Ad portas de finalizar el año, en la UC coordinan un plan maestro para atraer a los mejores a la Pedagogía y darle un giro radical a la educación chilena. La clave está en ‘mejorar la carrera docente’. Ni más ni menos.

Alto, delgado, sonriente y con sus ojos negros destellantes nos recibió en su despacho el actual decano de Educación de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Francisco Claro H. No pierde ni un segundo en hablar sobre la importancia de los profesores, lo hace con conocimiento, con pasión. Por momentos, su mirada y rostro recuerdan al conocido ‘Papelucho’. No es causalidad, es hijo de la creadora de la serie, Esther Huneus.

Está convencido de la importancia de su trabajo y se embarcó en un proyecto clave. Quiere cambiar la imagen de los profesores chilenos, porque ‘es la única forma de mejorar la educación’.

Prefiere hablar en forma positiva. Cree que estamos frente a un momento crucial en la historia chilena: ‘La sociedad tiene los ojos puestos en la educación y en el cambio que se requiere’. Como si fuese una prioridad nacional.

‘Elige Educar’

Tiene todas las ganas y la fe en que su proyecto funcione. ‘Elige Educar’ se lanzó hace pocas semanas en el Liceo Carmela Carvajal y agrupa a organizaciones como el Ministerio de Educación (MINEDUC), la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), la Red Universia, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la UC, que se encarga de la coordinación. ‘Se trata de invitar a los jóvenes a ser profesores, a motivarles y a llenar las aulas de gente talentosa y dispuesta a mojar la camiseta por sus alumnos’.

La iniciativa no es nueva, ya se hizo en Inglaterra. En Chile se espera que dé sus primeros frutos medibles de aquí a cinco años porque, asegura, ‘se trata de un cambio cultural, casi de mentalidad. Cuando un hijo le dice a su padre que quiere estudiar Pedagogía, no siempre es bien acogido. Queremos que eso cambie’.

‘No basta con una campaña comunicacional’, les dijo el asesor de la campaña que se hizo en Inglaterra, Michael Barber. Se necesita mucho más que eso, mejorar la imagen y ‘que haya gente en las aulas que motive a las futuras generaciones, que logre inspirarlos. Deben lograr traspasar esa vocación y ese amor por la vocación’.

Pero no es suficiente. Además, hay que preocuparse de ‘que el maestro reciba un trato digno’.En definitiva: que su trabajo sea apreciado a nivel de los alumnos, pero también de la sociedad.La apuesta que tienen no es menor: ‘En el futuro gobierno, cualquiera sea el elegido, deberá realizar un cambio radical. Es un imperativo histórico’.

Facultad del Siglo XXI

En la Facultad de Educación de la UC se están preparando como corresponde. ‘Contratamos a docentes de excelencia, con doctorados en prestigiosas universidades del mundo, para que preparen a los futuros maestros del país’. A eso se suman algunos cambios internos en la malla curricular, por ejemplo: Enseñanza Media se renovó completamente.

Parte del cambio pasa por reforzar el área de capacitación de quienes ya son maestros. Actualmente dos son los problemas: la escasez de tiempo y la falta de seguimiento posterior al proceso, idealmente debiera ser de dos a tres años. ‘Hay que gastar más en lo que importa e invertir en lo que es necesario. El problema no está en los recursos, sino en la forma cómo se orientan’.

Hay que tener buenas ideas y copiar lo que se hace afuera, si es necesario. ‘En Malasia, los profesores no destinan solamente el mes de enero para capacitación, sino que el año completo. Se les paga absolutamente todo, como si regresaran a la universidad’.

Mensajes claves:

-A los actuales maestros: ‘Tengan esperanza. La situación actual va a cambiar para mejor. Las expectativas están puestas en la educación y cualquier gobierno que asuma va a ser juzgado por lo que realice en esta área’.

-Sobre la Ley General de Educación: ‘Es un avance. Pero hay que tener cuidado y buscar las personas idóneas para el área de supervisión de calidad. Si el diseño y su personal es competente, será un aporte positivo’.

-Para todos: ‘Es muy serio el problema actual: es una condena a los niños que los margina por el resto de sus vidas’.