«La evidencia sugiere que un liderazgo escolar de alta calidad tiene grandes impactos en el rendimiento estudiantil. Por ejemplo, si podemos mover a los líderes del percentil 25 de efectividad al percentil 75, significaría algo así como entre uno y tres meses adicionales de aprendizaje para los estudiantes individuales en la escuela. Por eso invertir en los líderes escolares es realmente importante para el sistema educativo», aseguró Jason Grissom, académico del Peabody College de la Universidad de Vanderbilt en Nashville, Tennessee, en el marco del Seminario Internacional de Liderazgo Educativo que se realizó el CILED el pasado 3 de octubre en la Universidad del Desarrollo.

Durante su conferencia, Grissom se refirió a las prácticas efectivas de los directores de escuela y su impacto en el logro académico de los estudiantes. La charla se basó en un informe encargado por The Wallace Foundation (EE.UU.), que sintetiza dos décadas de investigaciones sobre el rol de los directores escolares en Estados Unidos y sus conclusiones aplicables a otros contextos.

Grissom destacó también que la calidad del liderazgo escolar tiene un impacto significativo y medible en los resultados de aprendizaje de los estudiantes, tanto en matemáticas como en lectura. De acuerdo con seis estudios de alta calidad revisados, un cambio de un director por debajo del promedio a uno por encima del promedio puede incrementar el aprendizaje de los estudiantes en 1 a 3 meses adicionales. Además, se observó que un liderazgo escolar efectivo también influye en otros aspectos clave como la retención de profesores efectivos y la reducción del ausentismo estudiantil.

El académico presentó cuatro componentes principales que definen un liderazgo escolar de alta calidad:

1. Uso de datos para mejorar la instrucción docente.
2. Creación de un clima escolar centrado en el aprendizaje y la enseñanza.
3. Promoción de la colaboración intencional entre los docentes.
4. Gestión estratégica de los recursos hacia los objetivos educativos.

Grissom subrayó que los directores escolares no solo deben centrarse en mejorar el rendimiento académico, sino también en promover la equidad educativa, atendiendo a estudiantes de bajos recursos o con necesidades especiales. Propuso que la formación de directores se enfoque en habilidades de alto impacto y en prácticas que fomenten entornos escolares más inclusivos y equitativos.

Con una audiencia compuesta por líderes educativos chilenos, la presentación de Grissom ofreció importantes reflexiones para los tomadores de decisiones, quienes fueron instados a invertir en el desarrollo de directores escolares altamente capacitados. La conferencia cerró con una sesión de preguntas y una discusión sobre la implementación de estos principios en el contexto latinoamericano.