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Regístrate y accede a la revistaEstablecimientos centrados en el aprendizaje poseen un bajo porcentaje de abandono, mientras que los centrados en la acogida y en hacer sentir bien a los estudiantes, poseen un mayor nivel de deserción.
Erradicar la deserción escolar es un sueño de muchos directivos de establecimientos educacionales, sin embargo la efectividad de sus estrategias no es la misma. Un grupo de académicos de la Universidad Diego Portales, entre enero y diciembre de 2011, realizaron un estudio que midió la tasa de completación de enseñanza media en alumnos de liceos municipales y subvencionados, el cual entregó interesantes resultados.
El estudio denominado: “Mapa de la efectividad de la Educación en Chile: Factores de gestión asociados a la completación de estudios secundarios”, y financiado por el Fondo de Investigación Educativa (Fonide) del Ministerio de Educación, reveló que el 71,1% de los estudiantes que cursaron la educación media en 2005, lograron egresar del colegio en un período de 4 años, más 2 años de gracia; mientras que el 28,9% no logró terminarlo en el período esperado y el 12,86% no apareció registrado en el sistema.
Conversamos con Viola Espínola, Directora de Magíster en Liderazgo y Gestión Educativa y la investigadora que encabezó este estudio. Ella destaca el instrumento de medición que emplearon, diferente al utilizado por el actual índice de deserción que sólo es una fotografía año a año del abandono escolar. “Nosotros hicimos un cohorte en la trayectoria escolar de los estudiantes desde 1º medio hasta que egresaron de 4º medio, con un margen de dos años por eventuales repeticiones de curso. Entonces buscamos determinar cuántos de los alumnos que entraron en 1°medio efectivamente lograron terminar su escolaridad”.
Primero se realizó un análisis de todos los liceos del país, considerando a los alumnos que entraron en 2005 y terminaron en 2010. En la segunda etapa “hicimos una división territorial de cómo se comportaban las tasas de completación (TC) de todos los liceos de Chile, por región y por comuna. Finalmente tomamos de la Región Metropolitana los liceos más vulnerables, y de esos seleccionamos 8 que tienen bajas tasas de abandono escolar y 8 con altas, para indagar en las razones de ambas situaciones”, cuenta Viola.
Los factores de la fórmula exitosa
El estudio reveló algunos aspectos que serían esenciales a la hora de retener los alumnos, y son la razón de las diferencias entre los establecimientos con baja y alta deserción escolar.
–Preocupación por identificar a los niños que necesitan ayuda de manera temprana y el acompañamiento en sus estudios. “Los apoyan, les dan reforzamiento escolar, nombran tutores dentro de los profesores, se preocupan de las notas, conversan con la familia, etc. En cambio en los colegios con una baja completación no existe la noción de prevenir el riesgo escolar”.
Foco en el aprendizaje. Mientras que los liceos con alta retención poseen un marcado foco en el logro de los aprendizajes de sus estudiantes, los establecimientos con baja completación están preocupados en hacerlos sentir bien. “Este resultado es bien sorprendente, porque siempre se había pensado que la acogida era muy importante para retener a los estudiantes”, asegura Viola.
Equipos directivos muy bien constituidos y muy potentes. “Es gente que manda mensajes muy claros a los profesores: el objetivo es el aprendizaje. Trabajan en equipo y hay una clara distribución de tareas.”
Gestión curricular. “Los colegios con alta completación presentan flexibilidad para ajustar los programas de asignatura y las formas de evaluar, a las dificultades de sus alumnos, en cambio en los establecimientos con baja completación la flexibilidad solo se da en la evaluación, en el sentido de hacerla más laxa y pedirle menos a los niños.”
Integrar a la familia. Los colegios con baja deserción incorporan a la familia, aunque saben que son complicadas y que los padres no siempre van a estar disponibles. Aun así dicen “estas familias tienen que aprender a apoyar a los niños”, mientras que en los liceos con índices de abandono altos, sucede todo lo contrario, las familias se mantienen al margen.
Equipo empoderado. “Encontramos que en los establecimientos con una alta completación existe una percepción del equipo empoderado para resolver los problemas de aprendizaje, a lo que llamamos locus de control interno: “Nosotros podemos resolver este problema, es nuestro”. Mientras que en los establecimientos con altos niveles de deserción, los equipos ven esta situación como un problema social, ante el cual no pueden hacer nada. A esto le llamamos locus de control externo”.
¿Hacía dónde deberían apuntar las políticas públicas para fomentar la retención de alumnos?
Las política que hemos tenido hasta ahora han sido política que ha abordado el tema social y económico, hay becas para los niños, hay apoyo económico para los establecimientos que atienden a niños en riesgo, pero no hay un apoyo explicito para trabajar la retención desde dentro de los colegios. Entonces claramente el foco tiene que cambiar desde el apoyo económico a las familias a un apoyo a los profesores y a los equipos internos de los colegios. Tenemos que tener una política de información y de fortalecimiento de la gestión en este tema. Los liceos deben saber que la prevención hay que hacerla temprano, conocer los indicadores que permiten predecir a los niños en riesgo, etc. La literatura internacional muestra que tan sólo con indicadores educativos, de repitencia, notas y comportamiento, tan temprano como en 3° básico tú puedes predecir qué niño es altamente probable que deserte en algún momento de su trayectoria escolar.
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