Se inicia un nuevo año escolar, las redes sociales se llenan de fotografías de niños que por primera vez van al colegio, otros más grandes que van a cursos superiores, y los que publican el último primer día de colegio. Pero junto con ellos, hay un sinfín de docentes que inician su vida laboral.

¿Cómo debería un profesor nuevo abordar su primera experiencia con un curso? Raimundo Larraín, director ejecutivo de Impulso Docente señala que lo importante frente a esta experiencia es  que el profesor tenga el tiempo de conocer a sus estudiantes, sus nombres, cuáles son sus motivaciones y aspiraciones en la vida. Esto permitirá construir relaciones auténticas con los estudiantes y desarrollar un propósito para el proceso de aprender.

Además, explica la importancia de “compartir con los estudiantes aspiraciones propias,  como profesor de ellos; qué logros le gustaría alcanzar con ellos, cuáles serán los hitos del semestre, y de qué formas se puede lograr las metas que el profesor se propone. Esto los hará a ellos parte del,  plan y no algo ajeno”.

Muchas veces un profesor puede tener conflicto con su autoridad, al verse joven y al delatar su poca experiencia, los alumnos podrían tender a desafiarlo, sobre todo los de enseñanza media, que podrían ver al profesor como más igual a ellos. En estos casos Impulso Docente recomienda “Ser firmes pero cariñosos al mismo tiempo. Esto es difícil de lograr de un día para otro, pero se construye en base a expectativas de comportamiento bien conocidas -y compartidas- por todos los estudiantes”.

Raimundo Larraín argumenta “…cuando los profesores comparten y velan por el cumplimiento de estas expectativas, se empieza a formar una cultura de sala de clases conocida y compartida por todos. Esto implica una actitud de aprender constantemente sobre las prácticas pedagógicas que generan más y mejores aprendizajes en los estudiantes, e ir ajustándolas en base a su efectividad”.

Considerando que los alumnos de hoy son diferentes en su manera de ver y conocer el mundo, principalmente por la relación con la tecnología, Raimundo Larraín, de Impulso Docente considera que la educación debe tener cambios, tal vez muchos, pero destaca aquellos que inciden directamente en lo que pasa dentro de las salas de clases. “En esta línea, un cambio importante sería el poder contar con mentores dentro de las mismas escuelas, que puedan observar y retroalimentar a sus colegas docentes de manera continua. Esto es algo que algunas escuelas están implementando de manera sistemática en Chile y que la evidencia ha reportado tener impacto significativo en la mejora de los aprendizajes de los estudiantes.

Esto, según Larraín, acompañado de más instancias para que los profesores compartan sus resultados, tomen decisiones pedagógicas en base a la evidencia de sus mismos estudiantes, permitiría generar verdadera comunidades de aprendizaje en las escuelas. “Esto es difícil de lograr si las escuelas no cuentan con una cuota de autonomía, para que puedan  impulsar cambios que les hacen sentido a sus respectivas comunidades escolares” explica.

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