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Regístrate y accede a la revistaEl salón de clases puede potenciar la efectividad del aprendizaje activo.
En cuestión de espacios, necesitamos que el lugar donde desarrollamos clases sea amigable, presto, y en algunas instancias, hasta responsivo. En pocas palabras, un aliado para el aprendizaje activo del estudiante. Esta corriente didáctica nos llama a poner al estudiante al centro de su propio proceso educativo, tomando un rol activo dentro del mismo.
Lo que podemos hacer como maestros es una cosa, pero, ¿qué puede hacer el recinto de clases por nosotros, para ayudar al alumno a tomar agencia sobre su propio proceso de aprendizaje?
Si existen dudas acerca de la forma de hacer que el espacio de enseñanza trabaje para nosotros, a continuación compartimos cinco recursos para integrar tecnología educativa y aprendizaje activo a las aulas.
Algo tan simple como el corcho en la entrada del salón puede ser de gran ayuda para construir una experiencia de aprendizaje activo. El board es una plataforma de información, que obliga a los maestros a ser concisos y visuales.
A través del uso de notas, figuras, diagramas y otros elementos creativos que cambien periódicamente, los alumnos pueden registrar datos y recordarlos mejor que con la transmisión de grandes cantidades de información en periodos cortos de tiempo.
Esta práctica abre también la puerta a otras actividades como la discusión en clase sobre los temas elegidos para esta exhibición o inclusive se puede invitar a los alumnos a elegir el tema del board y a producir los materiales visuales para llenarlo; afianzando así el entendimiento y la memoria de lo aprendido y dándole al alumno un rol aún más central en el aprendizaje de determinado tema.
Especialmente en el caso de los estudiantes más jóvenes se puede incentivar su aprendizaje con un buen arreglo de los elementos generales del aula. Las cualidades principales a las que se debe aspirar al momento de acomodar los objetos en el salón son la simpleza y la facilidad de comunicación.
El espacio debe ayudarlos a estar tranquilos, sin demasiado estímulos y al mismo tiempo ofrecer esa cercanía física con sus compañeros de clase y el docente. Para convertir el arreglo del salón en un instrumento de aprendizaje, necesitamos entender que el diálogo es tan es crucial como la concentración.
No hay un arreglo “unitalla” para todos los salones, porque es recomendable tener uno que sea flexible y pueda funcionar igual para formar una mesa de conversación o para permitir que los alumnos trabajen individualmente en determinado proyecto.
Las aula invertida o flipped classroom implican una inversión de las actividades escolares. En lugar de revisar los contenidos en clase y encargar para trabajo posterior actividades que refuercen el aprendizaje, este enfoque propone pedir a los alumnos que revisen el material antes de la clase para poder realizar actividades con relación al tema durante la misma.
De esta manera, el alumno se hace responsable de interactuar con los contenidos de la clase en el tiempo y forma que elija, también incentiva el diálogo, las mesas de trabajo y otras actividades que refuerzan la comprensión del material a través del aprendizaje activo.
Una de los aspectos más importantes en el salón de clase es el control del ruido, inclusive en las actividades que requieren trabajo de grupo, es importante manejar el ruido que generan.
Existe un efecto psicológico del ruido, puede generar estrés y dificultar la concentración de los estudiantes. Es importante que el aula esté construida de forma que el sonido no rebote y organizar las interacciones, ya sea para hablar por turnos o comunicarse sin alzar la voz al punto que rompa la concentración de otros niños.
Darles a los estudiantes su propio espacio para trabajar y ser creativos es crucial en el desarrollo de un buen proceso de aprendizaje activo. Una zona de ejercicio libre es un espacio donde el estudiante decide aspectos básicos de su propio aprendizaje, como los contenidos y materiales que usará, por ejemplo. Al ser suyos estos elementos, se genera un sentido de responsabilidad y motivación para aprender.
El aprendizaje activo consiste en hacer al estudiante protagonista de su propia jornada de enseñanza, hay que recordar que procurar un ambiente seguro en el que todos los alumnos puedan desarrollar su individualidad y encontrar el balance al trabajar en equipo, es crucial para poder aplicar todos los demás recursos que nos ayudan a hacer un mejor uso del espacio en este enfoque didáctico.
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