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Regístrate y accede a la revistaSegún Jorge Varela, psicólogo y director del Laboratorio de Investigación en Convivencia Escolar de la Universidad del Desarrollo, aunque las medidas como los detectores de metales pueden parecer una solución ante la sensación de inseguridad, no existe suficiente evidencia que demuestre que tengan un impacto duradero en la reducción de la violencia escolar. Advierte que, en algunos casos, estas decisiones pueden generar más problemas logísticos y complejidades, al no abordar las causas estructurales de la violencia en los establecimientos educativos.
Recientemente, una noticia ha generado debate en torno a la convivencia escolar: el INSUCO (Instituto Superior de Comercio) de la Araucanía implementó detectores de metales y sistemas de reconocimiento facial para sus estudiantes. Esta medida, que ha sido respaldada por el 90% de los apoderados, responde a la creciente preocupación por la violencia en los entornos escolares. Sin embargo, también plantea interrogantes sobre su efectividad a largo plazo.
A pesar de la creciente preocupación por la violencia, Varela señala que la situación no es generalizada. Aunque los datos recientes indican un aumento en las denuncias de agresiones entre estudiantes, la violencia extrema sigue concentrada en contextos específicos y no refleja una crisis a nivel nacional. En este sentido, invita a mirar con mayor optimismo el 2025, destacando los avances logrados en la gestión de la convivencia escolar, como la creación de cargos especializados y sistemas de monitoreo que permiten un manejo más efectivo de los conflictos.
Avances en convivencia escolar: una mirada al futuro
En paralelo, Varela también reflexiona sobre los avances que ha experimentado el país en cuanto a la convivencia escolar. Uno de los hitos más relevantes es la creación de la Política Nacional de Convivencia Educativa, lanzada en 2024. Esta política, que ha sido actualizada con el tiempo, aborda no solo la resolución de conflictos entre estudiantes, sino también el bienestar de los docentes y la relación con las familias. La vinculación con universidades y la colaboración con comunidades escolares han sido fundamentales para fortalecer esta política pública, basándose en la investigación y la evidencia.
Sin embargo, un tema central que Varela subraya es el bienestar de los docentes. “Según un estudio reciente, uno de cada tres profesores enfrenta angustia y desgaste emocional al iniciar el año escolar, lo que impacta directamente en su capacidad para gestionar el aula y resolver conflictos. Por ello, hacemos un llamado a directores, sostenedores y familias para que ofrezcan más apoyo a los docentes y trabajen juntos para reducir su carga laboral, lo cual es esencial para garantizar un entorno educativo más saludable”.
Finalmente, Varela destaca que, si bien las medidas como los detectores de metales pueden generar una falsa sensación de seguridad, estas soluciones no abordan los problemas profundos de la convivencia escolar. Para él, la clave es trabajar de manera integral con las comunidades educativas, y colaborar con actores externos como Carabineros y la Fiscalía, para atacar las raíces de la violencia y promover un ambiente de convivencia más pacífico y respetuoso.
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