En el país existen 60 universidades, 44 institutos profesionales (IP) y 59 Centros de Formación Técnica (CFT). Todos, actualmente, son evaluados bajo los mismos estándares por la Comisión Nacional de Acreditación (CNA): número de docentes con magíster y posgrado, número de libros en la biblioteca y nivel de investigación, son algunos de ellos. Sin embargo, cada una de estas instituciones tiene una misión distinta, explica el presidente de la CNA, Matjo Koljatic.

Fuente: La Tercera Foto: CNA- Chile

El objetivo de los CFT es formar profesionales en carreras cortas, que les permita ingresar al mercado laboral en un máximo de tres años, mientras las universidades apuestan por programas de más alta complejidad y con una duración de cinco o más años.

Es por esto, que la CNA aplicará -desde marzo de 2014- nuevos criterios de acreditación para los CFT, que ofrecen sólo carreras técnicas. Se trata de una acomodación de los actuales criterios. “Estábamos midiendo con la misma vara a instituciones con propósitos muy diferentes. Con los nuevos términos de referencia, específicos para CFT, se facilitará el trabajo de autoevaluación y diagnóstico de las instituciones, y también el trabajo de los evaluadores. Permitirá, además, una mejor evaluación de la calidad de la educación”, explica Koljatic.

¿Cuál es la importancia de la acreditación? Además de certificar el aseguramiento de la calidad, es requisito para que los alumnos de una institución puedan optar a becas y créditos del Estado.

Según la CNA, a la fecha, hay 17 CFT acreditados, cuatro no lograron obtener la certificación y 38 no se han presentado al proceso. Es decir, el 72% de estas instituciones no está acreditada. Con la medida, se estima que podrían estar 30 planteles acreditados.

Una situación que afecta a más de 131 mil alumnos que están inscritos en los recintos, según cifras del Consejo Nacional de Educación, y que representan al 13% total de la matrícula del sistema de la educación superior.

Con todo, son las instituciones que menos se presentan al proceso de acreditación y las que menos logran la certificación, según el presidente del Consejo Nacional de Instituciones Privadas de Educación Superior (Conifos), Ricardo Correa. “Muchos no se presentaban porque las condiciones para ser evaluados eran injustas para los CFT, nos medían como una universidad. Es más, por esto mismo, muchos bajaron sus matrículas al no contar con beneficios del Estado y cerraron. En 2012, habían 70 CFT, hoy hay 11 menos”.

NUEVAS REGLAS

La nueva normativa contempla que la evaluación de los planteles técnicos sea obligatoria en dos áreas: gestión institucional y docencia de pregrado. La diferencia con las universidades e IP, es que en los CFT se simplificarán los criterios y la información requerida.

Por ejemplo, en gestión institucional -actualmente- se les pide a las instituciones contar con una biblioteca y con número de libros dependiendo de la matrícula. Esto, dejará de correr para los CFT desde 2014, “no tiene sentido, les pediremos que tengan buenos laboratorios, por ejemplo”, dice Koljatic.

Otra de las áreas obligatoria es docencia de pregrado. En ésta, ya no se medirá a los planteles por sus docentes con doctorado, por ejemplo.

Según el documento de nuevas pautas de evaluación, en esta área se considerará la dotación y calificación de los docentes. La idea es que todos los profesores cuenten con el título y que su currículum sea pertinente para la materia que enseña.

Además, se medirá la capacidad de los CFT de actualización de sus programas de estudios y que se adecúen a los cambios del mercado laboral.

Asimismo, en las áreas de certificación optativa, se eliminan para los CFT los apartados de investigación y docencia de posgrado. Sólo optarán a vinculación con el medio, por ejemplo, servicios orientados a la comunidad.