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Conversamos con un gran apasionado y entendido de la música clásica. Se declara mozartiano y lleva más de 40 años compartiendo su conocimiento en el aula. Se trata de Jaime Donoso Arellano, ex decano de la Facultad de Artes de la Universidad Católica de Chile y actual profesor titular de Instituto de Música de esta casa de estudios.
Por Angélica Cabezas Torres
En cada una de sus palabras el profesor Jaime Donoso transmite su pasión por la música. De manera muy amena y cercana nos adentramos con él en ese mundo. Dice que a todos les queda bien cultivar lo intelectual y lo sensible y una muy buena herramienta para lograrlo es precisamente la música. Además, está convencido de que se transformarán así en mejores personas.
¿Cuál es el impacto de la música sobre el aprendizaje?
La música tiene una condición muy particular dentro de las artes y es que tiene tanto una construcción intelectual como una expresión emocional muy fuerte. Hay grandes auditores de música que optan por una u otra cosa; yo siempre les digo a mis alumnos: es como optar por la botánica o la jardinería, en el sentido que el botánico ve una flor y trata de entenderla y el jardinero la cuida y la quiere nomás.
El ideal es que se pudieran conciliar las dos situaciones, el aspecto intelectual de la música, que es una forma de conocimiento, y el aspecto emocional que es indudable, la música excita directamente a los sentimientos. Quien pueda desarrollar en la vida estos dos aspectos, no tengo ninguna duda que es una mejor persona, porque el mundo se le abre mucho. A todos les queda bien desarrollar lo intelectual y lo sensible.
¿Qué valores o habilidades se desarrollan con la música?
Depende de si eres intérprete, compositor o musicólogo. En el caso de la musicología, al igual que en cualquier otra ciencia, se desarrollan los conocimientos científicos y metodológicos que permiten abordar a la música como objeto de estudio, aplicando los mismos parámetros que la ciencia.
Por su parte, los intérpretes, fuera de un riguroso entrenamiento y disciplina, también requieren de una habilidad intelectual importante, para descifrar una partitura hay que estudiar muchos años. Después viene la parte propiamente ejecutante, donde debe tener las destrezas y las habilidades físicas que le permitan estudiar repertorios cada vez más difíciles, y por último está la parte interpretativa, que es el desarrollo de la fantasía creadora. Como ves, en el caso de los intérpretes hay varias etapas y cada una de ellas necesita de particulares habilidades.
¿Y estas habilidades también son factibles de desarrollar en los niños?
Es indudable, todas esas habilidades son susceptibles de ser cultivadas en la etapa más delicada de crecimiento, donde quedan fijadas ciertas condiciones que se verán reflejadas después. El tomar contacto con la materia musical abre un mundo para el niño impresionante. Además, lo normal en la enseñanza de los niños es profundizar el sentimiento colectivo solidario grupal, y eso es lo mismo que cantar en un coro… eso hace mejores personas. Cuando tú no colocas tu ego por encima de los demás, sino que te integras a un trabajo colectivo, donde tu aporte es fundamental al igual que el de los demás, se crea una posición frente a la vida también.
Los niños son esponja y plasticina, es el momento en que puedes realmente moldear, por eso es que uno no se resigna a que las actividades artísticas en los colegios, excepto algunos que promueven ciertos talleres extracurriculares, fueran sistemáticamente castigadas.
¿Y por qué cree que ha sucedido esto?
Ese es un reflejo de una idea muy antigua y aberrante, de que el arte es un subproducto en la sociedad, es ornamental y para que tú hables de ornamento significa que hay una médula para ser ornamentada; por lo tanto, si tenemos la médula, que serían las necesidades básicas de la sociedad, los ornamentos bienvenidos sean, pero de ellos siempre se puede prescindir.
Entonces, si colocamos al arte en esa dimensión, ya partimos mal. Es lo que sucede en situaciones presupuestarias, lo primero que se recorta, y no solo en este país, son las manifestaciones artísticas. El Estado muchas veces no lo reconoce como una obligación en el mismo nivel que atiende otras necesidades.
Es una situación muy lamentable, no se trata de formar niños músicos para que sean profesionales de la música, yo quiero que sean buenas personas y creo que la música les hace bien.
¿La música es poco valorada en el sistema educacional?
Hay una subvaloración. El profesor de matemática, de física y de castellano tiene un estatus distinto al profesor de música en los colegios, si es que hay profesores de música. El profesor de matemática considera que un teorema es mucho más importante en la vida que estar estudiando música o tener una afición musical. Hay gente que todavía piensa así, pero yo no sé si peco de optimismo, pero diría que eso poco a poco está cambiando.
¿Cuál es la diferencia entre un niño que ha tenido una relación con la música y uno que no?
En el Instituto de Música hemos recibido gente que proviene de colegios especiales, en el sentido que tienen planes innovadores y donde el arte ha jugado un rol importante. Esos jóvenes se destacan abiertamente por el peso de sus opiniones, por sus intervenciones en clases, por la originalidad, no son masa, son individuos pensantes y eso se los ha dado una educación donde el arte ha jugado un rol importante.
No digo que se deba exclusivamente a eso, es un conjunto de disciplinas, pero sí el arte ha jugado un rol importante; por lo mismo que hablábamos: provienen de colegios que les han desarrollado tanto la parte intelectual como la sensible y en muchos casos a través de la música.
¿Y qué tipo de música debe ser?
Mira: hay música buena y música mala. Hay música popular de excelente calidad y si es así va a despertar en la persona los mismos aspectos sensibles que si estás escuchando a Johann Sebastian Bach, no son equiparables, pero en el rock hay calidades y calidades, hay rock que te puede realmente despertar una situación más allá de lo físico. Hay de todo, en todos los tipos de música, dentro de la música clásica también hay obras malas, incluso de grandes compositores; por ejemplo, Beethoven compuso obras bien insoportables que no le quitan nada a su genio, Mozart no, él no podría escribir feo (se ríe).
¿Qué le diría a los directivos de liceos y escuelas para que permitan desarrollar la música en sus establecimientos?
Primero se tienen que convencer de esto que hemos hablado, y no porque se los diga alguien sino porque les viene de adentro. Es decir, si directivos de los colegios no participan aunque sea con una pequeña cuota de estos predicamentos, no creen en ello, muy difícilmente van a poder hacer sentir en los establecimientos que la música y el arte son una necesidad.
A veces hay que mirar para fuera y ver la experiencia que se da en los países europeos o en Estados Unidos. Los invito a conocer la experiencia de una escuela pública norteamericana, no un conservatorio, y vean lo que hacen los jóvenes con las bandas. Cualquier escuela que se precie de tal tiene su buen coro y su buena banda.
Es bueno para la formación de los seres humanos con una educación más integral y por otro lado, de forma vertical, se ayuda al profesionalismo y a mantener el gran nivel de orquestas. Como la pirámide de José Antonio Abreu en Venezuela, que fue el creador del sistema de orquestas juveniles que aquí en Chile replicó maravillosamente Fernando Rosas. Abreu no inventó esto para tener la mejor orquesta del mundo, lo hizo para que en la base de la pirámide hubiera una propuesta social para sacar a los niños y adolescentes de la droga, de la prostitución, ese fue el gran objetivo.
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