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Regístrate y accede a la revistaMuchos de nosotros aprendimos con profesores que hacían clases monótonas, de mucho texto y diálogo para explicar. Era lo que se usaba. Varios profesores de hoy tienden a reproducir ese tipo de enseñanzas, pero el llamado es a tener consciencia de la importancia de romper con esto, usar material didáctico y concreto, preparando previamente las clases.
“Si vamos a hablar de las flores, hagámoslo con flores y no con un dibujo de éstas. De esa manera se genera un aprendizaje más efectivo, más real”, asegura la profesora Macarena Guzmán. Ella es la creadora de Casamat, un espacio que busca promover una experiencia de las matemáticas a través de la manipulación y exploración de material didáctico y motivar a los niños a través de actividades lúdicas.
Esto se da en todas las áreas de la vida y, por su puesto, en todas las materias de educación. “Con los niños todo es experiencia concreta, incluso el lenguaje. Si vamos a hablar de la letra B, mostrar elementos con esta letra es mucho más significativo que sólo nombrarlos. Eso lleva a los niños a usar los sentidos, algo que no sea solamente escritura o gráfico”.
En ciencias, por ejemplo, no será lo mismo decirle a un niño que el fuego es una reacción química que necesita del oxígeno para su producción, que explicárselos mostrando cómo una vela se apaga si quitamos el oxigeno colocando un envase de vidrio sobre ella.
“En matemáticas es más exigente todavía, porque es abstracta. Necesitamos de elementos para poder representar los contenidos que tengan que ver con esta área. Creo que el material didáctico juega un papel súper importante en este sentido”.
Aunque lo lógico sería pensar que esto es algo para niños más pequeños, Macarena asegura que se puede llevar a todas las etapas de la vida. “No es lo mismo memorizar una receta que cocinarla, tampoco ver una foto de otra ciudad que visitarla”, ejemplifica.
A pesar de que cada día se usan más los materiales concretos, hace un llamado a estar conscientes de su importancia y llevarlos a clases. En un principio los niños se pueden desordenar con el material didáctico, pero una vez que se educan en esto se crea un hábito, afirma. “Las nuevas generaciones van poco a poco cambiando esto. Se está entendiendo que el aprendizaje se basa en el uso de material concreto”.
Macarena concluye invitando a todos los profesores a detenerse a pensar qué es lo que quiere enseñar, cómo lo va a hacer, cómo va a lograr que realmente esos alumnos se lleven una experiencia de aprendizaje. “Los niños lo disfrutan un montón. Ellos lo pasan bien y es un aprendizaje muy significativo”, asegura.
El origen de estas teorías
Jerome Bruner es uno de los impulsores de la metodología COPISI, que plantea enseñar desde lo concreto, pasando por lo pictórico y hacia lo simbólico. La manipulación de material concreto y su representación pictórica mediante esquemas simples permite a los estudiantes desarrollar imágenes mentales. Con el tiempo, prescinden gradualmente de los materiales y representaciones pictóricas, y operan solamente con símbolos.
Desde el Ministerio de Educación están promoviendo el uso de estas prácticas, en las que el docente debe promover que los estudiantes avancen progresivamente hacia un pensamiento simbólico que requiere de un mayor nivel de abstracción.
Jean piaget es otro de los padres de la revolución cognitiva, quien desde antes de los 60 ya planteaba que el conocimiento se construye partiendo desde la interacción con el medio. Para esto planteó cuatro etapas de categorización: sensoriomotora, preoperacional, de las operaciones concretas y de las operaciones formales.
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