PNUD siguió la trayectoria de 235 mil jóvenes y revela positivos resultados, y afirma que atenúa desigualdad salarial entre jóvenes de distinto origen socioeconómico.

Por Marcela Gómez, La Segunda

La relación entre educación y desigualdad se ha transformado en un tema clave en el debate público, ya que mientras unos ven a la educación como una potente herramienta para igualar oportunidades, otros estiman que se ha transformado en un mecanismo que reproduce las diferencias socioeconómicas de origen.

Un reciente estudio realizado por los investigadores del área de equidad del PNUD, Osvaldo Larrañaga, Gustavo Cabezas y Francisca Dussaillant, para el Ministerio de Educación aporta un dato relevante para este debate: la educación media técnico-profesional (TP) modera las desigualdades salariales entre jóvenes de distinta condición socioeconómica familiar.

El estudio afirma que este efecto opera a través de varios canales. Por un lado, cerca de la mitad de los jóvenes de hogares vulnerables que ingresa a la educación superior proviene de la enseñanza media técnico-profesional , lo que contribuye a aumentar el salario promedio de estos grupos.

Además, hay una menor diferencia de remuneraciones entre jóvenes de diferente estrato socioeconómico que estudiaron en esa modalidad de enseñanza.

Y por último, quienes provienen de hogares vulnerables y se educaron en establecimientos TP obtienen en promedio mayores salarios que aquellos que siguieron la modalidad humanista científica (HC).

La conclusión cobra mayor relevancia al considerar que esta modalidad educa al 60% de los jóvenes de hogares vulnerables y alberga también a una mayoría de estudiantes con bajo nivel de aprendizaje en la enseñanza básica. Otra característica importante es que, a diferencia de lo que ocurre en la educación HC, en la TP no hay segmentación entre establecimientos municipales, particulares subvencionados y de administración delegada de acuerdo al nivel socioeconómico del alumno.

Para arribar a estos resultados, los investigadores siguieron la trayectoria educacional y laboral que han tenido los más de 235 mil jóvenes que en 2003 cursaban segundo año medio, para lo cual integraron la información proveniente de los registros académicos y del seguro de cesantía, entre otras bases de datos.

Menor deserción, mayores salarios

Entre los resultados positivos del estudio, los investigadores citan que los jóvenes que estudiaron en la modalidad TP tienen una menor tasa de deserción en la educación media. Ello es especialmente notorio en el caso de los estudiantes con mayor vulnerabilidad socioeconómica o con menor logro académico, para quienes la tasa de deserción es 2,5 veces más baja que quienes comparten esas características pero estudian en establecimientos HC.

Ello se suma al hecho de que más del 40% de los jóvenes de la educación TP prosigue estudios superiores después de egresar de la enseñanza media. «Este es un contingente numeroso y señala que este tipo de enseñanza no puede seguir siendo considerado como una fase terminal de la educación», dicen los expertos.

Quienes optaron por estudios medios TP tienen una mayor participación laboral que sus pares de establecimientos HC. En el año 2011, seis años después de egresar de la enseñanza media, el 73% de ellos trabajaba con una remuneración bruta promedio de $320 mil, mientras que sólo el 53% de sus pares de establecimientos HC tenía empleo ese año, ganando un salario medio de $290 mil. Los resultados son aún mejores en el caso de los hombres que se especializaron en oficios industriales.

Los ocupados que provienen de la enseñanza TP obtienen también una mayor remuneración promedio en el año 2012 (enero a octubre) en la mayor parte de las categorías educacionales. De ellos, quienes estudian en centros de formación técnica e institutos profesionales tiene ingresos medios iguales o superiores a jóvenes HC.