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A Patricia Matte nadie le puede decir que es imposible hacer educación de calidad en sectores vulnerables. Está a la cabeza de la Sociedad de Instrucción Primaria (SIP), una institución que desde 1.856 entrega formación de excelencia e integral a niños de escasos recursos. Posee 18 establecimientos en diferentes comunas de la Región Metropolitana y su carta de presentación es justamente el buen nivel académico de sus alumnos.
Por Angélica Cabezas Torres.
¿Cómo llegó a trabajar en educación y a transformarse en una experta en el área?
Partí trabajando en temas de pobreza en Odeplan en los años 80. Participé, junto a Miguel Kast, en la elaboración del primer diagnóstico sobre la pobreza en Chile, el Mapa de la Extrema Pobreza. Ahí me dí cuenta que, una vez superada la desnutrición y las altas tasas de mortalidad infantil que afectaban a importantes sectores de la población más pobre, el gran desafío sería proveer educación y que ésta fuera de calidad.
Tuve la suerte de que en esa época me invitaron a incorporarme al Consejo de la SIP y así conocí más profundamente todo lo que en el ámbito de la educación se podía lograr, si se trabajaba en forma seria y con una mirada de largo plazo. Junto a mi participación en la SIP, fui parte de Libertad y Desarrollo y de esa forma también me involucré en el diseño y evaluación de políticas públicas en el ámbito de la educación y de la pobreza.
¿Qué cosas ha aprendido de su trabajo en la SIP?
Muchísimo, pero quizás lo mas importante es que en educación no hay una receta única y que para avanzar se requiere usar el método de prueba y error, y evaluar cuidadosamente cada metodología o herramienta pedagógica que se utilice. La SIP es como un gran laboratorio educativo, en el que cada cosa que se hace se evalúa y se sistematiza. No en vano tenemos más de 150 años de trabajo riguroso y probado como institución educativa.
¿Cuál es el sello que hace a la SIP una organización única?
El sello SIP es el amor y dedicación al trabajo bien hecho, además del gran equipo humano que tiene en su ADN el proyecto educativo que ha sido construido con la participación de generaciones de profesores, directivos y miembros del Consejo, que le han entregado su vida y que han tenido la generosidad de formar a las generaciones de relevo.
¿Cuáles son las claves para tener una educación de calidad?
Un buen proyecto educativo que contenga con mucha claridad el tipo de hombre y mujer que se quiere formar; profesores imbuidos de dicho proyecto y convencidos que todos sus alumnos, independiente del contexto socio económico y cultural de donde provengan, pueden aprender y llegar a ser grandes hombres de bien y excelentes ciudadanos; metodologías probadas y muy bien conocidas y manejadas por estos profesores y, finalmente, excelentes líderes, directores comprometidos en el día a día con los aprendizajes de sus alumnos y con una autonomía suficiente que les permita adaptarse a la realidad de sus estudiantes.
¿Cuál es la importancia de una formación integral para los niños y jóvenes de hoy?
Para mi educación es formación integral. Lo otro no es educación.
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