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En el año 2012, José Weinstein y Gonzalo Muñoz publicaron el libro ¿qué sabemos sobre los directores de escuela en chile? tres años después, José Weinstein, ex subsecretario de Educación y actual académico de la Facultad de Educación de la Universidad Diego Portales (UDP), reveló los resultados de la primera encuesta nacional «la voz de los directores” a directivos de liceos y escuelas.
Por Marcela Paz Muñoz Illanes
En la encuesta que se aplicó en el último trimestre del año 2013 participaron cerca de 600 directores de todas las regiones del país y en ella se abordaron temas como: su visión sobre la situación de la educación en el país y la evaluación de las instituciones y autoridades educacionales. Además, dieron a conocer sus prácticas de liderazgo más recurrentes y su relación con los equipos docentes en los establecimientos que conducen. En tanto, en el libro mencionado se revelaron antecedentes hasta ahora desconocidos sobre el grupo de personas que conforman los directores de escuela en Chile. Sobre estos temas conversamos con el académico de la UDP, José Weinstein.
¿Cómo son los directores de escuela en Chile?
En relación con los directores de escuela de América Latina, los chilenos destacan por su edad avanzada, su extensa formación académica (habitualmente tienen formación de posgrado) y su dedicación plena a la función de dirección (realizan pocas clases y están contratados mayoritariamente en jornada completa). Comparten con los otros países de la región que una mayoría son mujeres; en especial, en la educación privada y en las escuelas básicas.
En una dimensión más actitudinal, sobresalen por su compromiso con su labor y su vocación por la educación, manifestando la gran mayoría que volvería a desempeñar esta labor a pesar del estrés, los sueldos mediocres y la alta exigencia que le están asociados.
¿Cuán importante es su labor dentro del proceso de aprendizaje de los alumnos?
Es sabido que los directores son decisivos para que la escuela tenga buenos resultados académicos, y para producir en su interior reales aprendizajes. La forma de incidir de parte de los directivos es básicamente indirecta: influir entre los docentes para que, individual y colectivamente, hagan mejor su labor educativa en la sala de clases. Más precisamente los directores pueden ser relevantes para potenciar las competencias pedagógicas de los docentes, para favorecer su motivación por la enseñanza y para crear condiciones que permitan un mejor trabajo docente. No debe olvidarse la importancia de los directivos para impulsar el trabajo colectivo entre los docentes, creando espacios y oportunidades adecuados para aquello, de modo que se pueda superar el habitual aislamiento e irse desarrollando una comunidad profesional al interior de la escuela.
¿De qué manera ha evolucionado el rol que ejercen los directores a través de la historia?
El rol de los directores ha cambiado notablemente en las últimas décadas. De ser el encargado de hacer cumplir en la escuela las instrucciones que “bajaban” desde el Ministerio de Educación, se ha convertido ahora en quien debe liderarla educativamente. Los procesos de descentralización, mayor autonomía de la escuela y, sobre todo, de rendición de cuentas respecto de la calidad de la enseñanza, han influido decisivamente en este cambio. Su rol se ha complejizado y exige un conjunto de competencias que anteriormente no eran indispensables. En el caso chileno, este cambio de rol se ha expresado en distintas leyes que desde mediados del 2000 han establecido que el compromiso principal de los directivos reside en liderar el proyecto educativo del establecimiento que dirigen. Debe tomarse nota que este cambio no solo es respecto de las autoridades educativas, sino también respecto de los otros docentes de la escuela que dirige, frente a quienes ahora debe ejercer su liderazgo pedagógico.
¿Cuáles son las principales dificultades a las cuales se ve enfrentado el director en un establecimiento educacional?
Si bien depende del contexto en que se desempeña, hay algunos problemas más comunes. La primera es la exigencia frecuente, por parte del sostenedor o del ministerio, de resultados (tanto académicos como de matrícula u otros) que muchas veces no dependen del director mismo. No hay un equilibrio entre lo que se le exige y los recursos de los que dispone. Otra, vinculada a la anterior, consiste en la ausencia de atribuciones para poder realizar un adecuado liderazgo educativo, lo que queda de manifiesto en su poca incidencia en la contratación y despido de docentes, o en los planes de desarrollo profesional de los docentes a su cargo.
¿Cómo son los equipos directivos en nuestro país?
Suelen ser débiles y no cubren las diversas dimensiones de la gestión adecuadamente, por lo que es común que los directores deban hacer un poco de todo, desde el liderazgo pedagógico hacia los docentes hasta la supervisión de la conducta de los alumnos, la atención de los apoderados o la preocupación por la mantención del edificio.
Resultados de la encuesta: “La voz de los directores”
¿Cuáles son las principales conclusiones de esta segunda versión de la encuesta?
Apuntan a que los directores tienen una opinión crítica de las políticas educativas en curso y una evaluación negativa de las autoridades gubernamentales, que tienden a agudizarse en los directores del sector particular subvencionado y pagado. Gran parte del sondeo se enfocó en obtener la opinión de los directores del proyecto de inclusión y, en este tema, los resultados muestran que, aun cuando los directores en general apoyan los temas que esta reforma aborda, estos no son desde su perspectiva los prioritarios para mejorar la calidad y equidad del sistema escolar. Además, se manifiesta una visión negativa del manejo del Gobierno de este proyecto, existiendo entre los directores una idea de improvisación, de deficiencias comunicacionales y de falta de espacios de participación en su definición.
¿Cuáles son entonces los temas que sí son críticos para los directores?
En esta segunda medición los directores coinciden en que las prioridades de política debiesen apuntar a mejorar la formación inicial y continua de los profesores, y a la creación de una nueva carrera docente, que es justamente el próximo proyecto que el Gobierno ha anunciado. Al mismo tiempo, reconocen otras medidas prioritarias para mejorar su propio desempeño, como son el contar con más atribuciones sobre el personal docente y mejorar la calidad de la formación que reciben. En ambos temas, si uno observa las políticas educativas de los últimos años, se puede identificar que hay espacios para avanzar: de un lado, los directores, si bien vieron aumentadas sus atribuciones con la Ley de Calidad y Equidad, estas siguen siendo bastante restringidas y, por otro lado, es claro que no ha existido en Chile una política decidida hacia la formación de directores que efectivamente se oriente a fortalecer las capacidades del universo de directivos del país.
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