Sol, playa, piscina, parque, llegaron las esperadas vacaciones y los niños aprovechan para jugar, descansar y relajarse, olvidando así el colegio. Pero ¿por qué no seguir enseñando y de manera atractiva? 

Montserrat Sepulveda, Psicopegoga de la Clínica UC, recalca la importancia de estar fomentando “constantemente el trabajo” aún estando en la casa, ya que de esa forma se pueden trabajar múltiples aspectos como la concentración o la frustración, que no necesariamente tenga que ver con “el aprendizaje propiamente tal como las matematicas o la lectura”, explica. 

Ver películas, llevar a los niños al museo, al teatro, enseñarles juegos de mesa, todas estas son actividades educativas que los padres pueden realizar con sus hijos potenciando de esta manera los aspectos que los “padres consideran importante enseñar”, afirma la especialista.

Muchas veces, para que los niños no se aburran los padres los “llenan” de actividades, resolución poco compartida por la psicopedagoga ya que a través del aburrimiento “los niños aprenden y aparecen estas actividades como  ‘obligadas’ en donde necesitan ser ingeniosos, creativos, inventar nuevos juegos, ahí empiezan a pintar”, garantiza Sepulveda. 

Hoy en día existen múltiples opciones lúdicas y a la vez educativas, como las escuelas de verano, talleres deportivos, de dibujo, de lectura entre otros, que a pesar de fomentar el aprendizaje la especialista llama a no obligar los niño en ir, ya que como son cursos con horarios los pequeños “vuelven a clases agotados de este ritual de trabajo”, concluye.

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