La semana recién pasada aparecieron los nuevos resultados Simce. La novedad, fue la nueva forma de presentarlos, en que se midió la convivencia escolar y otros cuatro criterios como indicadores de calidad de los establecimientos. Conversamos con Ernesto Treviño, Director Ejecutivo del CPCE y Doctor en Educación de la Universidad de Harvard.

Por Marcela Paz Muñoz Illanes

Los puntajes de segundo y cuarto básico no tuvieron diferencias en Lectura y Matemáticas respecto del año 2013 y solo el 27% de los colegios lograron una mejora sostenida.  Esta vez se midieron además cuatro elementos predictivos, como: convivencia escolar, retroalimentación de profesores y alumnos, involucramiento de los padres y liderazgo. Estos factores se evaluaron en base a lo que los escolares, apoderados y docentes contestaron de al rendir la medición en el año 2014.

Se detectó que aquellos establecimientos que fueron bien evaluados en convivencia escolar -que se entiende como  una buena relación en toda la comunidad académica- aventajaron en 42 puntos en el Simce al resto de los establecimientos.  Sobre estos resultados conversamos con Ernesto Treviño, Director Ejecutivo del CPCE y Doctor en Educación de la Universidad de Harvard.

 ¿Por  qué nuevamente los puntajes se estancan, y peor aún los alumnos de sexto básico tuvieron una caída de 10 puntos? ¿Están mal enfocadas las políticas?

 -Es muy difícil subir los aprendizajes promedio de un sistema escolar. Las políticas hasta ahora han puesto un piso importante, pero requerimos una nueva generación de políticas educativas que apunten a la calidad para, al menos, el 60% de los estudiantes de menor nivel socioeconómico. Tenemos ya una base financiera sólida con la subvención escolar preferencial, pero requerimos mecanismos de creación de capacidades en las escuelas. Estos mecanismos deben incluir el trabajo con profesores en el aula y el acompañamiento de la escuela para mejorar paulatinamente la gestión, de manera que las  escuelas se transformen en organizaciones que aprenden. 

Respecto de la caída de 10 puntos en sexto básico, es importante señalar que hay dos elementos que podrían estar detrás. En primer lugar, es probable que las escuelas estén poniendo más atención a los resultados hasta cuarto básico, pues ese ha sido tradicionalmente el grado escolar considerado en la rendición de cuentas de desempeño. En segundo lugar, cabe recordar que los instrumentos de evaluación representan aproximaciones a la realidad, y es posible que esa caída tenga algo de lo que llamamos en estadística, error de medición. En tercer lugar, habría que preguntarse qué papel han jugado los continuos cambios curriculares, tanto en el sistema escolar como en la dificultad de hacer pruebas comparables en el tiempo. En suma, no creo que esta caída sea motivo de alarma. Es necesario ver si se mantiene el próximo año.

¿Qué le parece la nueva forma de entregar resultados, en que se valoran índices como el de convivencia escolar? ¿Cree que desde el punto de vista de mora es beneficioso? 

-Me parece importante que se hable de calidad educativa y no solamente de puntajes SIMCE. La calidad tiene dos componentes. Por un lado, es necesario tener procesos educativos de calidad, y aquí entra la enseñanza, la convivencia, el liderazgo directivo y otros. Si estos componentes son de calidad, es altamente probable que se obtengan resultados positivos. Por otro lado, es necesario ver los resultados de aprendizaje y otros resultados de la escuela. Sin embargo, se puede lograr un puntaje SIMCE alto a través de medidas de presión a niños y docentes, que no se condicen con los procesos de calidad. Por ello es indispensable ver siempre la calidad desde estas dos caras.

Respecto de las medidas para evaluar convivencia escolar, son razonables, aunque sin duda pueden ser perfectibles. En nuestro país nos hemos enfocado en hacer énfasis solamente en los resultados, y tenemos excelentes pruebas estandarizadas. Sin embargo, ni el congreso ni el ejecutivo habían dado la misma prioridad a los otros indicadores de calidad. Por ello estamos en una primera etapa y creo que pueden perfeccionarse de la mano de un marco lógico para entender la calidad como un proceso que, conducido virtuosamente, lleva a buenos resultados.

Pese al incremento en recursos para educación subsisten las brechas  por nivel socioeconómico, ¿crees que se debe a un relajo en materia educativa a nivel nacional?

-Las brechas por nivel socioeconómico obedecen a la creciente segregación de nuestro sistema escolar, que va dejando a los niños más vulnerables concentrados en las mismas escuelas, muchos de ellos en establecimientos públicos. La ley de inclusión debería ayudar a atenuar esta relación. Por otro lado, tampoco se ha corregido la desigualdad socioeconómica, que es la variable principal que genera disparidades educativas. Esto quiere decir que en lo social también tenemos tarea por delante. 

¿Le parece apropiada la entrega de información a la opinión pública sobre el Simce? El Mineduc aduce que se quiere evitar la comparación entre los distintos establecimientos educacionales, ¿qué opinas?

-La entrega de información me parece adecuada. Tenemos veinte años publicando rankings y comparaciones entre escuelas que, en la práctica, han generado principalmente estigmatización de los establecimientos. Con esto no quiero decir que se deba eliminar la evaluación, sino más bien, que esta debería servir para ayudar a las escuelas y a las políticas educativas a mejorar. En Chile los rankings de escuelas son, en realidad, rankings de nivel socioeconómico de los estudiantes que a ellas asisten, salvo un pequeño porcentaje de excepciones.