Trámites, cuotas por vencer y decenas de pendientes anotados en la agenda. Eventos de la empresa, familiares y sociales. Atochamientos en las calles, fuertes olas de calor y el cansancio acumulado por doce meses. Con el fin de año, pareciera que todo atenta contra estar en modo “om” y listos para recibir las esperadas vacaciones del verano. Sin embargo, si realizamos conductas como priorizar nuestras actividades, tener espacios de pausa intencionados y aprender a pedir ayuda, podremos atajar a tiempo el ya conocido estrés de fin de año.

El rol de los líderes

Para María Pía Sandoval, psicóloga y psicopedagoga de Grupo Educar, en este sentido, los líderes de una organización tienen un rol relevante a la hora de proyectar, planificar, ordenar, generar criterios y acompañar al resto del equipo en momentos de mayor tensión como puede resultar la época de fin de año.

“Es necesario preguntarnos qué es aquello que tiene sentido y qué eso de lo que podemos prescindir. Hoy estamos llenos de exigencias que se agregan a las presiones propias de fin de año, muchas de ellas, rituales que se instalan sin tener real sentido más que la realización por una lealtad adquirida”, señala María Pía. Esto, para ella, es algo que debiera ser liberado por parte de quienes tienen incidencia en las decisiones institucionales.

Además, la especialista señala la importancia que tiene organizar espacios de pausa intencionados, que destensen el ambiente y permitan a las personas conectarse sensorialmente, ya sea meditando o compartiendo en torno a actividades que activen los sentidos y fortalezcan los vínculos.

Por último, señala que es fundamental que los líderes ayuden a desarrollar un sentido de equipo para, de esta manera, cada individuo sea capaz de pedir ayuda a sus pares y sentirse sostenido, lo que a su vez genera climas laborales donde se pueden dar lazos inolvidables y pasar de un tiempo de estrés a una de mayor energía.

Consejos para profesores

 1.- Antes de dar cabida a sentimientos adversos al interior de un grupo de trabajo, comprender que todos están en un tiempo que solo pueden responder a demandas de cierre, por lo que se hace fundamental escoger las discusiones estrictamente necesarias.

2.- Tomar posición y hacer un listado de tareas sin dejar de lado el sentido del trabajo. Ocuparse en aquello que realmente tiene importancia y postergar aquello que no sea relevante.

3.- Ordenar el espacio de trabajo y darse de tiempo de limpiar papeles, closet y estantes.

4.- Cuidar las relaciones afectivas, conversando y anticipándose a las personas antes de generar situaciones de malestar en las relaciones.

5.- Alimentarse bien y dejar espacio para pasar un tiempo de descanso al final de cada jornada.

6.- Realizar actividades manuales y artísticas, o ejercicio físico. Esto ayuda considerablemente a relajarse y no es necesario hacerlo por largos períodos de tiempo. Caminar del trabajo a la casa, regalarse una buena canción o preparar un rico plato de comida, también sirve.