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Nov 2024 - Edición 288

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Profesora abocada a la comunidad indígena del Ártico recibe el «Nobel» de Educación

La canadiense Maggie MacDonnell se llevó un millón de dólares gracias a su destacada labor enseñando a niños de zonas aisladas. Con su ayuda, los jóvenes han ido cambiando el alcohol y las drogas por el deporte y la alimentación sana.

Por: El Mercurio
Profesora abocada a la comunidad indígena del Ártico recibe el «Nobel» de Educación

Horas antes de ser distinguida como la mejor profesora del mundo, Maggie MacDonnell hacía eso que sabe hacer mejor. Sentada en el medio de un centro de convenciones en Dubái, la canadiense comentaba con tres jóvenes lo distinto que son los Emiratos Árabes a su hogar: mientras que en esta zona las temperaturas bordean los 40° Celsius, en Salluit no es raro que estas alcancen los -20° C. «Es una villa muy aislada dentro del Ártico canadiense, hasta donde no se puede llegar por tierra», les explicaba sobre el hogar que adoptó hace seis años, cuando decidió que la mejor forma de hacer honor a su título de pedagoga era dejar la comodidad de las grandes ciudades y enseñar donde se hacía más necesario.

En el caso de Salluit, estas necesidades se evidencian a través de altas tasas de criminalidad, consumo de marihuana y alcoholismo juvenil. Debido a la falta de oportunidades y nula presencia de especialistas, el número de suicidios adolescentes también ha ido en alza en los últimos veinte años.

«Estos son niños con muchos traumas, especialmente las mujeres. Cuando se vuelve necesario llevar a una abuela al médico, las mamás dejan la villa por dos semanas, y son las niñas quienes quedan a cargo. Su tarea pasa a ser cuidar a los cinco o seis hermanos que puedan tener, comprar la comida y cocinar todos los días. Los problemas no quedan ahí: las estadísticas, además, muestran que el 50% de las adolescentes ha sufrido abuso sexual, a veces por parte de sus compañeros. Por lo mismo, no es fácil motivarlas para ir al colegio».

Para revertir esta falta de ganas de sus alumnos, la propuesta de MacDonnell fue crear un programa de habilidades blandas, además de academia de deportes que ayuda a alejar a sus estudiantes de los vicios. Entre otras cosas, la profesora los entrena para correr maratones y los ayuda a preparar los menús saludables que ellos diariamente cocinan para toda la comunidad del Ikusik School. «Es una forma sencilla de hacerlos sentirse valorados», dice sobre los jóvenes de enseñanza media a los que guía.

Para mezclar deporte con nutrición, a la hora de hacer batidos de frutas, la maestra tuvo la idea de instalar una bicicleta estática y conectarla a una juguera: mientras más pedalean los niños, más se van moliendo los ingredientes.

Por sus ideas innovadoras, Maggie MacDonnell fue premiada ayer con el Premio Global de Profesores (Global Teacher Prize). La distinción -que se ha hecho conocida como el premio Nobel de la Educación- es entregada por la Fundación Varkey al término del Foro Global de Educación y Habilidades, que anualmente se organiza en los Emiratos Árabes. Su objetivo es reconocer a quienes han hecho una contribución sobresaliente a la profesión docente, inspirando a otros en el camino.

Este año fueron más de 2 mil especialistas de 140 países los que participaron en el encuentro, incluidos la ex Primera Ministra de Australia Julia Gillard; la directora general de la Unesco, Irina Bokova; el director del Instituto Nacional de Educación de Singapur, Oon Seng Tan, y más de 30 ministros de Educación, entre los que no se incluyó a Chile.

«Los maestros son responsables de muchas personas: alumnos, apoderados, la comunidad en general. Pero a fin de cuentas, y como todos los buenos profesores saben, su mayor responsabilidad es algo más grande. Son responsables del futuro, de formar a los niños que van a moldear el mundo en el que vivimos», indicó durante la ceremonia y a través de un video el Primer Ministro de Canadá, Justin Trudeau. Otros saludos grabados llegaron por parte del Príncipe Harry, del Reino Unido, además del astronauta francés Thomas Pesquet, quien desde la Estación Espacial Internacional felicitó a la profesora por «enseñar a las nuevas generaciones cómo cuidar del Ártico canadiense». Y agregó: «Se ve hermoso desde acá arriba».

Maggie MacDonnell vuelve a casa con un premio de un millón de dólares, el que espera destinar a programas que ayuden a mantener las tradiciones culturales de la población esquimal de la zona, los inuits.

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