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Regístrate y accede a la revistaComo parte de un estudio, algunas escuelas norteamericanas retrasaron la hora de inicio de clases. Esta medida mejoró el rendimiento de los alumnos y sus hábitos de sueño.
Un estudio señala que comenzar más tarde las jornadas escolares tiene un impacto positivo en el rendimiento estudiantil y, sobre todo, en los hábitos de sueño de los adolescentes.
El reporte Sleepmore in Seattle (cuyo nombre alude a la película Sleepless in Seattle protagonizada por Tom Hanks) afirma que la mayoría de los adolescentes sufren de falta crónica de sueño. Por ello, analiza la estrategia de retrasar la hora inicial de clase en el nivel secundaria. Según los expertos del estudio, esto permitiría a los estudiantes despertarse más tarde sin alterar su ritmo circadiano.
Como experimento, algunas escuelas públicas de Seattle, Washington, retrasaron la hora de inicio de clases de las 7:50 a. m. a las 8:45 a. m. Se contrastaron los comportamientos de sueño de dos grupos de estudiantes mediante monitores de muñeca con el fin de recopilar información sobre la luz y los niveles de actividad cada 15 segundos, además, se supervisaron las horas de sueño.
En los resultados se observaron un aumento en la duración media del sueño de 34 minutos, un aumento del 4.5% en las calificaciones medias de los estudiantes y una mejora en la asistencia.
Generalmente, los adolescentes optan estar despiertos más tarde que los adultos y prefieren despertar más tarde. Como señala el reporte, podemos culpar a los smartphones, videojuegos o cualquier otro dispositivo digital de ser el principal distractor, sin embargo, hay una razón fisiológica que poco se aborda.
En el blog de la Universidad de Washington, Gideon Dunster, profesor de Biología, señala que distintos estudios han demostrado que los ritmos circadianos de los adolescentes son simplemente diferentes de los adultos y los niños.
Señalan los especialistas del estudio que esta aversión adolescente a despertarse muy temprano es el resultado de cambios tanto en la regulación circadiana como en la homeostática del sueño. Durante la pubertad el ritmo circadiano adolescente retrasa naturalmente el inicio del sueño. Además, hay evidencia de que el reloj circadiano adolescente es menos sensible a la luz durante la mañana. Por otro lado, la regulación homeostática del sueño, que aumenta la presión del sueño, también se modifica en los adolescentes mayores. Esto les permite permanecer despiertos por más tiempo, en relación con los adolescentes más jóvenes.
Como exaltan innumerables especialistas, la experiencia educativa se tiene que adaptar a los estudiantes, no al revés. Antes de obligar a los adolescentes a dormir temprano y arrastrarlos de sus camas a los salones de clase, tal vez vale la pena modificar los horarios de clase para que asistan con más energía y disposición.
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