Llega final de año acompañado de las significativas pruebas que tienen que rendir los estudiantes de todos los establecimientos escolares del país. Esta semana fue el turno del SIMCE (Sistema de Medición de la Calidad de la Educación) para los alumnos de cuarto básico, de los cuales 214 de ellos fueron excusados de rendir el examen – la mayoría de ellos inmigrantes y de nacionalidad haitiana ­–  debido a la barrera idiomática, esto es por no dominar el español.

Según datos de la Agencia de Calidad de la Educación, quien diseña y aplica la prueba, este año el total de alumnos de enseñanza básica que realizan el SIMCE – esto es de segundo, cuarto, sexto y octavo básico – y que fueron eximidos fue de 458 niños, un alza de 150% respecto al año anterior.

En relación al posible “daño” que podría afectar a aquellos alumnos eximidos de realizar el examen por no hablar español, Eliana Rojas, Encargada del Departamento de Educación y Perfeccionamiento del Colegio de Profesores afirma que “no pasa nada” con estos estudiantes ya que “no hay remediales para esos niños o niñas que no rinden la prueba”, y complementa que estos no se atrasan por no rendir el SIMCE pero si “porque deben aprender español y luego el currículo chileno”.

A esto la María Jesús Peralta, profesora de enseñanza básica del Liceo municipal San José Lo Barnechea, agrega que “se justifica que no realicen la prueba” ya que, de lo contrario “es enfrentarlos a un proceso de frustración muy grande, que puede perjudicar a futuro su enseñanza”, aclara.

Además de no afectar a estos estudiantes, según la miembro del Colegio de Profesores, estas cifras también contraerían “consecuencias positivas” a los establecimientos escolares ya que si los estudiantes que no hablan el idioma son aquellos que no rinden la prueba “el puntaje en los resultados del SIMCE no les (refiriéndose a los colegios) ‘baja’”.

Si bien múltiples colegios han facilitado clases de español para estos alumnos que no saben hablar español ambas expertas han coincidieron en que se deberían llevar a cabo más medida como conversatorios entre padres, estudiantes y docentes, ferias interculturales o simplemente estudiantes de cursos superiores que enseñen a pre-escolares, todo con el objetivo de “acoger las diferencias” concluye  Rojas.

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