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Regístrate y accede a la revistaEl aprendizaje se produce cuando alguien quiere aprender y no necesariamente cuando alguien quiere enseñar, señalan los expertos. Pero ¿cómo hacer que los alumnos quieran aprender?, ¿qué hacer para lograr que los estudiantes pongan atención y puedan aprender?
El desafío de la educación es que el aprendizaje sea significativo para los niños, que trascienda, y que año a año, los alumnos vayan avanzando en conocimientos. Un aspecto importante para que los alumnos aprendan efectivamente es que la clase logre captar su atención. Hay ciertos aspectos que expertos recomiendan para que la aula entre en ambiente de aprendizaje.
Relacionar la materia con temas de actualidad puede ser el primer paso. Para aprender, por ejemplo la regionalización de Chile, tal vez sea bueno pedir que los alumnos cuenten dónde fueron de vacaciones, y qué características tenía el clima. Lo real, lo cotidiano es más efectivo que ejemplos lejanos y/o ficticios.
Hay cierto margen en una clase en que los alumnos pueden decidir ciertas cosas, por ejemplo, donde sentarse o con quien trabajar, esto obviamente supervisado por el profesor de la clase. Algunos alumnos pueden sentir que hacer el trabajo con uno u otro compañero puede ayudarles más a entender la materia, así como puede haber otros que prefieran trabajar solos. Lo importante es que mientras existan posibilidades de flexibilidad, estas sean puestas a disposición de los alumnos para potenciar su aprendizaje.
Para los alumnos es más significativo aquello que es capaz de deducir, la información a la que llega después de un proceso de reflexión perdura en el tiempo más que aquella que se recibe en una cátedra. Por eso, formular preguntas, y no dar las respuestas incentiva la curiosidad y la atención de los estudiantes. Se trata de plantear preguntas provocadoras que fomenten la experimentación.
Valeska Alarcón, quien trabaja en la Universidad de Santiago de Chile como coordinadora de postítulos para profesores, señala que una metodología que fomenta la deducción de los alumnos es el sistema COPISI (Concreto – Pictórico – Simbólico). Este enfoque que es parte de las orientaciones didácticas del Ministerio de Educación para la enseñanza de la matemática, desarrolla la comprensión conceptual de los alumnos.
Con esta metodología, en cada lección los estudiantes son animados a participar en actividades matemáticas concretas que fomentan el pensamiento exploratorio, permitiendo realizar trabajo analítico y colaborativo. La representación pictórica del concepto ayuda a los estudiantes hacer conexiones entre ideas matemáticas y representarlas visualmente, antes de pasar a su representación más abstracta.
El juego siempre es una manera de captar la atención. La gamificación es una herramienta muy interesante para el aprendizaje significativo, y que ha permitido cambiar la perspectiva sobre lo que es el juego y sus posibilidades en educación. Lo importante del juego, según lo señala Valeska Alarcón,”… es que el juego tenga algún aprendizaje incorporado, el jugar por jugar no sirve, tiene que haber significación para que haya transferencia de conocimientos”.
Para la Alarcón, quien además es profesora de educación media es importante cada uno de los puntos, señala que “aunque trabajar en aula fomentando la construcción del aprendizaje puede ser más lento, es más significativo para los estudiantes y al ser más significativo permanece”
“En definitiva se ocupa más tiempo ahora, pero en el largo y mediano plazo, se hace más rápido el proceso de enseñanza a no tener que volver a repasar contenidos ya pasados porque estos, al ser adquiridos eficientemente, son la base del siguiente proceso de aprendizaje”.
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