Estimada Directora,

Se habla mucho de los profesores. Se los elogia y critica con la pasión de un hincha del fútbol viendo un partido de su equipo. Cada uno tiene su docente favorito, la tía que le enseñó las primeras letras, el profe bueno para la talla, la maestra estricta…

Todos dejaron su huella en nosotros y por eso los recordamos, con nostalgia, alegría, admiración y también —por qué no decirlo— con cierta incomprensión por su rol de modeladores de una siempre rebelde juventud. Pero nunca con indiferencia.

Se piensa mucho en ellos. Inspiran movimientos ciudadanos con miles de seguidores en internet, cada experto en la materia tiene una tesis propia sobre cómo podrían hacer mejor su trabajo o sobre cómo debiera ser su carrera profesional docente.

No obstante todo lo que se habla y se piensa en ellos, la realidad es que, al menos en nuestro país, se hace poco por los profesores. La pedagogía sigue siendo vista como la Cenicienta de las profesiones universitarias: mal pagada y mal conceptuada, todo el mundo cree poder enseñarles algo a quienes nos enseñaron buena parte de lo que sabemos.

Esta revista es una de las excepciones a esta regla. Un intento por ser una herramienta útil para los profesores en su trabajo. Con el ojo puesto en la sala de clases, el clima de aprendizaje, las nuevas tendencias y las materias a enseñar, es una publicación para maestros interesados en ser mejores, que se atreven a profundizar, inquietos por saber más y mejor. Para educadores que cada vez que entran a un aula están conscientes de la responsabilidad enorme de ir, clase a clase, cambiando la vida de sus alumnos y, a través de ellos, forjando el futuro de un país.

Manuel Fernández Bolvarán

Editor coordinador de Educación 2014, El Mercurio