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A comienzos de abril se dieron a conocer los resultados del test «Solución Creativa de Problemas» incluido en la prueba PISA. De acuerdo a su desempeño en este ítem, los alumnos chilenos se ubican en los puestos más bajos de la OCDE. Conversamos con la académica e investigadora de la Facultad de Educación de la Universidad del Desarrollo, Macarena Larrain Jory, quien nos explicó por qué es importante que los jóvenes sean capaces de resolver problemas de manera creativa y cuáles son las trabas de nuestro sistema para lograr este tipo de aprendizaje.
Por Angélica Cabezas Torres.
¿Cuál es la situación de los estudiantes chilenos a la hora de resolver problemas complejos?
Los resultados indican que el 38% de los estudiantes chilenos solo es capaz de explorar una situación compleja cuando previamente se ha visto enfrentado a un escenario similar. Además, posee una capacidad limitada para analizar incluso problemas simples, que requieren solo uno o dos pasos para lograr el objetivo y donde el establecimiento de un plan de acción no es necesario para llegar a la solución.
Es más, el 89% de los alumnos no es capaz de explorar situaciones medianamente complejas de manera sistemática y eficiente, determinando algunos pasos a seguir y monitoreando su progreso en la resolución del problema.
¿En qué estamos fallando?
Para que los estudiantes desarrollen competencias relacionadas con la resolución de problemas tanto en contextos académicos como cotidianos, es necesario que con frecuencia se vean expuestos a situaciones en las que se requiere pensar de manera creativa, establecer hipótesis, diseñar e implementar un plan para comprobarlas y analizar los resultados.
Las metodologías que generalmente se utilizan al interior de las salas de clases de nuestro país no promueven este tipo de habilidades en los alumnos, sino más bien apuntan a la transmisión de conocimientos que deben ser memorizados y luego repetidos, sin necesidad de aplicarlos a nuevos contextos.
El problema está en que este tipo de metodologías ya está obsoleto, puesto que no desarrolla en los jóvenes las competencias que la sociedad y el mundo laboral demandan. El medio nos exige pensar con creatividad y buscar soluciones a diversos problemas de manera autónoma y efectiva.
¿Por qué es importante para nuestros niños y jóvenes ser capaces de resolver problemas de manera creativa? ¿En qué aspectos de su vida influye este aprendizaje?
La resolución de problemas es una habilidad transversal en la vida de una persona. Influye en todos los ámbitos, en lo cotidiano, en lo laboral, en lo deportivo, en el cuidado de los hijos, en el propio desarrollo profesional, etcétera.
A cada momento nos vemos enfrentados a la necesidad de evaluar alternativas y tomar decisiones de diversa índole. Desde situaciones muy cotidianas como aprender a usar un nuevo control remoto para la televisión, conectar un aparato electrónico, comparar ofertas en el supermercado o planificar las actividades que seremos capaces de completar durante el día, hasta la resolución de problemas más complejos en el trabajo o la toma de decisiones relacionadas con la educación y salud de los hijos o con nuestro futuro laboral, profesional o personal.
Lo lógico es que podamos hacer esto de manera racional y no actuemos solo de forma instintiva, por ensayo y error, ya que este modo de actuar algunas veces tiene un costo muy alto en términos de tiempo, de esfuerzo, y desde el ámbito económico y emocional.
Los jóvenes que hoy no tienen las aptitudes para resolver problemas, se convertirán en adultos con dificultades para encontrar y mantener un buen trabajo, para tomar decisiones y resolver problemas en su vida cotidiana.
¿Cuál es la responsabilidad de los profesores en estos resultados?
Para poder aplicar metodologías innovadoras en la sala de clases, que permitan el desarrollo del tipo de habilidades de las que estamos hablando, es necesario que los profesores tengan las capacidades pedagógicas para poder diseñar situaciones de aprendizaje donde no son ellos los protagonistas del proceso, sino los alumnos. Esto implica que, la mayor parte del tiempo, los alumnos no estarán en silencio sentados en su escritorio escuchando al profesor, sino que participarán activamente trabajando en una actividad diseñada por el docente para el logro de determinados objetivos, que no estarán sólo relacionados con el aprendizaje de conceptos, sino también con el desarrollo de ciertas habilidades y actitudes.
Podemos decir que estos resultados son en gran medida responsabilidad de los profesores, pero también tenemos que considerar las condiciones de trabajo que ofrecemos a los docentes. Los países con mejores resultados, ponen énfasis en la selección de los profesionales encargados de educar a niños y jóvenes y facilitan su autonomía, porque confían en que han seleccionado a los mejores para que se dediquen a la profesión docente. Esto es un desafío que aún está pendiente en nuestro país.
¿Es un problema de contenido o de la forma en qué se trabaja el currículo?
Al menos los resultados de esta prueba, están más relacionados a las metodologías que se están utilizando en las salas de clases, ya que es posible enseñar el mismo contenido de manera tradicional-memorística o utilizando metodologías, como el aprendizaje por descubrimiento, el aprendizaje basado en problemas, la indagación u otras, que ayudan a la vez a desarrollar las competencias necesarias para desenvolverse en la sociedad del siglo XXI.
Los países con resultados destacados han puesto la resolución de problemas como una habilidad a desarrollar transversalmente en el currículum escolar. En esos países, el aprendizaje se produce mediante el desarrollo de proyectos significativos para los alumnos y el profesor actúa como facilitador de esos aprendizajes, generando las situaciones apropiadas y guiando el proceso de sus estudiantes.
¿Qué incentivos se requieren para atraer a los mejores profesores al sector público?
Primero, tenemos que lograr que la profesión docente sea altamente valorada por la sociedad. Los chilenos ya hemos reconocido la relevancia de la educación para el desarrollo de nuestra sociedad, pero todavía pensamos que ingresan a pedagogía solo aquellas personas que no pudieron estudiar otra cosa. Existe una estigmatización de la carrera y ésta no es altamente demandada.
Si logramos atraer a buenos estudiantes a las carreras de pedagogía, tenemos que generar luego las condiciones para que cuando egresen quieran ir a trabajar a las zonas más vulnerables. Es ahí donde necesitamos a los mejores, a los más capacitados. Para que ello ocurra, no solo es necesario generar condiciones salariales competitivas a nivel de mercado, sino que además, los escenarios laborales deben permitir que los profesores de excelencia puedan utilizar y desarrollar su potencial.
Tiene que haber incentivos para que los docentes quieran innovar en sus prácticas pedagógicas, y busquen la manera de mejorar su desempeño y el rendimiento de sus alumnos, para que quieran perfeccionarse, en fin, para que se mantengan motivados, trabajando con metas claras y ambiciosas en ambientes que presentan grandes desafíos.
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