La evidencia ha demostrado en numerosas investigaciones el importante impacto que tienen las prácticas de liderazgo del directivo escolar en el compromiso de los estudiantes con la escuela y su aprendizaje. La formación de los directores y el desarrollo de ciertas competencias afectan directamente la calidad de educación, especialmente a través de dos conceptos: el liderazgo y la gestión en educación. Para profundizar en este tema, conversamos con el profesor Alfredo Gorrochotegui, director del Magíster en Gestión Educacional de Calidad de la Universidad de los Andes.

¿Es suficiente tener una gran experiencia como docente para ser un buen director de un establecimiento educacional?

Efectivamente, la experiencia sirve, porque nos ayuda a equivocarnos, a enmendar y desarrollar la prudencia. Sin embargo, he asesorado a numerosos directores de diferentes países de la región que, a pesar de tener mucha experiencia, carecían de competencias clave, como inteligencia emocional, gestión del tiempo, planificación estratégica, técnicas de motivación, desarrollo de equipos docentes eficientes, entre otras. Todos estos son conocimientos imprescindibles hoy día que, junto a una lectura reposada y el diálogo permanente con los pares permite sacar mejores conclusiones sobre la experiencia que ya se tiene.

En términos de gestión, ¿es adecuado comparar a un colegio  con una empresa? ¿Cómo puede afectar en la calidad de la enseñanza el que los directivos de establecimientos educacionales tengan esa visión?

La palabra “empresa” la interpretamos frecuentemente con un sesgo económico, pero se puede utilizar para cualquier organización o reto humano. Una empresa puede ser alcanzar la cumbre de un monte. En ese sentido, un colegio es sin lugar a dudas una empresa. Es un lugar complejo, que requiere una gran habilidad para lidiar con profesores, alumnos, apoderados, sindicatos, política, medios de comunicación y la ciudadanía en general.

Entender un centro educativo como una empresa te permite ser sensible a cómo utilizar más eficientemente los recursos. El management es una ciencia que ha permitido a las organizaciones humanas desarrollarse y sobrevivir. Por lo tanto, ver un colegio como una empresa es estar al día o tener la sensibilidad de poder observar qué hacen los otros, elevar la calidad y utilizar las herramientas para desarrollar una pedagogía más íntegra.

¿Qué desafíos afrontan hoy los directivos de establecimientos educacionales en Chile?

Chile es de los países de la región que más ha avanzado en los últimos 5 o 6 años en la formación de directores y calidad educacional, pero aún hay mucho por hacer. En concreto, yo diría que este es un país de accountability (responsabilidades). Esto significa que por los estándares que manejan, se espera que los directores den cuenta de su gestión al municipio y al país. Para ello, deben desarrollar competencias blandas sobre cómo autorregular su trabajo y competencias técnicas para definir qué hacer, cómo, en cuánto tiempo y a qué costo.

¿Qué competencias puede aportar un magíster en gestión educacional?

Programas como el Magíster en Gestión Educacional de Calidad (MGEC) de la Universidad de los Andes forman en competencias profesionales e interpersonales que permiten a los directivos liderar las transformaciones que sus organizaciones requieren. Les enseñan a dirigir equipos de docentes que faciliten realmente el aprendizaje integral de los alumnos; les impulsan a tener autocrítica constructiva y a dirigir, motivando positivamente a los otros y les permiten, en definitiva, aprender a dirigir con sentido de misión y visión de futuro a todos quienes forman parte de la institución.