Inclusión versus Integración. Aunque coloquialmente usamos estas palabras como sinónimos, en el área de la educación hay una gran diferencia. Mientras en los colegios con inclusión hay una inserción total de los niños con necesidades, los con integración tienen una inserción parcial, en que los niños necesitan requisitos especiales como un tutor de acompañamiento.

En Chile existe el Decreto 83/2015, que promueve la diversificación de la enseñanza en Educación Parvularia y Básica, y aprueba criterios y orientaciones de adecuación curricular para estudiantes que lo requieran. Además, se ha implementado el Programa de Integración Escolar PIE, una estrategia inclusiva para los colegios que reciben subvención del Estado. “Tiene el propósito de contribuir al mejoramiento continuo de la calidad de la educación, especialmente de estudiantes que presentan Necesidades Educativas Especiales (NEE)”, explican en Mineduc.

Margarita Pérez es profesora de un colegio particular en el que han trabajado un sistema de integración. “Se hacen esfuerzos para que los niños puedan desarrollarse dentro de la sala de clases, y hay algunas capacitaciones y preparación para la comunidad docente. Sin embargo, una cosa es recibir a los niños en el colegio, pero falta mucho por desarrollar para que verdaderamente puedan aprender y desarrollarse al máximo según sus capacidades”.

Explica además que aunque hay equipos de apoyo como psicopedagogos, el proceso se hace más difícil para los profesores cuando hay niños con NEE en la sala. “De alguna manera, cuando la dificultad es mucha, al final se necesita ayuda de los padres, como limitar la jornada o pedir refuerzo de tutores y otras especialidades”:

En carne propia

En Chile no hay cifras oficiales sobre la prevalencia del autismo, pero tomando como referencia los datos de Estados Unidos, en 2018 se contaron a 1 de cada 59 niños de 9 años con alguna condición del espectro autista. “Con estas cifras, se podría pensar que hay altas probabilidades de conocer a alguien con esta condición”, calcula Magdalena. Ella es mamá de Manu, un niño con autismo.

“Hay muchos mitos sobre el autismo y el desconocimiento genera discriminación y miedos”, dice. “Yo diría que no existen colegios con inclusión, ya que siempre es el niño y la familia los que se tienen que adecuar al sistema. Ya sea por ajustes de horario o financiar tutores y otras especialidades”.

Carmen Luz Amenábar es madre de una niña con síndrome de down y está de acuerdo. “Son realmente pocos los colegios con inclusión. Y con inclusión de verdad no sé si existen en Chile”, dice. Y agrega: “No estamos preparados para recibir en los colegios a niños con NEE. Se está avanzando en esto, pero queda aún mucho por recorrer. Mientras no haya un marco legal que obligue a dar el paso, es prácticamente imposible que la situación cambie totalmente”.

¿Discriminación? “Absolutamente. Como impedimentos para ser admitido en los colegios, cuando exigen incluir ayudas externas que no todos pueden costear, cuando limitan la jornada sin evaluar competencias ni capacidades, o llanamente limitan algunas participaciones en lugar de flexibilizar. Obviamente no en todas partes es igual, y muchas veces se hacen esfuerzos, pero sentimos que aún no escapamos a esta triste realidad”, concluye Carmen Luz.