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Regístrate y accede a la revistaEl debatido tema de cómo y cuánto ayudan las tareas en el proceso de aprendizaje: Que generan hábitos en los niños, pero que pueden derivar en ansiedad y estrés. Que son un apoyo a lo aprendido en la sala, pero que los niños necesitan tiempo para jugar…
Hace unos años se ha planteado el debate de qué tan efectiva son las tareas escolares y aún no hay consenso de su utilidad. Tanto así que en 2016 se impulsó una iniciativa que llegó hasta el Congreso y terminó con un rechazado proyecto de ley que buscaba regular, o incluso eliminar, los deberes para la casa.
Positivas o negativas, lo cierto es que hoy las tareas son una realidad. Y lo importante es que deben estar bien diseñadas para que efectivamente sirvan como una herramienta de apoyo para los estudiantes.
Macarena Guzmán es profesora de educación básica y cuenta su visión sobre las tareas. “Si un adulto se mete a clases de cocina, no necesitará practicar la receta en la casa para que le salga bien”, dice. “Entonces, ¿por qué lo que se enseña en la sala no es suficiente?”, pregunta.
Afirma que aunque hay niños a los que efectivamente sí les servirá reforzar en casa, el aprendizaje se debe dar dentro de la sala. “Para mí el aprendizaje surge a través de la experiencia, y eso es lo que deben buscar los profesores”.
Por otra parte, admite que también hay un lado positivo, como el refuerzo de la autonomía, el hacerse cargo de un deber. “Pero las tareas tienen que ser cortas, atractivas y en directa relación con lo que se hace en clases. Lo que hace propia la tarea para un niño es que sea a partir del aprendizaje de la sala y que lo pueda hacer solo”.
Por su parte la psicóloga Ignacia Larraza cuenta de su experiencia en el Colegio Elisa Valdés, en Puente Alto. “La tarea no puede ser algo que sobrepase los 30 minutos diarios, independiente de la edad. Tampoco pueden ser todos los días y siempre tienen que tener como objetivo el reforzar un contenido que ya fue aprendido en el aula”, afirma.
Asegura, además, que es muy importante que los padres se involucren en el proceso de aprendizaje de sus hijos. “¿Qué pasa si a un niño no le mandan tareas, y le dicen al apoderado que tiene problemas de aprendizaje o le cuestan ciertos temas? La única manera que pueda comprobarlo es a través de las tareas”.
Esto no quiere decir que los apoderados deban siempre acompañar a los escolares en sus deberes. En las primeras tareas, que debieran comenzar paulatinamente después de la etapa prescolar -explica- es rol de los padres enseñarles el hábito de estudios, cómo hacer las tareas. Luego ya aprenden a hacerlo solos.
Hace un tiempo el Mineduc diseñó un documento para los establecimientos educacionales con 5 tips para lograr buenas tareas. En resumen plantean lo siguiente:
Revisa completas las orientaciones del buen sentido de las tareas acá.
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