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Escasez de tiempo para la familia, el ocio y actividades de esparcimiento, son aspectos que desgraciadamente afectan la salud mental de los profesores, que finalmente recae en los alumnos.
Por Marcela Muñoz
Según el Primer Censo Docente (2012) realizado por Eduglobal y Profedatos, el 25% de los docentes dispone de menos de una hora semanal para ocio o esparcimiento. Se trata de 12 mil educadores que confesaron no tener tiempo para realizar sus actividades personales.
De hecho, Chile cuenta con la carga de horas lectivas o de enseñanza más alta de los países de la OCDE, lo que equivale a aproximadamente 70% del tiempo contratado. Según Hernán Hochschild, Director Ejecutivo de Elige Educar “este es un problema importantísimo del modelo educacional. La cantidad de espacios no lectivos es un buen indicador para entender cuánto valoramos el trabajo de los profesores, su planificación y preparación”.
Es que el manejo del tiempo se ha convertido en una habilidad prioritaria, ya que no solo permite al docente mejorar su desempeño sino que, al encontrar más espacios libres, se reduce el estrés, se mejoran las relaciones familiares y se abren espacios para practicar actividades saludables. “Por el contrario, la escasez de tiempo arrastra, sin duda, disfunciones a nivel de la salud mental, depresión y trastornos, que pueden llegar a afectar hasta los propios alumnos”, asegura la psicóloga de la Universidad Católica y Directora de Valoras UC, Isidora Mena.
DATOS REVELADORES
Tal como se indica en el Primer Censo Docente, el 29% de los profesores trabaja 10 a 12 horas semanales no remuneradas en labores educacionales y actividades relacionadas, lo que corresponde a un cuarto de su jornada laboral. Un 15% de ellos destina hasta 20 horas en la semana a ese tipo de funciones, sin compensación económica a cambio.
A juicio de la sicóloga este fenómeno “se debe a la forma de organizar el tiempo en la escuela y derivado de ello, los contratos docentes”. El sistema escolar no está organizado para que los profesores puedan planificar, corregir y coordinarse curricularmente en la escuela. “A los educadores se les paga por las horas frente a alumnos por lo cual se trata de un problema grave, que otros países y mejores escuelas han resuelto, invirtiendo más recursos para pagar estas horas”.
La situación no sería grave si la escasez de tiempo no afectara el rendimiento de los profesores. “No tener el espacio para coordinarse, planificar y evaluar en la escuela, significa que estas actividades tienen que hacerlas en su casa… o no. Las dos alternativas inciden directamente en el estrés y la salud mental”, apunta Isidora Mena.
¿Qué ocurriría si un médico opera todo el día sin preparar o estudiar las operaciones? ¿O un arquitecto que presenta planos sin organizarlos o un ingeniero que hace puentes sin planificarlos? “Un modelo educacional que dificulta el trabajo de los buenos profesores tiene un problema grave. Es clave permitir espacio para organizar bien el aprendizaje y evitar llegar a extremos de estresar al máximo a la persona, obligándola a trabajar horas fuera de contrato”, señala Hochschild.
Tal como revela el Censo Docente, el 12% de los encuestados destina más de tres horas a trabajo con alumnos y apoderados, actividades de orientación y manejo del comportamiento, sin recibir algún tipo de remuneración económica a cambio.
CONSECUENCIAS
¿Qué sucede, entonces? Lo más probable es que para planificar bien una clase los profesores se vean obligados a utilizar parte del tiempo destinado a la familia y a su propio descanso. Para Isidora Mena, “esta situación les acarrea problemas familiares y agotamiento, pues de todas maneras deben ir a la feria, cocinar, intentar conversar y contactarse con la familia, el problema es que lo hacen apurados y estresados”.
Por otra parte, el censo también reveló que el 35% de los profesores destina solamente una o dos horas diarias a su entorno más cercano. El 9% de ellos apenas alcanza a estar menos de sesenta minutos en familia. Y si es poco el tiempo que les queda para estar en familia, peor es lo que ocurre con las actividades recreativas, ya que el 25% de los encuestados cuenta con apenas una hora a la semana para aquello.
“Pero si los profesores deciden y optan por no descuidar tiempo con sus familias y su vida extra laboral, lo más probable es que no alcancen a preparar sus clases, ni corregir pruebas. En ese caso, los problemas se les suscitan en el aula, pero también en la relación que tienen con sus colegas de trabajo. En consecuencia, se produce stress, ahora derivado de una mala evaluación docente y de no poder manejar a sus alumnos. Es difícil controlarles cuando no se ha planificado bien una materia”, apunta la sicóloga.
SOLUCIONES
A juicio del director ejecutivo de Elige Educar, “la nueva propuesta de carrera docente, es una gran idea, porque apunta justamente a mejorar el caso de las horas no lectivas”. Aunque todo indica que se requiere aumentar estas últimas, es difícil determinar cuánto es lo necesario y qué impactos tendrá, considerando además que es una política pública de alto costo.
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