijos o estudiantes, es decir, que formen una conciencia digital responsable.