—Según se ha constatado en la prensa, la tramitación del proyecto de ley de gratuidad en la educación técnica superior ha demorado más de un año, a pesar del consenso que existe en el tema entre el oficialismo y la oposición.  ¿A qué crees que se debe esta demora?

—El problema es que hay demasiados intereses cruzados. Por un lado, el poderoso Cruch exige más recursos porque evidencian que lo ofrecido inicialmente no alcanzaba, como varios analistas lo pronosticaron. Por otro lado, los parlamentarios de oposición quieren defender el “legado de Bachelet” por lo que tienen que tener mucho cuidado en modificar leyes anteriores o reconocer que algunas cosas se hicieron apuradas y mal. Por otro lado, el gobierno trata de avanzar con su agenda pero no tiene las mayorías. Está complicada la cosa incluso cuando entre los expertos en educación no hay tanta divergencia.

—Algunos expertos han dicho que mejor que la gratuidad en el rubro, sería por ejemplo, perfeccionar el CAE y  priorizar becas de mantención, ¿qué opinas al respecto?

—La gratuidad ya está y llegó para quedarse, va a ser muy difícil que alguien se atreva a pensar en eliminarla. Sin embargo, los problemas que quedaron pendientes o los flancos que se abrieron requieren soluciones y ahí casi hay consenso que no vale la pena profundizar en gratuidad sino que complementarla con otros instrumentos como los créditos. Hoy el crédito que reemplazó al CAE tiene una tasa muchísimo más baja que antes y es contingente al ingreso por lo que ya nadie se sentirá acogotado por una deuda universitaria. Si a esto se pueden agregar otros créditos para apoyar la manutención y otros se hace más pareja la cancha de las oportunidades. Sucede además, que hoy el título universitario sigue siendo garantía de mejores sueldos futuros, por lo que eso entrega una ventaja que luego puede ser devuelta a la sociedad como pago de créditos.

—Según señala una encuesta de Vertebral, ese tipo de medidas sería de mayor impacto, ya que el 52% de los alumnos de esas instituciones estudian y trabajan a la vez y el 22% de ellos, además son jefes de hogar. ¿Qué opinas al respecto de aquello?

—Hoy se produce una paradoja en que muchos jóvenes y vulnerables trabajadores quieren progresar y estudiar en las noches, pero como tienen ingresos no son sujetos de gratuidad. Generalmente tienen cargos de entrada en las empresas por lo que tienen sueldos bajísimos, pero eso ya les impide recibir beneficios, entonces quien es esforzado y quiere progresar tiene un castigo en la política pública en vez de un apoyo. Un sistema más robusto de créditos le permitiría a ese trabajador invertir hoy en su educación sabiendo que eso le va a permitir después aumentar sus posibilidades de ingresos por lo que podrá pagar un crédito con cuotas razonables. Los trabajadores en Chile se dan cuenta en su puesto de trabajo que necesitan aumentar su nivel de preparación para seguir desarrollando su carrera profesional, por lo que entienden que pueden endeudarse para obtener un nuevo título que los promueva. Esto sin duda irá creciendo con la llegada de la industria 4.0 y la nueva economía basada en el conocimiento. Es evidente que los nuevos tiempos exigen una formación continua y de títulos cortos que se vayan complementando y son los IP y CFT quienes mejor saben entregar esos “paquetes formativos”.