Muchas veces lo que menos hay, es tiempo para mediar situaciones conflictivas, pero es muy necesario dedicar espacios para hacerlo durante la clase o después de esta, ya que es la clave para poder fomentar un buen clima en el aula.
Una de las tareas más difíciles de un profesor es promover un buen clima en la sala de clases mientras está entregando un contenido para el aprendizaje. Nuestra tendencia es a disociar ambos aspectos como cosas distintas, sin considerar van de la mano, y deben ocurrir simultáneamente. No olvidemos que un buen clima en el aula va a promover y fomentar un mejor aprendizaje.
Cuando un alumno siente que en su clase es querido por los demás, que se respetan sus ideas, que puede preguntar los que sea, y considera que su profesor está realmente interesado en lo que le sucede, sus ganas de aprender irán en aumento.
- Lo primero es que la profesora o profesor sea cercano, cariñoso, accesible y al mismo tiempo sea firme y claro con respecto a aspectos que no dejará pasar. Los niños deben percibirlo con respeto, pero muy cercano.
- Es importante identificar a tus alumnos y conocerlos para abordarlos tomando en cuenta sus diferencias. Por ejemplo, si un niño reacciona muy mal cuando está enojado, debo dialogar con él posterior al conflicto y no en medio de éste.
- Es importante tener acuerdos que hayan creado en conjunto. Deben estar de manera visible en la sala de clases y deben utilizarse en todo momento para mediar situaciones.
- Los niños deben conocer cuáles son las consecuencias a la transgresión de estos acuerdos, y lo ideal es que estas consecuencias sean formativas y relacionadas con lo ocurrido.
- Es importante no pasar por alto situaciones que se dan a diario en medio de una clase; niños que se ríen de lo que dijo un compañero, o niños que ofenden verbalmente a otro. Hay que manifestar de forma directa y explicita por qué no se tolerarán estas acciones.
- Es importante enfatizar constantemente a los alumnos que todos cometemos errores, que nadie es perfecto, que nadie es malo, sino que hacemos acciones que no muestran amor o respeto, etc., y que todos tenemos la oportunidad de aprender y escoger hacer mejor las cosas.
- Escuchar y conversar con todos los niños involucrados en un conflicto ya que es una interacción y todos son responsables de haber respondido o reaccionado de la manera en que lo hicieron. Todos tienen algo que aprender de lo ocurrido.
- Cuando se dialoga con los niños involucrados en algún conflicto hay que hacer preguntas abiertas: ¿Qué fue lo que pasó? ¿Cómo sucedió? ¿Qué crees que provocó lo sucedido? Esto permite comprender mejor lo ocurrido y que todos interactúen.
- Guiar a los niños a reparar las situaciones en las que provocaron daño. Mostrarles lo importante de pedir perdón y especificar en qué se comprometen.
- Felicitar y reforzar positivamente frente a los demás cuando los alumnos estén esforzándose o acercándose a las acciones esperadas. Por ejemplo: “Hoy quiero felicitar a Javier porque se esforzó por invitar a compañeros que no son sus más amigos a jugar a la pelota”.
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