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Regístrate y accede a la revistaLa docencia es una de las profesiones que más sufren de intimidación y acoso laboral por parte de sus compañeros, según estudio realizado por Alerta Bullying Research, Resource and Recovery Centr en Canadá. Más detalles aquí.
No solo los estudiantes sufren de bullying o acoso escolar, los maestros también son víctimas del bullying en algún punto de sus carreras. Según un reporte de Blackboard, entre un 24 % y un 46 % de los docentes encuestados admitió haber sido intimidado y acosado en algún punto de su carrera. Además, el 89 % de los maestros dijeron haber sido testigos de hostigamiento por parte del personal de su escuela. El tipo más común de bullying (del 67 % al 75 %) es el tipo “Top-down”, es decir, el acoso laboral que se ejerce desde los altos cargos administrativos hacia los trabajadores de cargos más bajos.
Para entender a profundidad el problema, es necesario comprender qué es el bullying.
El bullying o acoso escolar es un patrón de abuso que se da durante un periodo de tiempo y se caracteriza por el deseo de lastimar, degradar, humillar o aislar a otra persona. Para intimidar, el acosador puede usar varias técnicas como la exclusión, insultos, agresión física, abuso verbal, humillación o destrucción de la reputación del acosado, todo esto con el fin de causar daño psicológico o físico al objetivo del bullying.
Según Linda Crockett, fundadora del Centro de Investigación, Recursos y Recuperación del Bullying de Alberta, Inc. (ABRC, por sus siglas en inglés), explica que hay cuatro tipos de bullying:
Acoso psicológico: aquél que ataca psicológicamente por medio de la exclusión, palabras hirientes, ignorar a la otra persona, o al utilizar técnicas pasivo-agresivas.
Acoso verbal: es el que se lleva a cabo a través de esparcir rumores, insultar, elaboración de acusaciones falsas y el intercambio de información confidencial.
Intimidación física: empujar, golpear, hacer a otro tropezar, entre otros tipos de acoso físico.
Cyberbullying: difamación en línea.
Según Crockett, la frase “la gente lastimada, lastima” es cierta. Muchos “bullies” son personas que están bajo estrés, agotados, son inseguros, no cuentan con capacitación, no atienden sus enfermedades mentales, son o han sido ellos mismos víctimas de intimidación y acoso, o están frustrados con sus vidas. Para ellos, acosar a otros es una distracción de sus propios problemas.
Sin embargo, este no es el único motivo, también están aquellos que son motivados por el poder. Esta clase de bullies pueden ser narcisistas, personas muy competitivas que buscan avanzar a costa de sus compañeros, personas moralmente desconectadas o que simplemente están acostumbradas a actuar de esa forma.
Según Linda Crockett, hay cuatro cosas que un docente debe hacer en caso de sufrir de bullying por parte de otro (a) compañero (a):
Documentar cada incidente. Si un maestro sufre cualquier tipo de intimidación, lo mejor es escribir en un diario o documentar de alguna manera lo que sucedió. Es de suma importancia mencionar la fecha, lugar, las personas que estuvieron presentes, qué tipo de acoso o intimidación fue, qué se dijo o se hizo, y lo que la víctima sintió en esos momentos. Esto con la finalidad de tener un registro y poder recrear el incidente aunque sea un año después.
Ponerse en contacto con una autoridad. Linda Crockett recomienda buscar a una autoridad, especialmente un sindicato, para obtener la política de acoso laboral y escolar pertinente. Esto ayudará a la persona a saber qué hacer.
Ignorarlo. Como se mencionó anteriormente, una de las razones por las cuales las personas intimidan es por poder, así que, en medida de lo posible, intentar no caer en sus provocaciones puede ayudar a disminuir el problema.
Confrontar directamente al acosador. Si la víctima se siente segura, enfrentar al bully puede hacer que retroceda, según Crockett, debido a que no esperan ser confrontados. Puede ser a solas o acompañado por alguien. Es importante documentar la interacción por medio de un email discutiendo la plática y terminar diciendo que si las cosas no cambian, se tomarán acciones formales. De esta forma, en caso de que continúe la intimidación, hay evidencia de que hubo un intento de cambiar las cosas.
Adicionalmente, es importante no aislarse, por lo que se recomienda hablar con alguien sobre esta situación, ya sea con un amigo cercano, con la pareja o la familia. Así como buscar un terapeuta y enfocarse en mantener una salud mental saludable. La intimidación y el acoso pueden resultar en un bajo desempeño laboral e insatisfacción, así como problemas más graves como la ansiedad, depresión, tensión y dolores de cabeza, pensamientos suicidas, entre otros.
También existen innumerables blogs y sitios web dedicados a los problemas de acoso en el trabajo. Este tipo de recursos pueden ayudar a aceptar la situación y no sentirse aislados.
¿Has sido o eres víctima de acoso laboral por parte de otro docente? ¡Busca ayuda! Asociaciones como Amaya están para servirte. También existen grupos en Facebook donde puedes encontrar el apoyo de otros docentes. Adicionalmente, te compartimos más información aquí. Recuerda que no estás sola (o).
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