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Regístrate y accede a la revistaPrevenir el consumo de drogas en nuestros niños y jóvenes es posible. En casi veinte años, el país nórdico encontró la fórmula para hacerlo y hoy comparte su experiencia al mundo.
Todavía nos conmueve el caso del alumno de la Alianza Francesa que se suicidó días después de haber sido detenido en su propio colegio por portar marihuana. Y es que junto con estar aumentando fuertemente, el consumo de alcohol y drogas preadolescente nos deja cada vez más desprevenidos.
Por esto queremos exponer el exitoso caso islandés que en menos de veinte años (de 1998 a 2016), logró reducir en un 40% el consumo de alcohol y drogas en niños y jóvenes, de paso eliminando todas las creencias sobre la imposibilidad de una correcta política preventiva.
Cómo enfrentar este desafío
Año a año, Chile crece en consumo de alcohol y drogas a nivel infantil y juvenil. Según el Senda, éste aumentó un 11% de 2015 a 2016, generando alarma en muchas comunidades que aún no experimentan todas las consecuencias que acarrea el fenómeno, como trastornos en la salud mental, bajo rendimiento y/o deserción escolar, problemas de adaptación social, entre otras.
Sin embargo, estamos a tiempo de enfrentar el desafío. Cuando Islandia creó su famosa política de alcohol y drogas preadolescente en 1998, llevaba años investigando el tema de por qué los niños y jóvenes se estaban iniciando cada vez más temprano en la materia. Millones de dólares invertidos en estudios académicos para, finalmente, darse cuenta que no es mucho lo que se puede hacer con el consumo mismo.
La fórmula del modelo islandés estuvo en basarse en hechos concretos e implementar medidas al alcance de la mano, y de manera sostenible en el tiempo. Además, fue clave generar una regulación para que todas las comunidades funcionaran de la misma manera, lo cual repercutió en que se formara un gran sistema, evitando que todo el esfuerzo quedara solo en buenas intenciones.
La fórmula del éxito
La política islandesa, que actualmente previene exitosamente el consumo de alcohol y drogas preadolescente; la misma que hoy es responsable de que ese país cuente con jóvenes y familias cada vez más felices, se basa en tres grandes pilares:
Son solo tres reglas básicas que, cumpliéndolas al pie de la letra, debieran surtir efecto. Adicionalmente a esto, es fundamental empoderar a niños y jóvenes para que descubran en qué son buenos y se sientan populares en cada una de esas áreas. Por otro lado, también hacerlo sostenible en el tiempo y aplicable en cada colegio, vecindario y ciudad, con la ayuda de las respectivas instituciones deportivas y juveniles.
Si al final, los niños y jóvenes saben que el alcohol y las drogas hacen mal. El gran desafío está en mostrarles más caminos para pasarlo bien y acompañarlos permanentemente en el que elijan.
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