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Regístrate y accede a la revistaCon un entusiasmo único y queriendo fomentar la educación afectiva y sexual en los colegios de menos recursos, María Inés emprendió un camino que hoy ya muestra sus frutos.
Cuando recién comenzaban a trabajar con niños el tema de la educación sexual y afectiva en el colegio de hombres de la Protectora de la Infancia, hace más de 15 años atrás, una apoderada dijo: ‘los niños pueden pololear pero con la ropa puesta’, cuenta María Inés Ross. Esta frase le quedó grabada para siempre, porque eso es exactamente lo que quiere que sus alumnos comprendan. Hoy la institución trabaja la afectividad y sexualidad en sus dos establecimientos técnicos: el Colegio Industrial las Nieves (de hombres) y en el Colegio Técnico las Nieves (de niñas), ambos en Puente Alto. María Inés cuenta que lo que buscan es ‘lograr instalar el tema dentro de la intimidad madre, padre e hijo’.
Ella es Estadístico de profesión y las vueltas de la vida la llevaron a la Protectora de la Infancia para abordar la afectividad y sexualidad. A pesar de ser la hija de la presidenta de la fundación nunca había pensado relacionarse con ésta. Cuando trabajaba en la Universidad Católica, su compañera de trabajo, la psicóloga Mónica Silva, le comentó que estaba abocada a estructurar programas sobre afectividad y sexualidad en colegios privados. Mientras la escuchaba María Inés hizo clic y le dijo: ‘¡tú estás loca!, la verdadera necesidad no está en los particulares pagados, trabajemos con colegios que realmente lo necesitan’.
Así fue cómo llegaron a la Protectora. Una vez instaladas, comenzaron a trabajar con lo que María Inés sabía hacer perfectamente: medir. ‘Ahí nos dimos cuenta que un porcentaje de los niños que llegaban a nuestro colegio ya había iniciado su actividad sexual, por lo tanto lo más adecuado era abordar este tema pedagógicamente, con valores y dar el espacio para conversarlo y formarse’.
Comenzaron en 1993 trabajando con el colegio de hombres y la experiencia con ellos fue positiva, así que en el año 1999 se animaron a trabajar con el colegio de niñas. ‘Nuestro gran desafío era hacerlo con las adolescentes, porque tú en la adolescencia te puedes replantear ciertas cosas y tomas las riendas de tu vida’. Decidieron instalar el programa en segundo medio porque es un nivel que ya cuenta con lazos de confianza.
La base del programa que aplican es el trabajo con los padres. ‘De hecho al comienzo sólo queríamos trabajar con ellos, pero nos dimos cuenta que era difícil y lo mejor era tratar el tema en la sala de clases y tener unidades de trabajo con los padres en la casa, ellos solos con sus hijas’.
El programa busca principalmente retrasar el inicio de la actividad sexual; que las niñas aprendan sobre sexualidad; reflexionen acerca del significado de sus vidas; y que integren la afectividad y la sexualidad de modo que les ayude a construir relaciones matrimoniales sólidas y estables. Para esto trabajan durante todo segundo medio, mediante dos horas semanales. El taller lo han estructurado en tres partes: las adolescentes tratan el tema ‘Sexualidad y Adolescencia’ durante todo el año, a la vez se realiza un encuentro de las orientadoras con los padres, y finalmente el programa cierra con una reunión padres e hijas.
Pero este taller no era suficiente. Los jóvenes hoy están expuestos a un bombardeo constante de información donde se muestra la sexualidad totalmente alejada de lo afectivo, entonces era necesario reforzar la enseñanza en el resto de los niveles para tratar otras temáticas específicas. Así se sumaron otros talleres y jornadas complementarias (ver recuadro). Asimismo imparten el ‘Programa de Apoyo a las Madres
Adolescentes (AMA)’, que surgió para abordar de manera efectiva y positiva la realidad de las jóvenes que se ven enfrentadas a un embarazo a temprana edad. Este taller se dicta de manera transversal, cuando hay presencia de niñas embarazadas, la idea es acogerlas y ayudarlas a enfrentar el duro camino que deberán recorrer de ahí en adelante.
Hoy María Inés se encuentra en un cargo dentro de la Protectora mucho más estratégico y desde ahí mira lo logrado y se encuentra orgullosa.
Sabe que están en buena dirección, es una convencida de que es posible que los jóvenes cambien su visión sobre la sexualidad y le otorguen el valor que amerita, a pesar de que no hayan recibido formación desde niños. ‘Hay que quitarse la idea de que la sexualidad es un tema que hay que abordar desde pequeños y no se puede hacer nada cuándo los muchachos están más grandes’.
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