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Regístrate y accede a la revistaSu jornada laboral termina cerca de las 4 o 5PM, tienen semanas extras de vacaciones y muchas veces gozan también de los interferiados... ¿Es la labor del profesor menos estresante que otros trabajos?
Estar con 30 niños que no quieren sentarse, no quieren estar en silencio y, cuando por fin lo hacen, varios no logran o no les interesa entender lo que les quieres explicar. Así podría ser un día “normal” en una sala de clases.
Sin duda, la labor de un profesor puede ser muy estresante. Situaciones conflictivas en las aulas, alumnos con problemas emocionales o de aprendizaje, apoderados inflexibles y el no muchas veces bien remunerado trabajo, aumentan la ansiedad y perjudican la autoestima de los docentes.
Tienen en sus manos la formación de las futuras generaciones y para esto los profesores deben estar emocionalmente sanos. Un agotamiento emocional perjudica directamente la enseñanza en la sala. “Más que eso, por su trabajo tienen que ser una especie de psicólogos en la sala, pero sin la preparación para serlo ni las herramientas necesarias para contener y derivar a los alumnos que lo necesitan”, explica Trinidad Barriga, psicóloga con experiencia en cursos de manejo de ansiedad y estrés para alumnos y docentes.
Los colegios cuentan con profesionales para los alumnos con problemas, pero ¿qué pasa cuando un profesor necesita apoyo? “Las cosas ocurren dentro de la sala y ellos necesitan saber cómo controlar el problema in situ”, afirma Trinidad.
Exigente carga laboral
Además de las clases, los profesores deben cumplir labores administrativas donde tienen que reservar tiempo para planear, evaluar y orientar a los alumnos, organizar actividades, asistir a reuniones de trabajo y preparar entrevistas con los apoderados.
“Una de las vulnerabilidades más importantes que tienen los profesores es la alta demanda que tienen”, explica Trinidad, quien asegura que su labor se ha vuelto aún más estresante en los últimos años por nuevos factores que tienen que manejar, como aumento en las exigencias académicas, bullying, ciberbullying y las relaciones y transgresiones provocadas por internet.
Por otro lado, “los alumnos que tienen dificultades en distintas áreas -de aprendizaje o emocionales- son también gatillantes de ansiedad y estrés para sus profesores”.
Para manejarlo la planificación del tiempo es uno de los recursos más importantes. También mejorar las condiciones laborales y controlar la cantidad de estudiantes por sala. Y es deber de las instituciones contar con herramienta que ayuden a enfrentar las situaciones más complicadas, insiste Trinidad. “Soy una convencida de que tanto colegios como universidades tienen que proporcionar espacios que brinden bienestar, seguridad y calma. Que existan protocolos de atención o derivación en los colegios y gente preparada para ayudarlos y guiarlos en las situaciones de ansiedad”, concluye.
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