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Nov 2024 - Edición 288

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Los más pequeños del colegio también usan las TIC

Existe una amplia variedad de recursos educativos que podemos explorar en el salón de clase. Lo más importante es tener un objetivo de aprendizaje acorde al desarrollo cognitivo y a la madurez de los niños, con un uso constructivo de las nuevas tecnologías.

Por: Por: Ana María Losada Antón, del Observatorio de Innovación Educativa, Tecnológico de Monterrey.
Los más pequeños del colegio también usan las TIC

A pesar del creciente esfuerzo de muchos profesores por incorporar tecnologías de la información para el aprendizaje en el aula de preescolar, su uso se ha limitado a juegos educativos en el área de computación y a la proyección de vídeos en pizarras inteligentes.

Sin embargo, existen otros recursos educativos que también podemos explorar en el aula para los cuales no es necesario tener un presupuesto exorbitante. Lo que sí debemos tener muy claro es un objetivo de aprendizaje acorde al desarrollo cognitivo y a la madurez de los niños. También como profesores debemos estar conscientes que estamos educando a nuestros pequeños nativos digitales en el uso adecuado y constructivo de las nuevas tecnologías.

Hoy en día podemos utilizar múltiples plataformas educativas y blogs docentes tales como Mi aula de infantil, La clase de Miren, así como también grupos en redes sociales en los que podemos encontrar buenas prácticas de maestros cuya experiencia en el uso de tecnologías para la educación como son tabletas, dispositivos móviles, pizarras inteligentes y robots sirven de modelo e inspiración para nuestro propio desempeño. Además, estos recursos nos confirman que cualquier contenido es susceptible de ser abordado a través de una herramienta tecnológica con un objetivo educativo.

En mi aula de clase procuro utilizar diversas herramientas tecnológicas como un recurso más, nunca como el único, para lograr los objetivos de aprendizaje en distintas áreas. Las aplicaciones de realidad aumentada como Quiver o Chromville, por ejemplo, nos sirven para trabajar diversos aspectos relacionados con el área de conocimiento e interacción con el entorno. Gracias a ellas los alumnos pueden ver con asombro cómo sus propias creaciones (un cuerpo humano, un paisaje invernal o un mapamundi que acaban de colorear) cobran vida sobre el papel. Esto además de motivador, les facilita el aprendizaje ya que permite un acercamiento más real proporcionándole al estudiante una visión de tres dimensiones del globo terráqueo o del cuerpo humano.

Los códigos QR son también muy útiles en esta etapa para dar difusión a todo tipo de información relacionada con el día a día del aula. Algunos ejemplos de aplicación son: indicaciones sobre nuestro proyecto en marcha, nuevas pistas, secretos de nuestra mascota de aula, entre otros. Una iniciativa sencilla es incluir un código en una cartulina para que los niños la lleven a casa y con un teléfono o tableta le revelen a su familia la grabación escondida de la recitación de un poema, un baile, una canción o un álbum de fotos, dando así difusión a sus creaciones y al trabajo de clase. Los códigos QR pueden ser también aliados para el trabajo de los distintos contenidos curriculares. Podemos utilizarlos como decodificadores de palabras en un juego de lectoescritura, insertando junto a la palabra o frase un código que mostrará al niño una imagen de lo que ha leído para que pueda comprobar por sí mismo si ha acertado o no.

También desde el preescolar podemos integrar de forma lúdica en nuestras clases algunas herramientas básicas de programación y robótica. Como punto de partida y sin necesidad de utilizar ningún recurso tecnológico, tan solo con su propio cuerpo, podemos iniciar a los alumnos en el concepto de programación por medio de un juego motor que les permita descubrir cómo a partir de una acción o una orden se genera determinado movimiento. Así pues, transformaremos a los niños en pequeños robots que se desplazarán por una cuadrícula dibujada en el suelo siguiendo las indicaciones que otros compañeros les darán a través de tarjetas con flechas direccionales. Después podremos pasar a juegos de mesa más complejos como Robot Turtles (a partir de 4 años) y finalmente usar pequeños robots como Bee-Boot o Robot Mouse que encontraremos fácilmente en el mercado.

A través de estas herramientas fomentamos la resolución de problemas, la organización espacial y el pensamiento lógico, al tiempo que trabajamos contenidos como el vocabulario, los números, el conteo o la lectura de viñetas e imágenes.

La experiencia de integrar este tipo de herramientas en el aula de preescolar me ha permitido observar, por un lado, el enorme potencial didáctico que tienen y, por otro, que los niños se sienten increíblemente cómodos y solventes en este terreno pero con la supervisión del profesor.

Los dispositivos móviles forman parte de la vida diaria de nuestros pequeños alumnos y están en muchos casos al alcance de su mano; en apariencia los dominan técnicamente, sin embargo, el buen manejo técnico no es indicativo de un uso adecuado, constructivo y responsable. Es nuestro deber precisamente educarlos e inculcarles el buen uso desde edades tempranas, teniendo en cuenta que convivirán con ellas durante toda su vida. En este sentido, es imprescindible incorporar herramientas tecnológicas con metodologías de enseñanza acorde, de modo que formen parte natural del día a día en el colegio.

Para desarrollar la alfabetización digital del alumnado necesitamos primero ser conscientes de nuestras propias carencias y convertirnos, sin miedo y sin complejos, en los primeros aprendices.

Invito a todos los maestros a iniciar juntos una reflexión sobre el uso que estamos haciendo de las TIC. Para ello debemos formarnos y ser capaces de salir de nuestra zona de confort para poder descubrir la magia que se genera en la experiencia educativa una vez superada la zona de pánico.

Acerca del autor
Ana María Losada Antón (ana_loan@hotmail.com) es licenciada en educación primaria, cuenta con un diplomado en educación preescolar. Es profesora en el Colegio Público de Toledo, Castilla – La Mancha. También es miembro del grupo colaborativo Bricolaje Digital que nace con la intención de integrar herramientas digitales en la escuela así como reflexionar sobre las nuevas tendencias educativas. 

Revisa nuestra sección «Material de Apoyo» aquí

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