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Regístrate y accede a la revistaPor estos días, Chile y Bolivia se encuentran en la Corte Internacional de Justicia de la Haya, en los alegatos orales sobre la demanda de Bolivia contra Chile para negociar una salida al océano Pacífico, que el país altiplánico perdió tras la Guerra del Pacífico. ¿Cómo dos países vecinos llegan a tener visiones distintas y opuestas de un mismo hecho histórico? Hay quienes señalan que la historia es contada por los vencedores, pero en este caso, los vencidos han contado su propia historia también.
El litigio entre ambos estados inició en abril de 2013, cuando el gobierno de Evo Morales presentó una solicitud para que dicha Corte “falle y declare que Chile tiene la obligación de negociar de buena fe con Bolivia un acuerdo pronto y efectivo que le otorgue una salida plenamente soberana al océano Pacifico”.
El gobierno de Morales asegura que a lo largo del siglo XX, Chile ha ofrecido solucionar el tema de un acceso soberano al mar tras la Guerra del Pacífico de 1879-1883, cuando Bolivia perdió 120.000 km2 de territorio y 400 km de costa, su única salida al mar, pero que nunca cumplió.
Chile ha señalado que el Tratado de Paz de 1904 definió los límites de mutuo acuerdo, por lo que no existe ningún tema pendiente con Bolivia respecto a una salida al mar.
En este escenario, las declaraciones del presidente Evo Morales, han sido calificadas como provocadoras, mientras que Chile se ha mantenido en lo general, tranquilo y apelando siempre a su fortaleza jurídica.
Pero la historia, que pareciera ser tan objetiva y así de clara, en Bolivia tiene otra mirada. El profesor de la Universidad de Santiago Cristian Garay, quien es Doctor en Estudios Americanos, Mención en Relaciones internacionales, hace mención a un estudio que realizó, de un elenco de textos de historia de Bolivia. “…en ellos detecté poca presencia de historia académica o universitaria y más bien una historia dejada a escritores, eruditos y abogados. Claro está que en los años recientes hay historia más acorde a criterios académicos. Como rasgos dominantes estaban un carácter axiológico, la historia presentada como bien y mal, y una radicalidad respecto de la imagen de Chile. Junto a ello habían muchos errores de nombres o caracterizaciones (mapochinos por santiaguinos) y errores en apellidos”.
Durante esta semana en el país altiplánico hay todo un mover social respecto de lo que ocurre en la Haya. Desfiles y actos públicos que buscan mostrar internacionalmente la necesidad de Bolivia de tener una salida al mar.
En Chile en cambio, no hay tal efervescencia, El profesor Garay señala que sin embargo “se ha advertido un quiebre generacional respecto de las opiniones dominantes sobre este asunto. Si bien la opción negativa a Bolivia es la dominante y se ha ido acrecentando gracias en parte a la conflictividad del discurso de Evo Morales, diría que ha habido una minoría resistente, tanto por razones de latinoamericanismo como por razones más ideológicas (boliviarianas). Eso hace ver la opinión pública chilena menos homogénea que la boliviana.
El académico señala que “ Algunos pensamos que debe haber un discurso más potente no solo jurídico, respecto de las relaciones chileno-bolivianas. Pero hay que considerar como decía un subsecretario, que Bolivia va a ser vecino siempre, y eso debiera moderar las posiciones maximalistas”.
Respecto de cómo se enseña historia en Chile, el doctor en Estudios Latinoamericanos señala que “ésta enfatiza los mismos hechos propios de todos los discursos constructores de nación en todas partes. Los hay y mucho más visibles en Bolivia. Son elementos que además están expresados en el relato de nuestros himnos, partiendo por el nacional hasta Adiós al Séptimo de Línea, y constituyen formas usuales. Algunos han propuesto narrativas tri o binacionales, pero yo me opongo a esto, porque se trata de narrativas dirigistas, más bien debiera atender a hacer coexistir narrativas, pero eso requiere de reciprocidad y eso no existe en Bolivia”.
En Bolivia, por ejemplo se constituyó míticamente un héroe indígena que faltaba en la historia de la guerra del Pacífico, Juancito, al cual se la han ido agregando datos y otros elementos, para integrar la masa indígena.
Reconoce Cristian Garay, que en Chile hay fortaleza de la enseñanza de la historia, como lo es la modernidad y la pluralidad o diversidad de posiciones. “Es una historia construida con elementos metodológicos y material bibliográfico reciente. Aunque es cierto que actualmente estamos invadidos de escritores y divulgadores. Esto hace contraste entre lo que la gente sabe y lo que cree saber, traducida en un disenso con la supuesto historia «oficial» y lo que llamaríamos la historia oculta, secreta o alternativa.. También hay una intoxicación con lenguaje políticamente correcto y teorías modernas al debate, desde movimientos sociales a indigenismo, pasando por el constructivismo. Pero esto mismo nos muestra una enseñanza de la historia plural dentro de los márgenes del currículo”.
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