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Chile demanda técnicos con competencias laborales y socioemocionales, capaces de relacionarse con facilidad en la empresa. ¿Cómo lograr este objetivo? Trabajando en conjunto, articulando la educación media técnico-profesional con la superior y estrechando los lazos con el sector productivo.
Por Angélica Cabezas Torres
La Fundación Arturo Irarrázaval Correa bien sabe de los retos del sector técnico: pronto cumplirá 100 años trabajando por una educación media técnica profesional de calidad para nuestro país. Hoy se ha propuesto ayudar a los 90 colegios que componen la red para lograr una efectiva articulación con la educación técnica superior y a establecer una estrecha relación con las empresas. Aldo van Weezel, director de Gestión Educacional de la Fundación, profundiza al respecto.
¿Cuáles son las claves para articular una red de colegios técnicos y trabajar en conjunto?
—Las claves para articular una red de colegios son tres: objetivos comunes, confianza y apertura para compartir experiencias. Tener metas comunes es el punto de partida para poder armar una red y sostenerse en el tiempo. En el caso de la red de la Fundación Irarrázaval, más allá de que está compuesta por 90 colegios TP, existe una profunda convicción por entregar una educación de calidad en sectores de menores recursos, acompañada siempre por una valiosa formación cristiana. Por lo tanto, los colegios de la red están siempre buscando mejorar en su ámbito de acción. Esto no significa que los colegios sean similares. De hecho, existe heterogeneidad en la red. Cada proyecto educativo tiene su propia realidad, sus propios alumnos y profesores, pero comparten los mismos objetivos a mediano y largo plazo.
La confianza es el “pegamento” que mantiene a los colegios unidos en la red. Este es quizá el elemento más complicado de generar, ya que requiere tiempo y contacto personal entre los directivos de los diferentes establecimientos. Afortunadamente, la Fundación tiene espacios de encuentro personal entre los directivos de los colegios mediante una serie de seminarios que organiza, incluyendo un gran seminario anual para todos los miembros de la red.
El tercer elemento necesario para articular una red de colegios es la capacidad de compartir experiencias, buenas y malas, con los demás miembros. Esto implica generosidad por parte de los colegios, que son capaces de abrirse a los demás para mostrar aquello que les ha resultado y aquello en lo que han fracasado. Estas experiencias sirven a los otros establecimientos para desarrollar buenas prácticas y no cometer los mismos errores.
Si falla uno de estos elementos, entonces es muy difícil que la red funcione.
Ustedes han estado trabajando en articular la educación técnica media con la superior, ¿cuáles son los desafíos que aquí se plantean?
—Existen varios desafíos y de diversa índole, pero es posible afirmar que el más grande de ellos es lograr el encuentro entre el colegio y el centro de formación técnica (CFT). El primer paso, por lo tanto, es sentarlos en la misma mesa a conversar sobre lo que tienen en común y lo que los diferencia. Una vez que esto ocurre, el proceso de articulación puede llevarse a cabo. La idea de la conversación es establecer la brecha existente entre el colegio y el CFT, y proponer las soluciones que la acorten y permitan la articulación efectiva. Con esto me refiero a la capacidad de los estudiantes de ahorrarse uno o dos semestres de la carrera en el CFT porque ya vienen con esas competencias desde el colegio.
Por supuesto, acortar la brecha es más fácil en teoría que en la práctica, ya que puede requerir desde intervenciones en el currículum del colegio hasta capacitaciones de profesores. Además, es bueno tener en cuenta que la brecha puede estar presente no solo en la formación técnica de los estudiantes, sino también en su formación en áreas transversales como lenguaje y matemática.
¿Cuál es la relevancia de un Consejo Asesor Empresarial (CAE) en la formación que entregan los liceos técnicos?
—La existencia de un CAE no solo es relevante, sino fundamental en un liceo técnico profesional. La preparación de los estudiantes de un liceo técnico debe estar orientada al trabajo y los CAE cumplen allí una función esencial al orientar al liceo en tomar las mejores decisiones respecto de qué y cómo enseñar aquello que es valorado por la industria según la especialidad que corresponda. Esto es particularmente importante en los tiempos que corren, donde la tecnología se vuelve obsoleta con rapidez y los procesos cambian constantemente. Los CAE se convierten así en la gran conexión que tiene el liceo con la industria hacia la cual irán sus egresados.
¿De qué manera deben estar conformados estos consejos para ser efectivos?
—Un CAE efectivo demanda dos condiciones. La primera es contar con la presencia de empresas que tengan cierto liderazgo y relevancia en la industria y zona geográfica donde operen. La segunda condición es que sea de alto nivel, es decir, que las empresas sean representadas en el CAE por un directivo importante dentro de la organización, de modo que tenga la visión de futuro necesaria para poder impactar en las decisiones que tome el liceo respecto de la enseñanza de sus estudiantes.
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