‘Yo siempre trato de llegar a los corazones de mis alumnos y cuando lo logro es cuando puedo hacer un cambio’, asegura certera Katherine Fernández, profesora de Educación Física de la Escuela Puelmapu y profesora jefe del Séptimo Básico. El trabajo allí no es fácil, es un colegio que atiende a niños vulnerables, por lo que amar la docencia y la labor social ha sido fundamental. ‘Te tiene que gustar esto, uno tiene que partir teniendo vocación para ser educador, yo siempre quise ser profesora, siempre, siempre, desde los 12 años’.

Este establecimiento ubicado en la comuna de Peñalolén, es un ejemplo de que a pesar de la carencia de recursos se pueden hacer bien las cosas y entregar una enseñanza de calidad. En el año 2006 figuraba como el cuarto peor colegio de Chile, según los resultados del SIMCE, sin embargo, con trabajo y esfuerzo han podido remontar más de 100 puntos en Lenguaje y 70 en Matemática, según el SIMCE del año 2010. Pero este trabajo no ha sido exclusivo de la dirección y de los profesores a cargo de dichas asignaturas, ha sido un trabajo que ha involucrado a toda la plana docente.

Katherine está convencida que nadie puede decir que Educación Física está unos peldaños por debajo de Lenguaje y Matemática en la escala de importancia. El colegio ha mejorado y ha sido fruto del trabajo de todos. ‘El aporte de la Educación Física es primordial, porque si tenemos niños sanos, mente sana. Un niño que en Educación Física es feliz, en las otras clases también será feliz, esto va de la mano. Por ejemplo, si yo veo que un niño no sigue mis instrucciones, en las otras clases tampoco lo hará, pero si yo me acerco, le hablo claro, le repito las instrucciones y tengo más paciencia, va a ir mejorando. Gracias a Dios aquí en el Colegio le han dado muy fuerte a la Educación Física, le dan importancia’.

En su trabajo diario, Katherine ha conjugado cariño y firmeza, pues muchos niños carecen de disciplina y simplemente no hacen caso, contestan y se enfrentan. ‘Mis niños tienen las reglas del juego súper claras: yo aguanto una, aguanto dos y a la tercera me voy a la sala y como eso lo saben, se respetan y me respetan. Algunas veces nos hemos ido al aula y ahí hacemos la misma clase, pero teórica y les carga’.

Pero mejorar la labor pedagógica no es sólo cuestión de recursos y carácter. Katherine también ha tenido que demostrar al máximo su creatividad. ‘Yo comencé haciendo clases aquí sin tener nada, nada. No tenía ni un cono, ni un balón, no habían ni siquiera arcos. Entonces, cuando queríamos jugar colocábamos las mochilas como arcos, o las mismas poleras de los niños, lo bueno es que yo tenía silbato entonces siempre hacíamos trabajo en equipo’.

En este escenario carente de recursos la planificación ha sido fundamental. ‘Es muy importante la planificación, si tú no planificas, no sabes las cosas que tiene el colegio y no puedes trabajar. Debo saber con qué herramientas cuento, qué es lo que me puede dar el colegio y si no me da nada, tengo que tener una planificación donde no considere ningún tipo de recurso, sólo yo y los niños’.

Cuando se apunta a mejorar y buscar la excelencia, hacer una labor individual de calidad no es suficiente, también es necesario mirar alrededor y trabajar en equipo. Katherine lo sabe y con su espíritu colaborador, ni siquiera a dudado un segundo en ayudar a sus colegas cuando lo necesitan. En estos momentos está tratando de aportar al área de Lenguaje ¿Cómo? ‘Trabajamos guías de comprensión de lectura, porque en este aspecto como colegio estamos bajo, sobre todo mi curso, entonces quiero ayudarlos. Lo hacemos estudiando la historia de algún deportista destacado y otras temáticas relacionadas con Educación Física de interés de los niños’.

Cautivando a los niños

Cuando Katherine hizo la primera clase en la Escuela Puelmapu, los niños fueron a reclamarle a la directora: Estaban adoloridos con la actividad física. ‘Los niños no salían a la cancha y si lo hacían era a jugar a la pelota, otros se quedaban en las graderías. Para ellos Educación Física era un rato libre, era como un recreo largo y nada más’. Pero esta profesora apasionada por su trabajo, logró cautivarlos, llegar a su corazón como dice ella. Se dio cuenta que les encantaba la música, así que comenzó a poner música en los recreos, hizo más turnos de los que les correspondían y así poco a poco se fue acercando a los niños. Hoy la historia es diferente, los alumnos esperan ansiosos las clases de Educación Física y no toleran, por ningún motivo, dejar de tenerlas. ‘Si yo me enfermo y no puedo hacer las clases o se suspenden por algún ensayo SIMCE u otra razón, para ellos es terrible y reclaman su clase de Educación Física’.

Así también lo ha hecho con su curso, el Séptimo Básico, compuesto por 22 niños y 5 niñas. Ella lo tomó en marzo de este año y hacerlo fue un gran desafío. ‘Era un curso complicado, no venían a clases, a final de año terminaban viniendo menos de la mitad, pero ahora hemos tenido asistencia histórica en el colegio’. En la Escuela Puelmapu la asistencia a clases es un gran tema ‘tenemos niños que no tienen a un adulto que los levante o les diga: tienes que ir al colegio. Yo hablo con ellos y llegamos a compromisos con tal que mejoren y así lo han hecho.’

A Katherine le facilitó la tarea con su curso, el lazo que ya había generado con ellos siendo su profesora de Educación Física. ‘Yo siempre quise ser su profesora jefe y ellos también. No me voy a olvidar de sus caras de felicidad cuando les conté. Ellos me conocen muy bien, saben cuándo estoy feliz o molesta con ellos, pero así como los reto también los premio. Para el tema de la asistencia les puse una meta y les compro tortas o bebidas para el almuerzo. Ellos con cosas mínimas se motivan.’